Reviven “polleros” ruta por altamar para traficar migrantes; cobran hasta 3 mil dólares por alcanzar costas de Oaxaca

La opción se hace viable debido a los más de 10 retenes de agentes migratorios, de la Guardia Nacional y de policías estatales que hay entre Tapachula y Tapanatepec

Reviven “polleros” ruta por altamar para traficar migrantes; cobran hasta 3 mil dólares por alcanzar costas de Oaxaca
Foto: Archivo
Sociedad 03/12/2022 08:16 Alberto López Morales / Corresponsal Actualizada 08:16

Juchitán.— Para librarse de asaltos en caminos despoblados y evadir el pago del paso en los retenes policiales a lo largo de unos 300 kilómetros de la carretera que lleva de Tapachula, Chiapas, a San Pedro Tapanatepec, Oaxaca, los migrantes que entran a México por la frontera sur retoman rutas marítimas de la mano de polleros, quienes aprovechan la falta de vigilancia en el mar.

 

Una de las rutas marítimas más usadas en los últimos cuatro meses, reporta el fundador del albergue Hermanos en el Camino, Alejandro Solalinde Guerra, es la que sale de Puerto Madero, municipio de Tapachula, a Puerto Paloma, en la jurisdicción de San Pedro Tapanatepec, en la región Istmo.

 

De acuerdo con varios testimonios de migrantes que sobrevivieron al naufragio de una lancha que transportaba al menos a 35 personas y en el que murieron cuatro, el pasado 18 de noviembre, son los polleros los que han comenzado a ofrecer este tipo de viajes.

La opción se hace viable debido a los más de 10 retenes de agentes migratorios, de la Guardia Nacional y de policías estatales que hay entre Tapachula y Tapanatepec, señalan.

 

Por un viaje de Puerto Madero a Puerto Paloma, cada migrante debe pagar 400 dólares (unos 8 mil pesos). A diferencia de otras rutas marítimas, muchos escogen Puerto Paloma como destino porque a 40 minutos en motocicleta está el módulo donde se entregan los permisos de tránsito.

 

Es así como los migrantes están recuperando las rutas marítimas que tantas vidas devoraron hace 15 años, frente a las playas de Cachimbo y Aguachil (Laguna Inferior), en San Francisco Ixhuatán. 

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Entre finales de julio y principios de junio de 2022, pescadores de esas dos comunidades ixhuatecas rescataron los cuerpos de cuatro personas que expulsaron las olas del Pacífico. Después se sabría que pertenecían a migrantes cubanos que viajaban en lancha desde Paredón, Chiapas, a la entrada norte de Mar Muerto, con acceso al Golfo de Tehuantepec.

 

Las playas de Ixhuatán y San Francisco del Mar, municipios vecinos del Istmo que colindan con la Laguna Inferior, fueron habilitadas desde hace años por las bandas de polleros como puntos de desembarco o recarga de combustible, explican pobladores que piden el anonimato.

 

Pescadores de media docena de cooperativas que navegan hasta la desembocadura del Pacífico, frente a Paredón, revelan que todo el año cruzan lanchas cargadas de personas.

Son botes conocidos como de 25 pies, de siete metros de largo y uno 80 de ancho, con capacidad de una tonelada y media y un motor de 75 caballos de fuerza, que consumen 33 litros de gasolina por hora. Por eso naufragan en alta mar, porque suben hasta 30 personas adultas con peso promedio de 80 kilos y no calculan el gasto de gasolina.

Los sobrevivientes del último naufragio narran que en la lancha quedó superada la capacidad máxima y que, en las maniobras para surtirse de combustible de los bidones, unas personas se desacomodaron y el oleaje hundió la nave.

 

“Es un negociazo”

 

Desde Puerto Madero, Puerto Arista, Paredón y Cachimbo, los polleros manejan precios desde los 400 hasta los 3 mil dólares, con la promesa de trasladar a las personas migrantes a cualquier punto de la costa oaxaqueña, hasta Huatulco, y de ahí por tierra, como ocurre desde Cachimbo a Las Palmas (Ixhuatán), en donde hacen 200 viajes diarios a 2 mil pesos cada uno.

 

“¿Le parece mucho dinero?”, preguntan los pescadores. La respuesta llega desde el albergue Hermanos en el Camino, en Ciudad Ixtepec: El tráfico de personas es “un negociazo”, denuncia Solalinde Guerra, quien añade que “se entiende el extraño silencio de las autoridades. Nadie cuida el mar y nadie busca a los náufragos”, acusa.

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“¿Qué han hecho las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) frente al arribo masivo de migrantes en Chiapas y Oaxaca?” interroga.

 

“En el sur de México abrieron un gran corral para migrantes y en Tapanatepec establecieron el principal centro de tráfico del país, porque engañan a los migrantes con permisos que no valen y no sirven”, denuncia.

Con nueve o más desaparecidos del naufragio del 18 de noviembre pasado, en el albergue de Ixtepec hay familias que no superan el dolor de la pérdida de los suyos, pero han decidido seguir el viaje. Jovani, Édgar y Jhoana, que perdieron a sus hijas menores en el naufragio, preguntan lastimeramente: “¿a qué regresamos a Ecuador sin familia y sin nada?”.

 

Ante el tráfico de personas, los asaltos y extorsiones a migrantes y el dolor que causa la muerte y la desaparición en el mar a estas personas, el sacerdote y activista Alejandro Solalinde Guerra advierte: “si no se ayuda a Tapanatepec (donde hay unos 15 mil extranjeros), y si el sur de México no deja de ser ‘corral migratorio’, la crisis será mayor, con violencia y enfermedades”.

 

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