Roscas de reyes, sustento y hermandad para niñas y niños de casa hogar en Tuxtepec

En esta ciudad del norte de Oaxaca ya es una tradición adquirir la creaciones que se hornean el refugio Harvest, que resguarda a menores que sufrieron abandono o violencia

Roscas de reyes, sustento y hermandad para niñas y niños de casa hogar en Tuxtepec
“Las roscas de reyes son importantes para nosotros porque simbolizan una opción en la vida para quienes no tienen posibilidades". Foto: Antonio Mundaca
Sociedad 07/01/2024 10:47 Antonio Mundaca Actualizada 10:47

Tuxtepec.- Cuando sea grande, Nahomi sueña con tener su propio horno con gavetas, charolas y muchos panes que sepan a vainilla. Llegó a la Casa Hogar Harvest cuando tenía dos años, un refugio para menores donde vive desde entonces y que para ella es más que una casa temporal, es un punto de encuentro con hermanos, su verdadera familia. Aquí año con año se realizan roscas de reyes, así que poco a poco la joven ha ido descubriendo que su vocación tiene sabor dulce.

Ella, junto a los 26 menores que viven en la Casa Hogar Harvest, ha vuelto tradicional en la ciudad de Tuxtepec una rosca de reyes de mantequilla y azúcar, que además del sabor y los ingredientes, lleva el significado profundo de quienes las realizan: abrirse camino en la adversidad con el trabajo de sus manos. Nahomi era una bebé apenas cuando la institución donde vive y estudia comenzaba la difícil travesía de rescatar a niños y niñas que han sufrido violencia, abandono o pobreza en municipios de la Cuenca del Papaloapan, al norte de Oaxaca. 

whatsapp_image_2024-01-07_at_7.35.43_am_2.jpegFoto: Antonio Mundaca

A punto de cumplir 16 años, dice que lo que más le gusta es decorar los panes, la sensación de la argamasa entre los dedos y los destellos finales que deja el fogón caliente cocinado con colores. Era una niña chiquita a la que le tocó ver la transformación de un taller de repostería escolar y panes domésticos, en una panadería con horno y batidora gigantes, instrumentos que fueron donados y sirvieron de idea para hacer las roscas. Para ella, en el cuarto de cocina caben los sueños de adolescentes que construyen su deseo de salir un día con un oficio con el que podrán ganarse la vida después de una niñez negada, en la que casi ninguno de ellos ha tenido nada.

 

Una familia de cientos de panaderos 

 

Alejada del centro de la ciudad de Tuxtepec, la Casa Harvest es un páramo verde después de varias calles de tierra y arenisca. Es una casa-escuela con jardines y árboles frutales desde donde se ve el verde infinito del calor cuenqueño. 

A metros de donde se encuentra el taller de panadería donde adolescentes calientan el horno y los niños pequeños sellan las cajas, se ve una hilera de humedales que atraviesan la colonia Lomas de San Juan. La Casa Hogar está a 16 kilómetros del centro de Tuxtepec y atraviesa aserraderos los aserraderos de El Jimbal y la zona industrial del municipio. La casa se erige con sus paredes azules y blancas en medio de un paisaje verde y desierto. 

whatsapp_image_2024-01-07_at_7.35.43_am_3.jpegFoto: Antonio Mundaca

La Casa Hogar Harvest fue el sueño cumplido de Manuel Pérez Palma, el fundador del espacio que durante su vida se dedicó al altruismo silencioso. En 2008, tras su muerte un edificio lleva su nombre en una placa que recuerda que él también fue huérfano y se dedicó a rescatar a otros niños como él, dice Saraí Alemán Jacobo, directora de la Casa Hogar.

“Las roscas de reyes son importantes para nosotros porque simbolizan una opción en la vida para quienes no tienen posibilidades, lo que recaudamos nos ayuda mucho a comprar cosas para restaurar el edificio, solventar gastos muchas veces menores, pero sobre todo creemos que enseña a los niños el valor del trabajo, ellos participan en todo y se les paga. Ese dinero lo ahorran o lo usan para sus cosas”, sostiene.

Para Karla Contreras, una de las colaboradoras de la Casa Hogar, la rosca de reyes le enseña el amor al trabajo y las tradiciones. Durante los 8 años que llevan haciéndolas han ido superando las metas, no sólo las económicas, también ha contribuido al lazo que construyen los infantes con este lugar cuando se van al cumplir los 18 años.

“Muchas niñas vuelven a menudo a ayudarnos, recuerdan con cariño cuando decoraban las roscas o vienen después a comer con nosotras. Cuando son mayores de edad, la casa se dispone a que puedan irse, pero aquí somos una familia y en ese sentido el proceso de las roscas ha tocado a muchos de esos niños que se han vuelto adultos y eso que comenzó con una apuesta por enseñarles un oficio o darles herramientas se vuelve un vínculo cuando llega la edad en que deben salir a trabajar”, dice.

 

La hermana huele a vainilla 

 

El ritual que sigue Josías junto a otros seis de sus hermanos de la Casa Hogar cuando arranca el año comienza con preparar la masa  y ajustar el horno. Él es quien se hace responsable de la temperatura, de los cuidados y la seguridad de los más jóvenes. Tiene 16 años y sabe que al cumplir los 18 deberá irse porque el lugar también necesita espacio para refugiar a otros que vienen de instituciones como el DIF estatal o DIF Municipal.

whatsapp_image_2024-01-07_at_7.35.43_am.jpegFoto: Antonio Mundaca

El trabajo que realiza Josías es supervisado por un maestro panadero. Lo más rudo se lo llevan los mayores, como él, pero dice que lo hacen con gusto mientras embiste en la mesa la harina hasta transformarla en roscas calientes que venden entre 300 y 350 pesos en diferentes puntos de la ciudad de Tuxtepec

“Todos nos llevamos una parte de la ganancia de lo que se vende, se nos paga el trabajo que hacemos para nuestra familia, y lo que obtenemos también sirve para ayudar a la casa. Las maestras nos enseñan que esto que hacemos un día puede ser nuestro trabajo, por eso colaboramos todos. Otros de mis hermanos adornan los panes, otros hacen las cuentas o vigilan la mercancía”, dice Josía, quien antes de llegar a ese espacio, como muchos otros adolescentes, sufrió violencia. Ahora, pese a estar ataviado con un mandil y cubrebocas, no hay duda de que sonríe. Y  no se cansa de decir que disfruta mucho el olor de la vainilla en la masa recién horneada.

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