“Seguimos existiendo porque estamos resistiendo”, claman personas trans en comunidades indígenas de Oaxaca

De acuerdo con Mexfam, entre 2010 y 2020, en Oaxaca se registraron 25 casos de violencia contra personas de la comunidad LGBTIQ+; 7 de cada 10 son asesinatos, mientras que de 2015 a 2022 la Defensoría inició 34 indagatorias por actos de discriminación

“Seguimos existiendo porque estamos resistiendo”, claman personas trans en comunidades indígenas de Oaxaca
“Seguimos existiendo porque estamos resistiendo”, claman personas trans en comunidades indígenas de Oaxaca. Fotos: Mario Arturo Martínez
Sociedad 29/06/2024 14:53 Christian Jiménez Actualizada 14:53

Oaxaca de Juárez.–  “Marimar fue una estrella del tamaño del mundo", escribe Amurabi Méndez, amigo de Marimar o Estrellita Santiago, una mujer muxe asesinada en 2022 en el camino a Huilotepec, en la región oaxaqueña del Istmo de Tehuantepec.

Marimar era profesora de primaria en Salina Cruz; su cuerpo fue encontrado en un camino de terracería. "No existe paraíso muxe, nos siguen matando por ser quienes somos", completa Amurabi.

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Los datos le dan la razón. De acuerdo con un informe de Mexfam, entre 2010 y 2020, en Oaxaca se registraron 25 casos documentados de violencia contra personas de la comunidad LGBTIQ+ y de éstos, siete de cada 10 son asesinatos.

De 2015 a 2022, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) inició 34 indagatorias por actos de discriminación contra integrantes de la comunidad LGBTIQ+.

Sobre el tema, Emma Cruz, persona trans, parte del Movimiento LGBT Oaxaca e integrante de la Kiki House of Kabbalistikunt, la violencia contra las personas de la comunidad LGBTIQ+ y en específico contra las personas trans, que en Oaxaca es persistente, ha motivado que la comunidad levante la voz para exigir justicia.

En abril pasado se hizo una marcha a modo de "velorio", con la intención de que la gente "levante la voz por las personas que han sido violentadas y privadas del derecho indispensable a la vida por el simple hecho de existir y de ser nosotras mismas, mismos, mismes", sostiene.

Las personas de la comunidad LGBTIQ+, señala, encontraron la necesidad de que se documenten los casos de violencia en su contra, por ello decidieron abandonar el anonimato, sobre todo porque muchos medios de comunicación no les dan la importancia debida, dice.

Asimismo, en casos como el de Marimar, medios locales y nacionales no respetaron sus pronombres, ni su nombre de mujer trans, al informar sobre su caso.

"Integrantes de la comunidad han sido muy violentados y no se hace justicia", lamenta y menciona casos emblemáticos como el de Lx Magistradx, Ociel Bahena, quien era una persona muy allegada a la justicia, pero, pese a ello, su caso no se ha esclarecido.

"Por eso, lo que queremos hacer es, principalmente memoria, un reconocimiento, salir a la calle, marchar por quienes ya no están y pedir justicia por su partida", indica.

Asimismo, señala que en el caso del Mes del Orgullo, las manifestaciones no son sólo de celebración, sino también para mostrar y demostrar la unión de la comunidad en los casos que quedan impunes.

En el estado de Oaxaca, al menos 211 mil 547 personas, que representan el 6.9% de la población total en la entidad, se reconocen como parte de la comunidad LGBTIQ+,  de acuerdo con datos  del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

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"Queremos recordarle a la sociedad que estamos existiendo porque estamos resistiendo en  un sistema que nos ha criminalizado, violentado y asesinado", agrega.

El pasado 30 de marzo, en el marco del Día de la Visibilidad Trans, personas que se identifican bajo este espectro se reunieron en inmediaciones del Cerro del Fortín, a leer un pliego petitorio cuya demanda principal es la justicia para las víctimas de la violencia transfeminicida.

"El panorama de violencia en Oaxaca es muy grande, nuestros derechos son criminalizados", lamenta.

Fue en abril, cuando Emmanuel fue golpeada por un hombre que la agredió físicamente por transfobia, rompiéndole el pie. Sin embargo, relata que ese fue sólo el inicio de una serie de omisiones a sus derechos fundamentales, pues en el sector salud, no respetaron sus pronombres y la revictimizaron. 

"La violencia en Oaxaca es tan fuerte, pero por el miedo a represalias y la constante revictimización de las autoridades, muchos  casos no llegan a denunciarse", asevera.

No obstante, para ella, el levantar una denuncia por la agresión que sufrió fue muy importante, para sentar un precedente que impida que su agresor continúe agrediendo a otras personas de la comunidad.

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"Es necesario perder el miedo a las acciones jurídicas, el miedo que ha desencadenado la revictimización. Ya no queremos vivir en el silencio", reitera.

Emmanuel señala que, de acuerdo con las cifras de una investigación que ella realizó, de la mano con la asociación Transcontingenta, en Oaxaca durante este año no hay registros de transfeminicidio; sin embargo, durante la pandemia se documentaron tres casos de muertes violentas de personas trans.

En el país, la Casa Kenia Cuevas documenta, de enero a marzo, un total de 21 transfeminicidios. El primero de éstos, registrado el 6 de enero. En un mes, estima Emmanuel, es decir, hasta abril, los casos aumentaron a 28; sin embargo, ninguno de éstos fue investigando o documentado por los medios de comunicación.

"Por eso es necesario salir y gritarlo porque callarlo te hace parte del problema. Nos pega saber que el mismo estado es el que tolera la violencia. No nos cuida la policía, no nos cuida el estado, sólo entre nosotras y nosotrxs nos protegemos", dice.

A los transfeminicidios se suman también los casos de desaparición de personas trans, como el de Lilith Saori, quien desapareció el 2 de enero de 2023 en Puerto Escondido a donde fue de vacaciones con su novio y su prima. Hasta hoy, se desconoce su paradero.

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