“Quizá la convocatoria a la marcha fue para despistar”, comentan algunas de las que acudieron al llamado.
Neumáticos arden en el suelo, mientras la negrura del humo pinta el aire que cruza por las rejas que resguardan el complejo administrativo, donde las activistas pegaron carteles con el rostro de Juan Vera Carrizal y mensajes para exigir que se quede en prisión.
“Aunque realmente sepamos quiénes son, fuimos todas”, señala una activista que prefiere omitir sus datos, pues la seguridad de las mujeres que acuerpan las luchas queda en vulnerabilidad cuando su nombre o su rostro se conoce.
Con el transcurso de los días, grupos de mujeres se organizan para manifestarse en apoyo a María Elena, tanto en la Ciudad de México como en Oaxaca.
“Vamos a manifestarnos por María Elena, por la rabia que nos provoca el hecho de que cínicamente le nieguen la justicia, por las mujeres asesinadas, por las desaparecidas”.
La decisión de las mujeres de salir a las calles luego de conocer las novedades en el caso de Male es porque su lucha, afirman, es de todas: “¿Has escuchado la canción? Si tocan a una, respondemos todas”.
Dicen que las mujeres que se suman a las protestas están motivadas por sus historias personales, las de sus amigas, hermanas y madres, pues todas han vivido casos de violencia.
“El domingo 22 de enero del año en curso perpetraron dos feminicidios, desapariciones, acoso sexual, agresores en libertad, exigencia de giro de órdenes de aprehensión a feminicidas y violadores. Es algo que se vive día a día en Oaxaca”, externan las integrantes de la colectiva.
La convocatoria se lanzó de forma abierta para que todas las mujeres que deseen emitir un mensaje lo hagan: hay espacio para víctimas de violencia, sobrevivientes de feminicidio, familiares y madres de mujeres asesinadas, precisa una de las asistentes a la protesta.
Las intervenciones por las víctimas de feminicidio son parte de la jornada en la que también se exige justicia por María Elena: “nos indignamos y salimos a las calles por ella, porque sobrevivió y defendemos su vida como la de nosotras. Porque su causa es legítima y su caso, por lo grave que fue, no debe quedar impune.
“¿Qué mensaje le están mandando las autoridades a los agresores?, creen que pueden matarnos y continuar en libertad”, señala la activista.