A un año, no existen garantías para que regrese por temor a ser asesinada y eso la obliga a no revelar el lugar al que tuvo que mudarse de forma forzada.
“Somos un grupo de mujeres indígenas de la región. Y este tenemos varios años trabajando en las diferentes comunidades con hermanas mixes, chinantecas, zapotecas. Desde hace cuatro años nos instalamos en María Lombardo, pero hemos sido muy perseguidas, muy descalificadas en nuestro trabajo”, dice.
“A mí me ha amenazado de manera directa por teléfono, diciéndome que soy una 'vieja revoltosa, ignorante, igual que toda la organización' y también se lo dijo a una compañera. Él está vinculado al Poder que existe ahí en la región. Ellos controlan todo lo que podría ser la justicia, como es la Fiscalía, la agencia municipal y además trae un grupo armado. Él es empleado de base del INPI”.
La defensora asegura que cuando César Pulido la ha amenazado, le recuerda que es un empleado federal y que a él “nadie le hace nada”.
Silvia Pérez ya sufrió un intento de secuestro o “levantón” y sostiene que en este hecho está involucrado el funcionario del INPI, porque escuchó una llamada en la que asegura que escuchó su voz dando indicaciones para que “me dieran en la madre”.
[[nid:228412]]
Ante este intento de secuestro, recuerda que se fue varios años de la región, pero a su regreso nuevamente apareció César Pulido y volvió a amenazarla. Antes de su segundo desplazamiento forzado en marzo de 2024, menciona que la casa en la que se encuentra la organización ha sufrido ataques, como la destrucción de la malla de protección y allanamientos.
“Han allanado la casa, me han mandado mensajes diciéndome que me van a dar en la madre a mí y a mi hijo. Lo último que hicieron fue agredir a dos personas que me iban a poner unas celdas solares en la casa, los agredieron, levantaron a dos personas que iban a hacer el trabajo, a uno lo lastimaron mucho y lo llevaron ante César Pulido, quien entonces estaba como agente municipal suplente de María Lombardo”, relata.
Silvia Pérez apunta que además de las amenazas en su contra, también existe una campaña de difamación de su trabajo y en las cuales se le acusa de que la casa en la que presta atención a mujeres y niñas es un “nido de delincuentes” y “que parece un hotel de paso”.
“Difaman todo nuestro trabajo y la verdad que a mí me mete en una situación de crisis psicoemocional muy fuerte porque descalifica nuestro trabajo y me señala directamente y por este hecho yo tengo ya puesta la denuncia, y por la última agresión, me fui desplazada”.
Después de un año de su desplazamiento forzado, asegura que sigue esperando justicia y las garantías de seguridad para regresar a María Lombardo de Caso, y continuar ejerciendo su labor en defensa de los derechos humanos de las mujeres y niñas.