Advertidos por las convocatorias lanzadas a través de las redes sociales, los órdenes estatal y municipal intentaron blindar edificios, templos católicos, bancos y comercios, mientras que mujeres reprochaban que con esa atención, deberían atender los casos de violencia y muertes violentas de mujeres.
Al frente, las madres de María del Sol, Soledad, Dafne, Marielita y otras víctimas de feminicidio encabezaron la exigencia ante un gobierno que, señalaron, protege primero a los edificios.
Las mujeres reiteraron su indignación por los casos de violencia y marcharon bajo un intenso sol, acompañadas de infancias, que coreaban consignas como "la policía no me cuida, me cuidan mis amigas".
Luego de un breve mitin, al llegar al Zócalo de la Ciudad, las mujeres reiteraron su exigencia de justicia y derribaron las vallas que cubrían los muros de bancos y del palacio de gobierno.
Durante las acciones frente a la llamada por esta administración como "la casa del pueblo", policías tomaron fotos a las mujeres al frente de la protesta, mientras que, miembros del Cuerpo de Bomberos acudieron en un vehículo oficial para intentar dispersar a la multitud que exigía justicia por las miles de oaxaqueñas asesinadas. La jornada culminó cuando desde el interior del palacio de gobierno lanzaron dos bombas lacrimógenas, obligando a las personas a abandonar el área del Zócalo y la alameda.
Más tarde, el gobierno del Estado, pese a las personas que tuvieron congestión respiratoria por los gases, reportó saldo blanco en la marcha.