En ese entonces, a mediados de los años 60, Roselia dice que no perfilaba grandes cosas en su futuro inmediato, mas que cuidar chivos y quizá acabar la secundaria, misma que tras una breve, pero dura batalla con su madre, una mujer zapoteca rígida en sus valores, logró terminar en la entonces para ella desconocida ciudad de Guadalajara, en Jalisco, donde cumplió su sueño y concluyó su educación básica.

La primera década del nuevo milenio sacudió conciencias a favor de los derechos políticos y reproductivos de las mujeres. En esos años hubo reclamos en las comunidades indígenas del Istmo de Tehuantepec, como Quiegolani, Guevea, Lachiguiri y las poblaciones zoques de Los Chimalapas.

Esa nueva conciencia llegó con la bravura de la marea a San Mateo del Mar, donde en 2010, por primera vez una mujer fue electa para un cargo público: Reyna Gutiérrez, la primera regidora de mercados, hermana de Roselia.
La activista y referente de su comunidad recuerda que en esos años enfrentó constantemente los cuestionamientos de varones: “¿Cómo una mujer va a pisar el palacio?”, preguntaban entre risas. Entonces, los hombres no permitían ni siquiera que sus esposas fueran examinadas por médicos hombres”.
“No siento que sea un triunfo mío y no creo que las nuevas generaciones sepan que detrás de los nuevos tiempos protagonizamos grandes luchas para alcanzar lo que tenemos ahora. Yo espero que las jóvenes de las nuevas generaciones de San Mateo del Mar valoren los derechos alcanzados y peleen siempre para que salgan adelante y cristalicen sus sueños”, reflexiona.
El presidente municipal de San Mateo el Mar, Raúl Rangel, el gobierno paritario que encabeza, el primero en su tipo en la historia de esta comunidad ikoots, reconoce el esfuerzo de las hermanas Gutiérrez, Roselia, Beatriz y Reyna que contribuyeron a fortalecer la participación de las mujeres en la defensa de sus derechos políticos, de salud reproductiva y de derechos humanos.
En tanto, la activista muxe Amaranta Gómez Regalado, indígena zapoteca, destaca que Roselia Gutiérrez Luis visibilizó la lucha de este sector de la población al colocar la agenda de mujeres indígenas en plano nacional, sobre todo en materia de la salud sexual y reproductiva, defendiendo el tema de la prevención de embarazos no deseados o forzados.
Mientras que Beatriz Ramos, del área de programas sociales de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar (Mexfam), reconoce el gran papel desempeñado por Roselia Gutiérrez Luis, quien desde su comunidad ikoots, sin recursos, casi sola y en medio de un ambiente de hostilidad y machismo insertó entre los jóvenes, a través de la palabra, la cultura por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos.