Salvo pocas excepciones, este virus por lo general se había limitado a las regiones de África occidental y central, pero ahora estamos en una situación nueva que sorprende y genera preocupación.
Antes, la pequeña cantidad de casos que habían surgido en otras partes del mundo podían vincularse a personas que habían viajado a países afectados y lo habían traído a casa.
Ahora no está claro cómo se está contagiando la gente.
Aunque los pacientes están evolucionando de forma favorable, la comunidad científica se ha puesto manos a la obra para definir rápido lo que está ocurriendo.
Estas son algunas de las principales incógnitas que rodean a esta viruela del mono.
Parece haber bastante consenso en la comunidad científica sobre lo lejos que estamos de que la viruela del mono se convierta en otra pandemia.
Sin embargo, es una pregunta válida después de ver cómo una misteriosa neumonía en China terminó convirtiéndose en una pandemia global que obligó a confinamientos totales y medidas sin precedentes para contenerla.
¿Y por qué se considera improbable que se convierta en pandemia?
El primer motivo es que es muy difícil de transmitir de persona a persona, a diferencia de un virus respiratorio como el SARS-Cov-2.

Para contagiarse de otro humano se requiere sobre todo contactos estrechos, intercambio de fluidos temporales y roces directos o indirectos con material lesivo infectado.
Pero que los científicos estén descartando ahora mismo que la evolución en pandemia no implica relajarse. Estamos ante el mayor brote de viruela del mono fuera de África y eso requiere tomarse el asunto con seriedad y buscar respuestas científicas, lo cual nos lleva a la siguiente incógnita.
Responder a esta pregunta es la principal urgencia de los científicos, la clave para impedir que sigan apareciendo casos y descartar que los brotes puedan descontrolarse.
De momento, la viruela del mono parece estarse propagando sobre todo durante actividades sexuales, lo cual no implica que sea una enfermedad de transmisión sexual.
Es por eso que ahora mismo se investigan otras posibilidades de transmisión, como a través de aerosoles, "por si ha habido algún cambio en la forma en que el virus se transmite", añadió el experto de la Universidad de Cambridge.

Los primeros análisis genéticos sugieren que los casos actuales están muy estrechamente relacionados con formas del virus observadas en 2018 y 2019.
El investigador médico Sir Jeremy James Farrar, director de Wellcome Trust, una organización benéfica de investigación biomédica con sede en Londres, habló sobre la posibilidad de un "evento súperpropagador" donde las personas se infectaron y se llevaron el virus a diferentes países.
¿Los comportamientos sexuales facilitan la propagación? ¿Es solo una coincidencia? ¿Es una comunidad más consciente de la salud sexual y de hacerse chequeos médicos que faciliten el diagnóstico?
"Todos somos igualmente susceptibles ante la viruela del mono de acuerdo con lo que sabemos. No depende de la preferencia sexual y tampoco es una enfermedad de transmisión sexual", reiteró.
Por lo tanto, la razón de que estos brotes parezcan estar afectando más a esta demografía podría ser más una cuestión de suerte que una característica específica en la biología del virus.
Y que gracias a que la vacuna contra la viruela humana erradicada en 1980 parece funcionar contra la viruela del mono, aquellos mayores de 55-60 años que recibieron el inmunizador podrían estar más protegidos que los adultos más jóvenes que no han sido vacunados.
Es algo difícil de predecir porque todavía no se entiende completamente la magnitud de los contagios ni los motivos por lo que estamos viendo el mayor brote de esta enfermedad fuera de África.
"Ahora que ya se sabe que está circulando y que se ha dado esa información a la sociedad, lo lógico es esperar a que aparezcan más casos puntuales, pero que en el transcurso de cuatro o cinco semanas los casos vayan desapareciendo", explicó Raúl Rivas González, catedrático de microbiología en la Universidad de Salamanca en España.
"Cada vez es mayor el contacto con los animales silvestres por la deforestación, la urbanización descontrolada, el turismo y el cambio climático...hay un montón de factores que unidos a la baja inmunidad grupal hacen que puedan aparecer brotes con mayor frecuencia, que es lo que está ocurriendo", concluyó Rivas.
