Para 2023, fueron electos como mayordomos Margarita Toledo Pérez y su hijo, Miguel Ángel López Toledo. Para acompañarlos en la celebración, las y los capitanes son Carla Nicolás Ramírez, Aldrig García, Juan de Dios López, Azul Sicarú López, Ana Karen López, Érik Nahúm Martínez, Fernanda Matus, Érika Morales, José Ignacio Regalado, Génesis Natali López y Daniel Chaca.
Las y los participantes acotan que cada capitán puede invitar a las personas que desee a participar en la tradicional regada de frutas. Un pan con chocolate ofrecido antes de la invitación cierra el trato.
El 23 de mayo, las capitanas y los capitanes salieron a las calles de la Octava Sección a la regada de frutas. Esta costumbre, parte de la cultura zapoteca que persiste con el paso de los años, consiste en un desfile que recorre las principales calles de la sección.
Las capitanas y los capitanes montan caballos y carros alegóricos, con sus invitados, con quienes riegan frutas, alimentos, despensa, artículos de plástico para el hogar, entre otras cosas, para regalar a las y los espectadores.
El recorrido es encabezado por las y los mayordomos, así como por la reina de las festividades, quienes anuncian el inicio de la celebración y la vela Guie Cheguigu entre música de banda y fuegos artificiales.
El 24 de mayo se realizó la “lavada”, en la que las capitanas y los capitanes asisten con su familia a misa, al templo de San Vicente Ferrer restaurado tras el sismo; luego, en la cancha de la sección, se monta una enorme carpa cuyo cielo es adornado con banderas de papel picado de colores. Cada capitán tiene un puesto, con más de 100 sillas alrededor, donde ofrece comida y bebida a sus invitados.
Para asistir, las mujeres deben usar traje de gala o media gala, mientras que para los hombres es obligatorio llevar guayabera, pantalón negro y zapatos. Así es como en las actividades en torno a las velas de mayo es posible apreciar un desfile de textiles bordados a mano con flores de colores, en lienzos brillantes que conforman elegantes atuendos rodeados de joyería de oro.
Las mujeres ofrecen limosna, es decir, un donativo económico a su capitana o capitán, mientras que los hombres deben adquirir un cartón de cerveza.
Para hacer posible la fiesta, cada capitán y capitana invirtió más de 100 mil pesos, para poder costear los gastos. Para conseguir esa cantidad, ahorran de manera constante a lo largo de más de un año, en el que poco a poco van comprando lo que ofrecerán en las fiestas. Pese a la magnitud de los gastos, cada participante asegura estar satisfecho tras los esfuerzos económicos y físicos que realizan para llevar a cabo la festividad, pues éstos mantienen vivas sus tradiciones.