Y fuimos enseguida al terreno de una investigación un poco más selecta. Nuestro entrevistado conferenció largamente con el licenciado Caso y así pudimos saber por los labios de aquél algo más concreto que amplía el oportuno servicio de nuestro corresponsal en Oaxaca.
“La tumba descubierta es de origen zapoteca, sin discusión. Debe haber guardado las cenizas de algún remoto Zaachila—cacique también—hasta que la mano mixteca la rompió para enterrar con propósito de hacerlo por una eternidad, las cenizas de los grandes capitanes que durmieron tranquilos hasta nuestros días”.
“La decoración interior de la tumba corresponde claramente a la civilización zapoteca; pero las joyas son mixtecas y comprueban el extraordinario adelanto en que vivían esos indios a la llegada de los Conquistadores. Según la opinión del señor Caso—agregó nuestro entrevistado—el entierro de los Caciques debe haber sido muy a fines del siglo XV o a principios del siglo XVI”.
—¿Sabe usted o conoce qué emoción experimentó el arqueólogo cuando tuvo ante sus ojos la maravilla del encuentro? —El licenciado Caso no ha ocultado su alegría ni un sólo momento. Pero vivió desde el día en que descubrió la tumba en una constante incertidumbre porque no se le ocultaba el peligro de alguna posible inquietud de personas ajenas. Por eso guardó el secreto que vino a romper la pregunta de EL UNIVERSAL a sus representantes en Oaxaca. Por fortuna, ahora ya la cosa cambió, porque la zona está perfectamente vigilada. No hay peligro de que los gambusinos alarguen las manos.
“Considero muy difícil que la orfebrería moderna, a pesar de los recursos con que cuenta, supere en perfección o iguale siquiera, en belleza y en seguridad, al adelanto artístico de los indios mixtos que labraron con sus manos el oro, el jade, el cristal de roca, etc., etc., de que son los objetos encontrados en la “Colección Caso”, descubierta en Monte Albán.
“Los anillos de oro, de plata y de cobre están labrados en forma tal, que estoy seguro que antes de un año la orfebrería extranjera habrá lanzado al mercado la reproducción de estas joyas, introduciendo una nueva moda mixteca como se hizo cuando los descubrimientos de la zona de Luxor. El pectoral de oro macizo que pesa más de medio kilogramo, tiene grabada una cabeza humana coronada; un dibujo en filigrana de oro, decorada la parte superior de la placa y las fechas de su época cubren la parte baja de la misma placa, primorosamente acabados. Si no fuera porque la verdad de la cuestión es indiscutible, se llegaría a pensar que ese oro—por su brillantez y su pureza—había salido de las manos de un orfebre moderno. Lo mismo diré—agregó—de la corona del Cacique que cierra una pluma de ave hecha también en oro”.
“Se ha creído exagerado que existen en el hallazgo perlas del tamaño de un huevo de paloma. Yo las tuve en mi mano. Son perfectas: están perforadas porque formaban parte de algún collar y son de un oriente bellísimo. Y los collares de oro eslabonados en hilo del mismo metal purísimo y las cuentas de oro rutilantes”.
En seguida nos habló de los objetos de cristal de roca, “El vaso—dice—fue tallado con tal exquisitez, que tiene en parte el grueso de una hoja de papel. Maravilla observar su conservación. Sigue la colección de jades compuesta de collares de cuentas y de penates de un verde brillante”.
Después habló del cráneo humano: “Es perfecto y de dimensiones normales. Desde arriba del frontal hacia la bóveda craneana, está la incrustación de turquesas de todos tamaños y de todos los tonos. Es como un petatillo de gemas que hubieran puesto para cubrir el hueco. Y como un adorno singular tiene además del bello mosaico de la parte superior del cráneo otras turquesas incrustadas, abajo de los pómulos derecho e izquierdo. Hacia el agujero de la nariz está incrustado el puñal de obsidiana. ¿Qué explicación podría tener, este raro puñal? Seguramente que debe haber sido ese cráneo de alguien que por su vida mereció el honor de un mosaico de turquesas y de un puñal, introducido hasta la prisión del cerebro. Este objeto inspira respeto, admiración y encanto”.
“Los huesos labrados indican fechas; hay uno que tiene los días de la semana, en jeroglíficos mixtecas”. El licenciado Caso ha podido leer ya—descifrar—estos signos, porque corresponden al sistema de escritura nahoa, pues la influencia de los imperialistas mexicanos fue muy marcada durante diversas épocas, en el desarrollo de la cultura mixteca. Caso dijo, que si los signos fueran zapotecas, posiblemente no hubiera podido descifrarlos.
“Estos objetos de huesos humanos tallados, son viejos trofeos de guerra conquistados, probablemente, por los caciques que fueron enterrados en la tumba zapoteca”. Todo se aclarará a su tiempo. “Incuestionablemente que la tumba recién descubierta, es la más importante de que se tengan noticias en América”.
Tanto el licenciado Caso como el Gobernador del Estado, han recibido telegramas de más de trescientos periódicos de Estados Unidos y de las agencias vendedoras de noticias de Nueva York, pidiendo informaciones in extenso acerca del descubrimiento del que ya se tienen noticias por la información de EL UNIVERSAL, acerca de este asunto. Algunos telegramas anunciaron la salida, de corresponsales especiales rumbo a Monte Albán. También las universidades norteamericanas han preguntado con el propósito de enviar a sus profesores a la zona.
Cuando por las informaciones de EL UNIVERSAL, se supo en Oaxaca, la nueva del maravilloso descubrimiento, y digo maravilloso, porque lo es, se extendió en todos los ámbitos de la ciudad. Ya el pueblo oaxaqueño se siente dueño del tesoro y capaz de cuidarlo, como ha sabido cuidar joyas no tan valiosas pero sí tan queridas, como las descubiertas por el señor licenciado Caso. Todos esperan echar sus ojos sobre esos anillos, esos pectorales, esos jades y alabastros. ¡Ah! Nos olvidábamos de un anillo de oro de más de tres centímetros de alto, que tiene un colgajo en forma de águila. Y de la nariguera de oro que termina con un cascabel, que reproduce a maravilla un águila. Y cuando se agita la nariguera, suena divinamente el águila de alas extendidas que remata la joya.
El movimiento en favor de que Oaxaca conserve esas reliquias, crece; por más que todos saben que las joyas fueron halladas en una zona federal y por una exploración hecha por empleados federales.
—Cuando—concluyó nuestro entrevistado—pregunté al señor Caso su impresión, me contestó con una intensa naturalidad: “Esta satisfacción debe ser para la patria”. Sólo se espera en Oaxaca la llegada del gobernador López Cortés, quien ahora está en esta capital, para abrir la exposición que hará el Banco de México de la “Colección Caso”, como ya se le llama en homenaje a su descubridor.
Sin corresponder a una situación o distribución armónica, dice el licenciado Caso que se encontraban los cadáveres de los caciques. Tres de ellos a la entrada de la tumba, en la parte vecina a la antecámara, y los otros tres repartidos en todo el espacio. Todos estaban sentados con aire de dignidad, encima de unos pequeños asientos o pedestales de piedra. Uno de ellos, posiblemente el más rico o el que en vida ejerció mayor autoridad, sujetaba con la diestra el cabo de un riquísimo abanico de plumas, del que sólo pudo conservarse el mango, hecho de una varilla de primoroso jade. En la entrada de la tumba había, dice el Lic. Caso, rotas, adrede, unas vasijas zapotecas, posiblemente con el fin de borrar cualquier indicio con respecto a la existencia de los restos, pues ya se sabe que los caciques eran mixtecas y fueron enterrados sigilosamente en una vieja tumba zapoteca. Estas precauciones y esta premura se explican aceptando la hipótesis de que los mixtecas, ocupantes fortuitos de Monte Albán, hubieran sido sorprendidos y derrotados por los zapotecas, sus enemigos; y que habiendo sido tan intempestiva la lucha y tan descomunal, hubieran resultado muertos los caciques o señores mixtecas. Suponiendo que las cosas hubieran sucedido así, es muy lógico pensar que no pudiendo los mixtecas llevarse los despojos de sus señores y abrigando la esperanza de recuperar aquella posición, hubieran dejado provisionalmente sus restos, con las precauciones indicadas, para evitar que fueran violados y despojados de sus joyas.
Asistieron al acto, además de las personas citadas, un grupo de diputados y regidores locales, la directiva de la Cámara de Comercio y las autoridades militares. La exposición contiene más de trescientos objetos: desde las perlas, famosas por su tamaño, hasta cuentas de oro del calibre de una chaquira. Están colocadas dentro de vitrinas mandadas hacer con urgencia, sobre mesas bien dispuestas. Toda la masa popular oaxaqueña desde esta mañana rodeaba el Palacio, inquietísima por entrar y dar fe, con sus propios ojos, de la maravilla que asombrará al mundo entero. Después de haberse terminado la inauguración oficial, se le dejó entrar. Los soldados federales vigilan las joyas y ordenan, la entrada y la salida, de los concurrentes, con objeto de evitar aglomeraciones.
Oaxaca entera sólo se ocupa del asunto de las joyas sacadas de las entrañas de esta tierra, y en todos los tonos pide a sus representantes arreglen que el tesoro maravilloso no salga nunca del Estado, asegurando que sabrá cuidar la herencia tan valiosa de sus adelantados ancestros. Sería positivamente motivo de contrariedad popular el saber que se reclaman las joyas para México. Ancianitos llevados casi en brazos, van llegando al Palacio Federal para ver, en los últimos días de su vida, las riquísimas joyas encontradas. La intensidad emotiva que ha ocasionado el hallazgo, puede sólo compararse con la observada cuando el memorable templor de 14 de enero.
Palpando el sentimiento popular, pregunté al Lic. Caso esta mañana sobre el futuro de las joyas, relacionando la pregunta con la exteriorización del deseo popular de que permanezcan aquí. Él, me manifestó que considera indispensable llevarse las joyas, que son federales, a México, por muchos motivos. Sabe de antemano que el pueblo oaxaqueño querrá cuidarlas con todo amor; pero la obra del descubrimiento es principio de estudios de gabinete, de análisis y de investigaciones científicas múltiples. En Oaxaca se carece completamente de elementos para hacerlas.
El señor ingeniero José Reygadas Vértiz, Jefe del Departamento de Monumentos Artísticos, Arqueológicos e Históricos, de la Secretaría de Educación, nos dijo ayer acerca de la importancia de la obra que el licenciado Caso ha realizado en Monte Albán:
La exploración de la zona arqueológica de Monte Albán, iniciada el último mes de octubre por el Departamento de Monumentos de la Secretaría de Educación Pública, bajo la dirección inmediata del licenciado Alfonso Caso y con, la ayuda económica de algunos particulares, ha dado el más brillante de los resultados al descubrirse una tumba riquísima de origen zapoteca con objetos mixtecos que, por su cantidad y calidad constituyen un verdadero tesoro científico y material.
El descubrimiento ha sido el resultado de un esfuerzo perfectamente orientado desde el punto de vista científico, impulsado por el entusiasmo y gobernado por la más absoluta honestidad, cualidades todas características del licenciado Caso, a quien el Departamento de Monumentos confió la dirección inmediata de las obras, sabiendo de antemano que el resultado efectivo no se haría esperar. Gran esfuerzo costó al investigador la localización del lugar apropiado; pero la labor fue coronada por el éxito. Puede afirmarse que los descubrimientos últimos de las tumbas egipcias son tan importantes para su arqueología, como las de Monte Albán para la arqueología mexicana.
La manufactura de los objetos descubiertos es de primera calidad y abundante el número de las piezas preciosas, entre las cuales no fue encontrado un solo ejemplar de cerámica: los materiales son de oro jade, alabastro, cristal de roca y turquesa.
No es posible aún hacer una descripción científica detallada de tales joyas, ni siquiera de sus principales ejemplares. Fue necesario antes atender a su Seguridad, después de un levantamiento exacto de la localización de los objetos en el momento del descubrimiento, para la reconstrucción fiel del hallazgo, y la formación del inventario, tarea muy laboriosa por el número tan grande de ejemplares. En estos momentos se verifica en Oaxaca una exposición para que el pueblo oaxaqueño se de cuenta de la importancia del descubrimiento, y en breves días tendremos en México el tesoro de Monte Albán, porque es indispensable su traslado para su mayor seguridad, para su estudio y para que sea conocido de las autoridades federales.
Los mexicanos—nos dice el ingeniero Reygadas Vértiz—debemos estar orgullosos: el descubrimiento es íntegramente obra nuestra y todo, lo descubierto quedará en México y será debidamente estudiado y publicado. Debe hacerse notar, que la preciosa colección cuesta a México aproximadamente trece mil pesos, importe total de lo gastado en Monte Albán, correspondiendo dos terceras partes a lo aportado por la Secretaría de Educación Pública, y el tercio restante a lo suministrado por particulares, debiéndose tener en cuenta que dentro de esta cantidad está incluido el costo de las excavaciones en la Plataforma Norte de la Plaza Principal, que han puesto a luz una magnífica escalera de cuarenta metros, con alfardas de dos metros de ancho y el desplante de todo el edificio por sus lados Oriente, Sur y Poniente.