Entre verdes cerros, que emergen entre los pueblos de la etnia chinanteca, nace el paraíso, así se aprecian las cascadas y albercas naturales que se caracterizan por sus aguas de color esmeralda y turquesa, son consideradas una belleza natural, tesoro de un rincón de la región Cuenca del Papaloapan.

Las cascadas Arcoíris se convirtieron en un oasis para los habitantes de los municipios vecinos. Es considerado un lugar de aventura y esparcimiento familiar, y también es motivo de desarrollo para los habitantes de esta pequeña comunidad olvidada por sus autoridades municipales.

A poco más de 30 kilómetros del centro de Tuxtepec, en donde la sensación térmica raya en los 40 grados centígrados, las aguas del lugar conocido como El Naranjal ponen en el mapa a esta comunidad de aproximadamente mil habitantes.

Verdes horizontes

El agua cristalina corre entre abundantes árboles que mantienen verde todo a su alrededor. Su origen, “es allá, en lo más alto de los cerros”, describen con orgullo sus pobladores.

Algunos dicen que el agua proviene de un hermoso manantial cuesta arriba de la comunidad de Rancho Nuevo, en la sección El Naranjal.

Esta riqueza natural en forma de cascadas sólo se puede apreciar en todo su esplendor en la temporada de lluvias; en febrero, refieren los pobladores, la fuerza del agua termina y por ello las cascadas no son tan abundantes como en otros meses.

Llegar a este destino es recorrer -desde la cabecera de San José Chiltepec a este lugar-, unos 10 kilómetros sobre un camino de terracería, este recorrido también es disfrutado por los visitantes, por las bellas parcelas en las que descansa el ganado que pastorea en los infinitos campos verdes. De izquierda a derecha, el mismo escenario de pastizales muestra la esencia de la vida y actividades de la comunidad.

El sonido del arroyo, que baja y avanza hacia el rumbo del río de Chiltepec, anuncia que el edén de cascadas se encuentra cerca.

Ideal para vacacionar

Con las neveras al tope con cervezas, comida y botanas, José Luis Alvarado llega contento con sus familiares, quienes son originarios de Tuxtepec, pero tienen más de 12 años radicando en el estado de California, Estados Unidos. Juntos aprovechan las vacaciones para pasar un día de descanso; es una de tantas familias que disfrutan del contacto con la naturaleza.

La población, recientemente, vio potencial turístico en este espacio; sin embargo, el desarrollo de proyectos, inclinados hacia el ecoturismo, no han aterrizado a pesar de que los habitantes han realizado diversas solicitudes ante la Secretaría de Turismo del estado, con el fin de levantar la popularidad de su tesoro natural, pero considerando siempre el respeto al mismo e inculcarlo a sus visitantes.

El presidente del comité para la Conservación del Centro Ecoturístico, Juan Felipe Martínez, refiere que desde hace cinco años comenzaron con la realización del proyecto formal.

Con la cooperación que recaudan limpian el área, también han construido baños, palapas familiares con mesas y bancas para comer, así como una palapa general donde ofertan su gastronomía típica. Su enfoque para levantar este lugar contempla la conservación y el buen estado de los caminos que conducen al lugar y la propia vereda que lleva a la cascada principal, a unos cinco minutos del acceso.

Pese a sus esfuerzos, el proyecto no fue autorizado, éste incluía la construcción de cabañas, una tirolesa y sobre todo la promoción.

Hasta ahora la difusión de este centro se concentra en las recomendaciones de voz en voz de quienes lo visitan; pese a que han tocado puertas de instituciones oficiales, hasta el momento no han tenido éxito en conseguir el apoyo de las autoridades.