Nadia, ejemplo de lucha por los pueblos originarios

De raíces mixtecas, la ganadora del Premio Nacional de la Juventud 2018 habla de su pasado como migrante, lo que la impulsó para vencer las barreras de la discriminación

Foto: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL
Especiales 31/10/2018 15:43 Yuridiana Sosa Oaxaca Actualizada 15:43

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Confiesa que votó por Andrés Manuel López Obrador, y ahora le pide al presidente electo que voltee a ver a los jóvenes del país.

Dice que su vida no ha sido nada fácil y, a corta edad, emigró con su familia hacia campos agrícolas del país. Es la migrante oaxaqueña que obtuvo recientemente el Premio Nacional de la Juventud 2018, poeta en lengua mixteca que defiende sus orígenes. Reconoce: “Yo también he sido una ni-ni”, ante la falta de oportunidades de empleo.

Por una década, Nadia López García forjó a base de voluntad y recursos propios el camino para erradicar la discriminación contra los indígenas que hablan una lengua madre y fomentarla.

Hoy, la joven indígena se siente feliz, orgullosa, plena porque ha llegado a cientos o quizá miles a través de su poesía, su arma para erradicar la discriminación a los pueblos originarios.

Con las letras, batalla para eliminar en cada persona el sentimiento de culpa y miedo de hablar una lengua indígena, como le ocurrió a su madre cuando era migrante en Baja California, o el deseo de hablarlo sin prejuicios como ella  lo vivió.

El galardón recibido, asegura, es sólo el comienzo de una nueva etapa con la que buscará llegar a más niños y jóvenes que desconocen su lengua madre o no se atreven a difundirla por temor al rechazo.

“Este premio es un punto de inicio, por 10 años he trabajado haciendo talleres y recitales por cuenta propia, ahora que tengo más posibilidades, con más razón puedo continuar”, expresa Nadia, originaria de La Soledad Caballo Rucio, agencia de Santa María Yucuhiti, y hablante del mixteco.

Enseñanza y aprendizaje

La joven es imparable en su camino, de manera simultánea, trabaja en otros dos proyectos. Para Oaxaca, para los niños de su región, realiza un ejemplar con vocabulario mixteco, debido a que  los niños no hablan su lengua porque sus padres no les enseñan.

Los padres de esos niños repiten la historia que Nadia vivió con su madre, quien evitó hablar en tu’un savi frente a sus hijos para que no aprendieran y no fueran discriminados.

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Egresada en Pedagogía por la UNAM, recuerda aquel momento en la universidad en que tuvo necesidad de expresarse en su lengua a través de la poesía.

Trabajar para que ninguna persona se sienta ajena a su cultura es su misión. La satisfacción para Nadia no está en el pago económico que recibe por enseñar.

Para la poeta, la remuneración es lograr que los indígenas, de cualquier parte del país, se sientan orgullosos de sus orígenes, que lo vivan, lo hablen, lo vistan, conserven y difundan.

Nadia, reconocida por sus poemas en lenguas originarias, “Cenzontle 2017”, relata que en Ciudad de México trabaja con niños nahuas que desean hablar su lengua. A los lugares, dice, acude por sus propios medios, solventando pasajes y comida.

“No se rindan, hay que luchar”, llama a la juventud, que como ella lo hizo, deben compartir su tiempo de estudio con el laboral; dormir un par de horas cada día, decidir entre comer o comprar material de la escuela; seguir  adelante con sus ilusiones o dejar un sueño que parece imposible.

Por ello, la joven que venció las barreras de la discriminación, por ser indígena, joven, mujer y migrante, demanda al gobierno federal entrante que establezca las condiciones para un México más justo para que ningun niño y joven se quede sin estudiar.

“Hace tiempo gané una beca para estudiar en España, por lo que voté en el extranjero por quien ahora es el presidente electo; lo que le pido es que podamos vivir en un México en el que todo joven tenga la posibilidad de hacer su sueño realidad”, menciona.

Sin acceso a educación

De acuerdo con la encuesta intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México el promedio de escolaridad es de 9.2 años, es decir, poco más de la secundaria concluida.

En Oaxaca el promedio registrado fue de 7.5 años, sólo por arriba de Chiapas que ocupa el último lugar con 7.3 años.

En cuanto al nivel superior, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en su informe de 2017, indicó que México ocupa el último lugar —de los 36 países miembro— con acceso a una carrera  universitaria para los jóvenes.

 

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