Consulto como el PRI

Alejandro Hope

Esta semana, los diputados del PRI nos dieron una clase de imaginación política. Ante las dificultades de la reforma policial, optaron por cortar el nudo gordiano, por poner las cosas en blanco y negro. Con gran sabiduría, decidieron apostarle a la consulta popular para resolver el asunto espinoso del llamado mando único.

De este modo, si el Senado ratifica la hábil maniobra de los diputados priístas y la Suprema Corte de Justicia de la Nación le da luz verde al ejercicio, los mexicanos tendremos en la boleta la siguiente pregunta: “¿Estás de acuerdo en que nuestro país tenga 32 policías profesionales, una por cada estado, en lugar de las más de mil 800 policías municipales que de acuerdo a distintos estudios, están mal capacitadas, mal equipadas y mal coordinadas?”

Admirable claridad. Así el votante no tiene que preocuparse por matices. No tiene que saber que hay policías municipales más grandes, mejor equipadas y mejor capacitadas que muchas policías estatales. No tiene que enterarse que las corporaciones estatales son, en su mayoría, zona de desastre. No tiene que adentrarse en las múltiples fallas de diseño del Sistema Nacional de Seguridad Pública. No tiene que dilucidar cómo se financiarían tan excelentísimas policías profesionales, una por cada estado.

No, nada de eso. Aquí la cosa es binaria. Uno o cero. Blanco o negro. El Gordo o el Flaco. Policías profesionales (aunque imaginarias) o policías chafas (y bien reales). Nirvana o realidad.

Usted decide, querido votante.

Este método resulta tan sencillo y esclarecedor que su uso debería extenderse a otras áreas de controversia de la vida nacional. Por ejemplo, lo podríamos utilizar para resolver el asunto de la prisión preventiva. Se podría incluir en la boleta la siguiente pregunta: “¿Estás de acuerdo en que todo peligroso delincuente que sea detenido en posesión de armas de fuego debe ser enviado a prisión en automático y no dejado en la calle, con total libertad para cometer nuevas y graves fechorías?” Como se ve, la disyuntiva queda así clara: castigo a los delincuentes o impunidad para los malhechores. Nada de exquisiteces sobre el debido proceso que solo acaban confundiendo al respetable.

La misma mecánica nos podría servir para temas ajenos a la seguridad o la justicia. Por ejemplo, podríamos usarla para resolver controversias en materia electoral: “¿Estás de acuerdo en que los partidos políticos son unas rémoras que no generan beneficio público alguno y cuyo financiamiento debería dirigirse a construir escuelas y mitigar el hambre de los más necesitados?”

También podría funcionar para asuntos de corte fiscal: “¿Estás de acuerdo en que extender el IVA a alimentos y medicinas es una medida de absoluta racionalidad económica y que oponerse significa beneficiar a los más ricos, perjudicar a los más pobres, y condenar a la nación a la más absoluta de las ruinas?”

Incluso se podría adaptar a temas locales de desarrollo urbano: “¿Estás de acuerdo en que es una desgracia que nuestras venerables ancianitas tengan que caminar tanto para llegar al mercado y que dejarían de sufrir por sus juanetes si tan solo les pusiéramos un centrote comercial, con miles de lugares de estacionamiento, en la esquina donde está el parque que no usa nadie, salvo unos patinetos que, según rumores, le entran durísimo al chemo?”

En resumen, el PRI y sus aliados dieron con una fórmula maravillosa. Nada de complejidad, nada de detalles, nada de discusiones tediosas que solo les interesan a cinco académicos y tres oenegeros. Mejor confiar en la sabiduría de las multitudes. Mejor plantear la consulta como decisión entre el paraíso y el infierno. Así no hay pierde

Vox populi, vox dei.

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@ahope71

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