Escasez de medicamentos, la otra crisis que viene
Durante más de un año, el país ha comprado menos medicamentos. El resultado es una escasez cada vez más obvia de insumos
En México se está gestando otra crisis pública, paralela a la actual por el coronavirus. Durante más de un año, según documentos públicos revisados para esta columna, el país ha comprado menos medicamentos, menos insumos, con el alegato de que se combate a la corrupción. El resultado, me dijeron doctores y especialistas en hospitales del sistema de sanidad pública, es una escasez cada vez más obvia de insumos básicos, la multiplicación de casos detectados de medicamentos piratas y un retraso en la proveeduría de materiales, que no parece que se resolverá pronto.
Les cuento la historia desde el principio. En octubre de 2018, un grupo de funcionarios de la administración de Enrique Peña Nieto se reunió con integrantes del equipo de transición obradorista en la Secretaría de Salud. Hablaron sobre un proceso, entonces en curso, para adjudicar los contratos de materiales e insumos médicos que se usarían durante el 2019. Dos fuentes que estuvieron en esa reunión me dijeron que los funcionarios salientes preguntaron si los que llegaban querían que continuaran con las licitaciones. Respondieron que sí, y acordaron que algunos de los recién llegados serían vigilantes de la calidad del proceso.
Así que siguieron las contrataciones, que entonces se hacían a través del Instituto Mexicano del Seguro Social. Se adjudicaron más de 50 mil millones de pesos. Sirvieron para suministrar lo necesario durante 2019. En los años previos, me explicaron personas que coordinaban los procesos de compras en administraciones anteriores, el calendario era más o menos el mismo: entre abril y mayo recopilaban la información de qué se necesitaba en cada clínica y hospital, entre junio y septiembre se licitaba, entre octubre y noviembre se adjudicaban los contratos. Los proveedores tenían unos tres meses (el tiempo estándar para hacer pedidos de gran calado de materia prima a los productores principales, en China e India) para que los cientos de miles de medicamentos que se usan cada año se distribuyeran a partir de enero.
Ahora, veamos qué está pasando. En julio de 2020, el gobierno obradorista anunció que cambiaría su sistema de compras, para evitar corrupción y reducir costos, según su discurso. Anunciaron que las compras ahora se harían a través del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), una oficina que asesora e implementa compras públicas en distintos países.
El anuncio afirmaba que la compra se dividiría en abasto prioritario y regular. Según este plan, en enero abastecerían 325 medicamentos y materiales de curación. Hubo sesiones informativas en noviembre y diciembre, anuncios de que el proceso iniciaría en enero, pero nada de eso sucedió. Para el abasto prioritario el proceso no va ni al 30%.
Obtuve para esta columna algunos de los avisos que han recibido las empresas postulantes. Muestran que las licitaciones se han retrasado varias veces, primero a mitad de enero, luego a febrero. Ahora mismo, no queda claro cuándo terminará el proceso. Las negociaciones para los medicamentos de patente, que se hacen por medio de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), tampoco han avanzado.
En un tercer paquete de contratos, que abarcará medicamentos y material no prioritario, las licitaciones que recibirían propuestas a mediados de enero, se han retrasado un mes. El resultado actual es un limbo administrativo. México enfrenta el peor momento de la pandemia de coronavirus, un retraso en el programa de vacunación y los procesos de compra de insumos no están ni en adjudicaciones ni en firmas de contratos.
A esto se suma, según datos de la industria farmacéutica, que la administración obradorista debe a sus proveedores más de 2 mil millones de pesos, de lo que entregaron en medicamentos durante 2019 y 2020. Los próximos meses significarán el agotamiento de los insumos que quedan, dicen los especialistas, sin que se vislumbre en el panorama inmediato cuándo las farmacias del sistema de salud pública serán surtidas por completo, nuevamente.