Docentes hospitalarios en Oaxaca, aprender pese al dolor
“Sigamos aprendiendo en el hospital” busca activar a niños para que su estancia sea superada a través de la regularización; actualmente, se aplica en 7 clínicas

Por momentos, Estefanía olvida dónde está. Toda su atención está centrada en sumar decimales y el dolor de su cuerpo no le impide continuar aprendiendo. En bata y rodeada de otros niños, toma su lápiz y resuelve su tarea de ejercicios matemáticos, mientras descansa en una cama del Hospital Civil Dr. Aurelio Valdivieso, en la capital. Frente a ella, Jesús y José también se concentran en sus tareas escolares. Los tres tienen un interés común: estudiar aún hospitalizados.
Estefanía tiene 11 años y desde noviembre del año pasado ingresó a este hospital público, dependiente de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), donde ha sido operada en tres ocasiones del apéndice.
“Estoy con sumas y restas, con números decimales”, platica la niña, quien con las matemáticas intenta olvidar el dolor que le provoca la herida en su cuerpo, y sobre todo que desde hace más de un mes su mundo son los cuartos y pasillos de este hospital.
Al igual que José y Jesús, Estefanía es parte de los casi 100 pacientes de este centro médico quienes continúan sus estudios a través del programa “Sigamos aprendiendo en el hospital”, impulsado por el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).
Bajo esta propuesta impulsada desde hace más de una década en Oaxaca, la dependencia busca reducir el rezago educativo en los niños, quienes por circunstancias de salud tienen que abandonar temporalmente sus escuelas.
—Aquí primero es la salud del niño y después su educación, explica Eunice Ramírez Gómez, docente hospitalaria, quien junto con otras dos profesoras da clases a los pacientes de entre tres y 16 años, quienes se encuentran internados en las instalaciones.
—Es para detener el rezago educativo, porque cuando un niño se hospitaliza tiene estancias largas o cortas. Precisamente, por ello se les brinda esa educación, para que ellos cuando se reintegren a su escuela no tengan ese atraso y no pierdan el año, detalla.
En los hospitales, los docentes se encargan de aplicar el plan de estudios del nivel básico de educación, adaptándose a los tiempos de los pacientes y conforme a su interés por alguna materia, sin imponerles algún tema, para evitar que entren en estrés.
—Atendemos por cama y diferentes niveles escolares. Les preparamos las planeaciones conforme al avance del niño. Las clases pueden durar hasta una hora o menos. Nosotros nos adaptamos a los tiempos del niño. No es algo que se imponga, precisa Eunice.
Gracias a labor de personas como Eunice, a través de “Sigamos aprendiendo en el hospital”, el personal del área de pedagogía hospitalaria, adscrito al IEEPO, atiende entre 68 y 95 pacientes al mes en cada clínica.
Sólo durante el ciclo escolar 2017-2018, mediante el programa se impartió clases a 2 mil 598 pacientes menores de edad en hospitales de Oaxaca, dependientes de los Servicios de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
La escuela como opción.
En 2005 surgió este programa educativo para Oaxaca, luego de la firma de convenio entre la Secretaría de Salud y la de Educación Pública.
A través de este plan, los docentes buscan activar a los niños para que su estancia dentro de un centro médico sea superada a través del estudio, y se reincorporen a sus escuelas sin mayores afectaciones en su plan académico.
Actualmente, este programa educativo se aplica en siete hospitales del estado, ubicados en la ciudad de Oaxaca, San Bartolo Coyotepec, Tuxtepec, Juchitán de Zaragoza y Salina Cruz.
“Le voy a transmitir al menos un poquito de paz, una sonrisa, tranquilidad, para que también se le olvide el dolor de la enfermedad”, piensa Ana Laura, auxiliar de las profesoras.
También las familias de estos pacientes son testigos de una mejoría en la vida de cada menor, como Estefanía, quien mientras resuelve problemas de matemáticas, olvida que está hospitalizada, considera su tía Adriana Pérez.
—La distrae para que no piense en el problema que está pasando, y no pierde de que no vaya a la escuela, dice la mujer.
Lo mismo sucede con Jesús, de 12 años, quien desde el 22 de diciembre de 2018 se encuentra internado, luego de que resultara lesionado durante un robo cometido al interior de su casa, en Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la región de la Sierra Sur.
Mientras descansa, con su brazo derecho sostiene un globo, con el que hace con su tía una alcancía de un pingüino. La tarea final para este niño, que de grande sueña con ser bombero, será hacer un instructivo de esta figura. Esta actividad le ayuda a mejorar su estado de ánimo, dice su familiar.
A otros pacientes, como a José de nueve años, el programa le impulsa a disfrutar por primera vez del estudio. Estar en el hospital lo ha activado, dice, y ahora recibe clases de español.
Así, entre libros y ejercicios, pasa los días aquí desde el 29 de diciembre del año pasado en espera de mejorar su salud y ser dado de alta.