La última vez que sus padres y tres hermanos mayores supieron de él fue la mañana del 5 de diciembre de 2018. Ese día un amigo lo fue a buscar para “ir a comunidad”, ya que era parte del equipo de servidores de la Nación que levantaban el Censo de Bienestar; sin embargo, por su labor no recibía ningún pago.
Hasta ahora, María de los Milagros atesora el último mensaje de texto que su hijo le envió: “Me mandó un mensaje que decía que estaba bien, pero por sus ocupaciones no podía contestar: ‘No te preocupes, jefa. Te amo’”.
Ahora, ante la pandemia por Covid-19, las condiciones para seguir con la búsqueda de Fausto y otros hombres y mujeres desaparecidos en la región se han complicado, así como los caminos para exigir su aparición con vida.

“Mi esposo me dice que, primero Dios, va a aparecer. Con esto de la pandemia buscar está difícil, nosotros estamos enfermos y sólo salimos para lo indispensable (…) las autoridades sólo nos dicen que hay que esperar, que ahorita con lo del virus está todo parado”.
En la trinchera de las exigencias de justicia, la voz de Vicente Cerqueda es una de las que más fuerte ha sonado. Su hermano, el contador Juan Cerqueda, desapareció el 15 de junio de 2019, cuando se dirigía a su domicilio, tras visitar a su padre.
También, el aumento de delitos en esta región indígena ha generado que algunos pobladores pidan la destitución del actual presidente municipal.

De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGEO), desde 2017, en este municipio hay al menos 16 denuncias por desaparición de personas. Sin embargo, de acuerdo con Vicente, existen más personas ausentes: “Hay más personas con desaparecidos en sus familias, pero muchas de ellas no se animan a denunciar, incluso hay quienes, al ser monolingües, ven más trabas en los procesos y no lo hacen”, cuenta.
En el contexto de la pandemia, Cerqueda explica que el panorama para los familiares de las víctimas se ha complicado, pues los procesos de búsqueda se han alentado y sobre todo en los casos donde las cabezas de familia están ausentes, los familiares enfrentan mayores problemas económicos, pues con la contingencia los empleos y las ventas se redujeron.
“Hace un año esperábamos la visita del Presidente para externarle nuestras peticiones, pero no pudimos hablar con él, nos dieron un número de la Comisión Nacional de Búsqueda, donde sólo nos respondieron una vez (...) En la tierra de María Sabina ya no hay misticismo, sino miedo”, recalca.