A Dulce María la maternidad la sorprendió a los 14 años. Entonces estudiaba el segundo grado de secundaria cuando se enteró que se convertiría en madre a temprana edad. Lo primero que vino tras la maternidad fue el abandono de sus estudios.  Se convirtió en una más de las niñas que no tienen la posibilidad de asistir a las aulas y concluir la educación básica.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de una población de  un millón 52 mil 155 niños y adolescentes que viven en  Oaxaca, al igual que Dulce María,    104 mil 297 menores de cinco a 17 años  no asistían a la escuela hasta diciembre de 2017. Otros 115 mil 685 estudiaban y trabajaban.

En el caso de Dulce María, una nueva oportunidad le permitió retornar a las aulas  y a los libros: una beca que otorga el gobierno federal:   “Dejé de estudiar un año, me separé de mi marido y me vine a vivir con mi mamá, me vino a buscar una maestra y me dijo que había una beca para mí, para acabar la secundaria”, recuerda.

Fue a partir de este apoyo  de 850 pesos mensuales que Dulce María  regresó a la escuela a concluir su tercer grado de secundaria; no fue sencillo. Lo hizo mediante el  sistema no escolarizado y con un bebé en brazos.

“Ya me dieron mi ayuda para solventar lo de mi nene, porque yo soy menor de edad, no sabía ni cómo ser mamá, hasta ahorita estoy empezando a madurar lo que ha pasado”, dice la joven de ahora 17 años.

El futuro

Dulce María  y su hijo de tres años viven  con su mamá y su hermana en San Juan Chapultepec, agencia municipal de la ciudad de Oaxaca, y aunque fue beneficiaria del programa federal de becas a madres jóvenes y jóvenes embarazadas, para concluir su secundaria, ahora nuevamente está sin estudiar, pero con el anhelo de cursar el siguiente nivel,  el bachillerato.

Su propósito, explica,  es poder estudiar una profesión y darle mejores oportunidades a su hijo.

“Estoy buscando terminar mi prepa, para darle una mejor vida a mi hijo y tener una carrera. Más que nada, terminar mis estudios por él, para que él no robe o ande en la delincuencia”, platica convencida la joven mientras cruza una pequeña plaza con su pequeño hijo tomado del brazo.

El anhelo de Dulce María  no es sencillo. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la preparatoria es el nivel escolar en el que mayor porcentaje  de deserción se registra en Oaxaca.  Sólo durante el ciclo escolar 2017-2018, 14.2% de alumnos de este nivel abandonaron la escuela. En segundo lugar se ubica  el nivel superior con 9.2%, la secundaria registra  7.6% y  la primaria 3.9%.

Al igual que en el caso de Dulce, en  Oaxaca el abandono escolar se asocia principalmente   a  la  falta de recursos económicos  y a los embarazos. Según cifras oficiales,     en 18.1% de los casos de mujeres que abandonaron la escuela fue por embarazo, sólo en el 2017.

Para evitar que en Oaxaca las estudiantes dejen la secundaria por convertirse en madres, desde  2014 el gobierno federal apoya a las estudiantes con becas de 850 pesos mensuales, pero este apoyo resulta insuficiente, reconoce el Instituto Estatal de Educación Pública (IEEPO).

“El presupuesto no nos alcanza, lamentablemente, para cubrir todos los casos, realmente ni 5%”, detalla Laura Trujillo, coordinadora estatal del programa nacional de becas del IEEPO.

Este  apoyo federal es destinado a madres jóvenes y a estudiantes embarazadas, de 12 a 18 años, para concluir su secundaria. En 2018 fueron becadas 682 adolescentes en Oaxaca.