Censo 2020: el reto para los pueblos afro de Oaxaca

Tras ser reconocidos constitucionalmente, afromexicanos serán incluidos en conteo poblacional del Inegi, para lo cual se debe fortalecer labor de autorreconocimiento e identidad, dicen líderes y organizaciones

Fotos: Roselia Chaca EL UNIVERSAL
Estatal 25/08/2019 09:00 Roselia Chaca Río Grande, Tututepec Actualizada 09:03

Luego de alcanzar el  reconocimiento constitucional al pueblo afromexicano, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 9 de agosto,   las comunidades negras de la región Costa se preparan para el censo que realizará el Instituto Nacional de Estadística Geografía (Inegi) en 2020. Tras participar en un ejercicio piloto, por  primera vez  los afros serán contabilizados, logrando así que se les tome en cuenta en la composición poblacional  del país y que se  identifiquen  las  desigualdades socioeconómicas con las que viven los pueblos negros.

Juana e Hilario descansan en el corredor de su vivienda en Río Grande, agencia del municipio de Villa de  Tututepec, en la Costa Chica de Oaxaca. Él, pescador desde hace 71 años y ella, comerciante. La preocupación de estos dos  ancianos afros  es pasar los días en tranquilidad lejos de problemas, así que no están muy enterados de las últimas noticias sobre el reconocimiento constitucional que han logrado   después de décadas de lucha. Mucho menos saben que el próximo año el Inegi los incluirá en su censo.

Eso sí, ambos ancianos están muy orgullosos de lo que son, de su color, de su rizado cabello, de su picardía al hablar  y de su identidad como negros, al grado de burlarse de ellos mismos. La pena no es característica suya, son de mandíbula batiente al reír y al contar sus anécdotas de juventud cuando comercializaban pescado hasta el Istmo de Tehuantepec. Viven tranquilos en uno de los barrios de Río Grande y forman parte de los más de mil afromexicanos que habitan este pueblo reconocido como parte de las comunidades  de la  costa negra.

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“Si no contamos, no existimos”

De cerca, Apolinaria Havana Roque observa complaciente   a esta pareja de ancianos. Poli, como la conocen en el pueblo, es  una promotora de la cultura negra  a través de  programas en una radio comunitaria que luchó por el reconocimiento constitucional y  que ha sido funcionaria del Inegi.

 Ella  participó en la Encuesta Intercensal  de 2015, en la que   se incluyó la pregunta “De acuerdo con su cultura, historia y tradiciones, ¿usted se considera negro, es decir, afromexicano o afrodescendiente?”

Este proyecto estadístico piloto, que  se realizó porque el Estado mexicano recibió una recomendación de parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por  la exigencia de  grupos civiles y académicos, arrojó que en el país se reconocieron como afros un millón 382 mil 853 personas,  representando 1.2% de la población total; en Oaxaca se reconocieron tan sólo 196 mil 213, y es la segunda entidad con mayor proporción después de Guerrero.

Antes de participar en el  censo, al igual que muchos afros,  Poli vio en su color de piel y cabello mucha discriminación, a pesar de vivir en  un pueblo negro. Nunca se sintió a gusto, siempre se sintió “el frijolito en la familia”, ya que era la que tenía más acentuados los rasgos.

“Cambié  cuando supe de dónde venía, quién era, entendí que era especial, que pertenezco a un grupo peculiar, reducido en este país. Dejé de sentir pena y vergüenza, comencé a leer sobre la cultura negra, comencé a interesarme por la lucha de los hombres y mujeres de esta zona. Se me aclaró más cuando participé en la intercensal, también ahí entendí que antes de lanzar una pregunta, como la que se aplicó, se debe  concientizar, sensibilizar e informar a nuestra gente porque muchos se ofendieron con la palabra negro o no comprendían el término afrodescendiente”, explica.

Cuando supo a través de las redes sociales sobre el  reconocimiento constitucional, organizó con su agrupación  Concejo Afromexicano de Río Grande, del que es presidenta, una reunión en el kiosco municipal para informar a  300 personas  sobre la histórica resolución en el Senado. Aunque considera que eso no es suficiente, que se debe  recorrer pueblo por pueblo en toda la Costa detallando los beneficios del reconocimiento y prepararlos para el censo.

“En Río Grande muy pocos saben del reconocimiento, yo en mi programa de radio siempre lo informo. En cuanto al censo, se debe  hacer un trabajo muy grande para que todos nos reconozcamos ante la institución como afros, porque si no contamos, no existimos  y, al no existir, no hay políticas públicas adecuadas a nosotros”, reconoce.

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¿Afros e indígenas?

El Conteo Intercensal de 2015 —ese piloto estadístico realizado más por obligación que por voluntad— arrojó que en  69 municipios de Oaxaca  hay presencia de afromexicanos, pero se concentran en mayor medida en 16, siendo Pinotepa Nacional el que posee el mayor número, con 18 mil personas. Luego le sigue Villa de Tututepec con 17 mil, en tercer lugar está  Santa María Huazolotitlán con 5 mil, en cuarto  se ubicó Colotepec con 4 mil 232 y en quinto, Jamiltepec con 4 mil 142 habitantes afros.

El conteo  logró identificar la estrecha relación de algunas comunidades indígenas y afros, sobre todo  donde han mantenido vínculos de convivencia por su cercanía territorial, Oaxaca fue el que mayor afrodescendientes hablantes de una lengua indígena tiene, con  22% del total nacional, y hay mayor porcentaje de  mujeres que hombres.   

     
También se determinó que  la participación afromexicana en actividades productivas se da con más fuerza en Baja California  Sur y Chihuahua,  con más de 70% de su población; mientras que menos de 50% participa  en Oaxaca. En cuanto al analfabetismo en afros, la entidad que encabeza la lista es también Oaxaca.

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“Afromexicano”

El encerrón duró varias horas en una de las oficinas del Inegi en la Ciudad de México. Mujeres y hombres líderes afros de la Costa Chica se mantenían en la posición de que la pregunta de autoadscripción que se incluiría en el censo de 2020 debía contener  la palabra “afromexicano”, no negro, no mulato,  no afrodescendiente. El argumento era simple: así se reconocían y se identificaban oficialmente  después de años de lucha.   

Rosa María Castro, presidenta de la Asociación de Mujeres de la Costa de Oaxaca (AMCO), recuerda que el Inegi no aceptaba el término, que  insistía en  afrodescendiente,  bajo el argumento que cambiarlo podría causar confusión. Después de análisis y debates, ellas  ganaron.

“Nos incluyeron en el proceso. Fue   duro imponernos con el término afromexicano, pero como éramos como 20 hombres y mujeres afros nos impusimos, logramos convencerlos con argumentos. Llevamos más de 20 años luchando porque se nos reconozca, porque ya hicimos el trabajo interno de reconocimiento, están en deuda con el pueblo negro. No estamos mendigando nada, estamos exigiendo un derecho que ya se nos reconoció en la Constitución, ahora que nos cuenten bien para que conozcan, de manera oficial, los rezagos que padecemos”.

La líder de mujeres reconoce que es muy bajo el porcentaje de personas  afros que están enteradas de los nuevos logros; el reconocimiento y el censo. Sólo lo conocen los que tienen acceso a internet y a medios de comunicación, el resto está ajeno. Por eso, sostiene,  el trabajo que viene es más complicado, porque serán las organizaciones civiles y sociales las que se encarguen de masificar la información.

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Ante eso, los colectivos están armando campañas en radio local y, sobre todo, en  redes sociales;   buscarán expandirse a la televisión y  contar con  personajes populares,  cantantes o actores afros, para que lleven el mensaje de identidad, aseguran.

Su meta es que el próximo año sean más de 2 millones los mexicanos orgullosos de su raíz negra, el doble que en  2015.  

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