También es él quien insiste en que ante la falta de pistas deben investigarse y llamar a declarar a dos jóvenes mexicanos que estaban con él el día de la desaparición y que dejaron Osoyoos poco después.

La desconfianza de la familia sobre las acciones de la Policía Montada se debe a que pese a que el encargado de la búsqueda mostró al padre de Carlos el área que habían abarcado, los amigos del joven negaron que se haya realizado una verdadera movilización de búsqueda.
A ello se suma que hasta el momento la familia no ha tenido acceso al reporte de la investigación de la Policía, pues aunque por ley ésta tiene 30 días para entregarlo, solicitaron una prórroga por el mismo periodo de tiempo. Es decir, los padres de Carlos deberán esperar 60 días para saber qué acciones se realizaron para hallar a su hijo, lo que les hace pensar que en realidad no tienen ningún avance.
Sin embargo, cuando la familia comenzó su propia búsqueda y preguntó sobre la movilización de la policía, con sorpresa se enteraron que nunca hubo tal. “Yo le dije a la Policía y al Vicecónsul necesitamos hacer otra búsqueda, entonces habían pasado cinco días, les dije que a lo mejor mi hijo estaba tirado pero estaba vivo”.

Octavio narra que la negativa de las autoridades canadienses fue tajante, pues aseguraron que no podían hacer otra búsqueda mientras no tuvieran algún indicio, al respecto señala que el gobierno mexicano, a través del vicecónsul de Vancouver Luis Guillermo Elías Villanueva tampoco tomo una postura firme sobre el caso.
“Me parte el alma porque todavía había posibilidades de encontrar a mi hijo vivo, pero no hicieron una nueva búsqueda, yo pedí que presionaran, pero nunca la hicieron. Se siente uno indefenso porque la autoridad mexicana máxima allá no hizo lo posible para presionar y se hiciera otra búsqueda”, narra.
La familia insiste en que se debe de investigar los hechos que ocurrieron antes de la desaparición, y por tanto a otros mexicanos que estaban con Carlos y sus amigos, a quienes identifican como Omar y Antonio, originarios de Michoacán y Jalisco. “Qué es lo que pasó con ellos, por qué mi hijo salió corriendo, por qué estaba asustado. De ahí podían arrancar una pista, pero tampoco lo hicieron”.
“Realmente no les interesa, no sé si porque es mexicano o por qué, por eso yo le pedía al vicecónsul que acudiera ante otras instancias para que mínimamente haya una respuesta, son casi 30 días y mi hijo no aparece, pero lamentablemente no se hizo nada”.
Es por esa razón que la familia tiene como petición al gobierno mexicano que se eleve el nivel de atención a la desaparición de Carlos y que dejen de atenderlo mediante papeleo; en su lugar piden que la canciller Alicia Bárcena sea quien lleve la comunicación con las autoridades canadienses y así pueda realizarse una búsqueda seria del joven.

“Les pido a las autoridades que se pongan las pilas, han hecho caso omiso. Quiero que hagan todo lo posible para que encuentren a mi hijo, es un muchacho bueno, no se vale que las autoridades canadiense no hayan hecho nada. No son gente humana”, finaliza Ana María Monroy, la madre de Carlos.