Con obras a medias y demandas sociales sin cumplir, AMLO inaugurará Tren Transístmico en Oaxaca
Pobladores de comunidades indígenas, trabajadores y autoridades reconocen que no se han concluido las estaciones, faltan por cambiar puentes y no se han concretado obras prometidas para mitigar afectaciones
Matías Romero.– Con demandas sociales pendientes de cumplir, estaciones todavía en proceso de construcción y sin vigilancia alguna para garantizar la mitigación de daños ambientales, el presidente Andrés Manuel López Obrador inaugurará este viernes la rehabilitación del Tren Transístmico, considerado la columna vertebral del megaproyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) y que brindará servicio de pasajeros en el tramo que corre de los puertos de Salina Cruz, en Oaxaca, al de Coatzacoalcos, en Veracruz.
De acuerdo con datos oficiales, la rehabilitación de los 300 kilómetros de la red ferroviaria, que incluyó cortes de curvas y de laderas, costó 3 mil millones de pesos que se repartieron entre las empresas Regiomontana de Construcción y Servicios (RECSA) y Construcciones Urales, La Peninsular, Grupo Diamante, Caltia Concesiones, Comsa Infraestructuras, Ferro Maz, Constructora Torres, Asociados Janus y Chiñas Constructores, mismas que realizan las obras desde hacemos de tres años.
En junio de 2020, el Presidente dio el banderazo de salida a los trabajos desde la estación ferroviaria de Medias Aguas, Veracruz y con ello inició la modernización de las vías, incluyendo cambio de durmientes y rieles, ante la incertidumbre y resistencias de pobladores de comunidades indígenas, principalmente ayuujk, por las eventuales afectaciones a territorios y al medio ambiente.
Obras a medias
Según un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, la mayoría de las seis estaciones donde hará paradas el Tren Transístmico, en la parte que le corresponde al sur de Oaxaca, aún no están terminadas y siguen en proceso de construcción. La única excepción es la de Salina Cruz, punto de salida y llegada del ferrocarril de pasajeros, que, de acuerdo con fuentes oficiales, correrá a una velocidad no mayor de 80 kilómetros por hora.
Esto lo confirma el presidente municipal de San Juan Guichicovi, Heriberto Zacarías Luis, quien reconoce que la estación correspondiente a Mogoñé aún está en proceso de construcción. “No está terminada, pero seguramente la concluirán pronto”, señala. Mogoñé, junto con el poblado Donají, donde se construye otra estación, son las paradas ferroviarias limítrofe con Veracruz.
La estación más grande del trayecto, la de Matías Romero, no tiene ni 30% de avance, revelan los obreros que hace a penas una semana suspendieron sus labores en protesta porque la constructora no les cubría sus salarios correspondientes a un mes. Por el momento el edificio es un cascarón y en la parte frontal, donde funcionaban los talleres de reparación, hay una galera a media construcción.
De acuerdo con fuentes gubernamentales, en Matías Romero se instalará el centro de mando para las operaciones de los ferrocarriles de Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Tabasco, entrelazando la operación de los trenes Transístmico, Maya y Panamericano o Línea K, que correrá de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, a Ciudad Hidalgo, Chiapas, en la frontera sur.
Sin embargo, los avances que lleva la obra son discretos. “Aún falta mucho para terminar la construcción de la estación y demasiado para concluir con el centro de mando y de capacitación de conductores de trenes para el sureste del país”, reconocen obreros a quienes se observa laborando a marchas forzadas.
La estación de Chivela, que pertenece al municipio de Asunción Ixtaltepec, también sigue en proceso. Es la parada intermedia entre las de Matías Romero y Ciudad Ixtepec, esta estación lleva un avance considerable, pero hasta este martes se veía a los obreros en una jornada de ida y vuelta colocando rejas, protecciones y dando los últimos toques para la inauguración.
Promesas sociales sin cumplir
Pero las obras sin concluir de las estaciones no son los únicos pendientes. Según ciudadanos que viven en las localidades de la zona norte del Istmo, en los límites de Oaxaca y Veracruz, todavía faltan por cambiar al menos 30 puentes ferroviarios. Mientras que, en temas sociales, en varias comunidades todavía se espera la construcción de clínicas, hospitales y escuelas de nivel superior, obras prometidas por el gobierno federal para que los habitantes de las comunidades aceptaran el avance de las obras.
En Matías Romero, por ejemplo, la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), recuerda que hubo un ofrecimiento gubernamental para construir un nuevo hospital; sin embargo, no hay señales de que esa promesa se vaya a cumplir.
Policía municipales de esta comunidad, además, explicaron a este medio que la obra de un parque, una de las pocas que sí entregó gobierno federal como en compensación por la rehabilitación del Tren Transístmico ya presenta fallas, se le escurre el agua y ya se le cayeron unos acrílicos que lo protegían.
Consultas a modo
Las obras sociales acordadas con las comunidades para permitir los trabajos de modernización nacieron en las asambleas regionales consultivas realizadas por dependencias federales a fines de marzo de 2019, mismas en las que se incumplieron los protocolos y de las cuales no se pudo acreditar la participación de las comunidades originarias, según la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF).
De acuerdo con el director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), Adelfo Regino Montes, en esas asambleas participaron poco más de 3 mil autoridades municipales y agrarias de las comunidades de todas las etnias del sur de Oaxaca y Veracruz, quienes avalaron el proyecto de modernización del Tren Transístmico.
Pese a ello, en la Auditoría de Desempeño 2019-1-47AYH-07-0257-2020 257-DE, cuyo objetivo fue “fiscalizar el cumplimiento del objetivo del Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec (PDIT), no hay evidencia que respalde que se hayan ejecutado las 21 asambleas, pero sobre todo, que se haya cumplido con el objetivo de dicha consulta: acreditar la participación de las comunidades indígenas en la toma de decisiones.
“No se proporcionó evidencia documental que acreditara las actividades realizadas en 2019, para dar cumplimiento a los procedimientos, etapas y acuerdos previstos en las Asambleas Regionales Consultivas, ni las convocatorias de las reuniones de seguimiento de los acuerdos, ni los resultados de la consulta realizada”, señala, por lo que determina que no se contaba con un diagnóstico que permitiera dimensionar su impacto social en la población de 79 municipios de Oaxaca y Veracruz.
A ello se suma que, en opinión de ambientalistas, biólogos y representantes de organizaciones sociales, la empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) violó la autorización “condicionada” que le otorgó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en mayo de 2020, porque no ejecutó acciones para mitigar, remediar o compensar los daños a la flora, fauna y espejos de agua, así como crear comités de vigilancia ambiental.
Al respecto, grupos ecologistas acusan que las autoridades ambientales no actuaron con apego al derecho para obligar a la empresa FIT a instalar genuinamente los comités de vigilancia ambiental, para mitigar estos daños ambientales.
Mientras que en agosto pasado, según testimonios recogidos por EL UNIVERSAL durante la Misión de Observación que encabezaron las organizaciones Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Front Line Defenders y la Ucizoni, este medio documentó que el gobierno federal tampoco tomó en cuenta las necesidades comunitarias de infraestructura social y ocultó información respecto a los impactos ambientales, culturales, sociales y económicos de este megaproyecto sobre sus territorios.
Además, las organizaciones acusan la criminalización de la protesta social, pues hasta el momento se contabilizan 17 carpetas de investigación en contra de defensores del territorio en Mogoñé Viejo en las que se acusa a 16 personas del delito de ataques a las vías de comunicación, por mantener una protesta pacífica y bloqueo de 61 días en las vías del Transístmico, mismo que fue desalojado por elementos de la Mariona y e Ejército.
Pese a que todo ello, el Presidente anunció que este viernes viajará a Salina Cruz para inaugurar el Tren Transístmico que unirá los océanos Pacífico y Atlántico.