Cultivo de agave, una opción en Oaxaca para sanar y recuperar suelos erosionados

Un total de 68 mil 208 hectáreas de tierras distribuidas en los tres principales distritos de producción registran distintos desgaste y requieren acciones para retener sedimentos; plantaciones de maguey son una opción

Cultivo de agave, una opción en Oaxaca para sanar y recuperar suelos erosionados. Fotos: Mario Arturo Martínez
Estatal 30/03/2023 10:04 Juan Carlos Zavala Actualizada 10:08

Oaxaca de Juárez.– Un total de 68 mil 208 hectáreas que se encuentran en los tres principales distritos productores de agave-mezcal en Oaxaca registran diferentes niveles de erosión y requieren acciones que permitan recuperar y mantener los suelos de la región, de acuerdo con un estudio elaborado por The Economics Of Land Degradation, Cooperación Alemana México-Alemania y la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ).

No obstante, en el análisis denominado La economía de la producción de mezcal en Oaxaca, publicado en el año 2022, se explica  que del total de hectáreas afectadas sólo 48.7% (o 33 mil 249 hectáreas) corresponden a áreas con características agroclimáticas adecuadas para la producción de agaves, es decir, que tienen condiciones similares a donde se distribuyen de manera natural las selvas, bosques y matorrales secos.

La zona de estudio comprende tres distritos: Yautepec, en la región Sierra Sur,  con 461 mil 757 hectáreas; Tlacolula, en Valles Centrales, con 328 mil 547 hectáreas, y Miahuatlán, también en la Sierra Sur, con 394 mil 811 hectáreas.

El estudio de GIZ y de The Economics Of Land Degradation destaca que, considerando los requerimientos de los agaves y la experiencia que se tiene al utilizarlos como herramienta para retener sedimentos y recuperar suelos erosionados, se puede concluir que hay una oportunidad de 33 mil 249 hectáreas para establecer plantaciones de agaves en tierras degradadas por la erosión, dando prioridad a las áreas que presentan desgastes de suelos más recientes.

“Esto permite disminuir las inversiones, tener mayor éxito en la producción y detener los procesos de deforestación de bosques y selvas con vegetación natural y vegetación arbórea”, se afirma en el estudio. Incluso, se asegura que el escenario de sustentabilidad para la producción de agave-mezcal considera la aplicación de modelos agroforestales en áreas fuertemente erosionadas.

Rendimiento

Según los datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la superficie sembrada de agave en promedio es de mil 572.84 hectáreas en Miahuatlán, 3 mil 79.91 hectáreas en Yautepec y 3 mil 965.33 hectáreas en el distrito de Tlacolula. 

La superficie cosechada cada año representa en promedio entre 10% y 15% de la superficie sembrada en los últimos años.

El Servicio de Información detalla que el rendimiento promedio es de 46 toneladas por hectárea en Miahuatlán, de 68 toneladas por hectárea en Yautepec y 55 toneladas por hectárea en Tlacolula.

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El distrito de Yautepec, señala, se destaca en términos de volúmenes de producción de piñas, en comparación con los otros dos distritos.

“Las diferencias entre los distritos se han atenuado a lo largo de los últimos cinco años. Armónicamente con el ciclo del cultivo del agave, la producción de piñas obtiene un rendimiento óptimo cuando la cosecha interviene al cabo de siete años, y particularmente para la especie de agave espadín, mayoritaria en la muestra del estudio. 

“En otros términos, el volumen de piñas cosechadas depende de las plantas sembradas seis años atrás”.

Gestión del agua, el desafío

El Valle de Oaxaca, se explica en el estudio, es una región semiárida en el altiplano central del sur de México, por lo que la disponibilidad de agua es un aspecto importante.

“Dado que la agricultura es la actividad económica más importante del Valle, la gestión de los recursos hídricos es uno de los mayores desafíos. Una proporción de los agricultores optan por cosechar cultivos de agave silvestre que inducen una fuerte dependencia de las precipitaciones. Como las precipitaciones anuales varían mucho debido a la situación climática, las pérdidas de cosechas (todos los cultivos combinados) por sequías se producen un año de cada cuatro”.

Además, advierte que otro gran problema del estado es la degradación de la tierra. “Se estima que 85% de la tierra en Oaxaca está degradada y 30% de la tierra está muy severamente afectada debido a la dependencia del agricultor de las precipitaciones y a que el ciclo del agua depende en gran medida de la calidad de la tierra”, se detalla.

Subraya que la pérdida de nutrientes y productividad, salinización y deforestación en estas zonas está valorizada en más de 3 mil 500 millones de dólares, lo que supone un impacto de entre 6% y 5% del Producto Nacional Bruto.

“El suelo sufre una degradación acelerada como consecuencia principalmente de diversas actividades humanas, afectando con mayor intensidad a las regiones más pobres, como es el caso de Oaxaca, en parte debido al predominio de la agricultura en la zona. 

“En gran medida, esta degradación está asociada a la falta de conocimiento sobre el papel ambiental que juega el suelo, así como de los límites para su uso en función de sus aptitudes y acerca de las técnicas adecuadas para que pueda ser sustentable”, concluye el estudio.

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