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La Defensoría también resaltó la importancia de que los Estados sean sensibles a “la exigencia de justicia de las mujeres en un contexto histórico de serias violaciones a sus derechos”.
Asimismo, narra que tras desplegar la manta, ésta le fue arrebatada y decenas de elementos de seguridad la sacaron por la fuerza del Auditorio Guelaguetza.
También pidió que las instituciones responsables de erradicar la violencia contra las mujeres, brinden confianza a las víctimas para su protección y no incurran, de ninguna manera, en actos que las agravien.
Al respecto, la SSPO justificó sus acciones argumentando que la manta de María Elena obstaculizaba la visibilidad a las y los asistentes a la Guelaguetza y que fueron éstos los que forcejearon con María Elena y su hermana, quienes sostenían la manta.
Asimismo, añade que la policía sólo hizo presencia para “disuadir el conflicto” y evitar un incidente mayor, por el número de asistentes: además, justifica que los elementos de seguridad no tocaron a la joven en ningún momento. Lo anterior a pesar de que en los videos difundidos se aprecia el forcejeo y desalojo de Ríos Ortiz por diversos policías empleados para disuadir la protestas pacífica de sólo dos personas.
Asimismo, la SSPO señala que la dependencia se mantendrá atenta ante los requerimientos de cualquier carpeta de investigación que se inicie por el caso, a fin de "evitar la impunidad”. Y que se dará “seguimiento puntual” a cualquier denuncia formal por agresión o por cualquier otra acción intimidatoria interpuesta por las afectadas.
“El Gobierno de Oaxaca reitera su compromiso con las libertades de expresión y manifestación, así como su responsabilidad de garantizar la seguridad en todo momento para el pueblo”, se lee en el comunicado oficial.
Como respuesta, María Elena Ríos señaló a través de Twitter que la intención del comunicado es, "limpiar la imagen y borrar los feminicidios de Oaxaca a través del lucro de la cultura oaxaqueña a través de una Guelaguetza privatizada”.
A través de un pronunciamiento público y firmado por 108 organizaciones feministas y asociaciones civiles y 220 activistas y mujeres a título personal de todo el país, mostraron su indignación ante “esta agresión en la cual se le revictimiza, y condenaron la violencia física que sufrió al manifestarse de forma pacífica en exigencia de justicia”.
Además, las colectivas y organizaciones de mujeres firmantes, demandaron una investigación y sanción inmediata por el desalojo, pues señalaron que existen videos públicos que hacen evidente la identidad de los agresores y de sus superiores jerárquicos.