El caso más emblemático es la lenta rehabilitación de la iglesia del santo valenciano San Vicente Ferrer, patrono de la comunidad católica de Juchitán, que genera molestias porque ha sido la víctima de un olvido de prácticamente tres años, pues durante varios meses de los años 2020 y 2021 no tuvo ninguna intervención, y en 2022, de plano quedó abandonada sin que se diera ninguna explicación a pobladores ni autoridades. “No sabemos por qué suspendieron los trabajos tanto tiempo”, dicen funcionarios municipales.
En marzo de 2020, antes de la llegada de la pandemia de Covid-19 a México, con recursos federales de 2019, el INAH ejecutó parte de la rehabilitación, que incluyó la terminación del Curato, en la parte exterior, y la recuperación del área del Coro hasta la parte media de la iglesia, además del fortalecimiento y aplanado de las paredes oriente y poniente. El resto quedó inconcluso.
Por dentro, la iglesia ofrece un contraste de claroscuros. Desde el portón principal, bajo el espacio semicircular llamado Coro hasta poco antes de la parte media del inmueble, la claridad permite ver las paredes Este y Oeste aplanadas, pero de la mitad hacia el muro Sur, en medio de la oscuridad, se levantan como gigantes de fierro los andamios tubulares que indican que el inmueble católico sigue en obras.
Las centenas de imágenes religiosas que albergaba el edificio antes del terremoto, fueron resguardadas o enviadas en procesiones a otras iglesias, como la del Señor de Esquipulas, ubicada en la séptima sección de esta ciudad, que durante meses fue casa provisional de San Vicente Ferrer, hasta que se le construyó otra sede temporal.
De acuerdo con las autoridades, la parte más dañada del inmueble es el muro Norte, que colinda con la avenida Juárez del centro de la ciudad. Las heridas son tan profundas que tiene cuarteaduras que reflejan la luz al otro lado. En esa zona, donde se ofician las misas, conocida como el Presbiterio, aún está pendiente la reconstrucción, al igual que los dos campanarios y la cúpula.
Apenas hace unos días, en agosto pasado, unos 30 trabajadores retomaron las labores de en la iglesia San Vicente Ferrer. La constructora, señalaron, fue contratada por el INAH, que está a cargo de la obra, pero ni autoridades municipales ni estatales saben si los trabajos concluirán este año ni se atreven a poner una fecha para que la iglesia sea reabierta al culto.
“También nosotros esperamos que ahora sí haya avances en la reconstrucción”. Si le asignaron 16 millones de pesos antes de este año, ¿por qué no se observan los avances físicos? La comunidad católica de Juchitán está molesta por el abandono”, señala la profesora Geraldina Santiago Velázquez, presidenta de la sociedad de la Vela San Vicente Ferrer, lado norte, encargada de la veneración al santo patrono de los zapotecos.
Los trabajos de reconstrucción de la sede del gobierno municipal se interrumpieron en mayo del año 2022, cuando los obreros empezaban a colocar el entre piso que une la planta baja y la planta alta. Entre los problemas derivados de la pandemia del Covid-19 y la burocracia del anterior gobierno estatal, la restauración fue muy lenta.
El inmueble, construido en 1883, que cuenta con una superficie de dos mil metros cuadrados, aún requiere de nuevas intervenciones para reforzar los muros y concluir con un nuevo techado de la parte alta, y para introducir red hidráulica, sanitaria y eléctrica; además de los trabajos de herrería, así como la colocación de puertas, ventanas y cristales.
En diferentes reuniones con las autoridades de Juchitán, los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), a cargo de los trabajos, han informado que, para reconstruir esos 300 metros cuadrados sí existe un proyecto para el techado que se desplomó, pero que no ha sido autorizado por el INAH. La obra costaría más de 10 millones de pesos.
Molina explica que los muros "se reforzarán mediante la aplicación del sistema constructivo Mapei, con el uso de mortero industrializado para tener un acabado especial”, mientras que el techo de la planta alta, en lugar de colar con concreto, se sustituirá con la llamada bóveda catalana, que consiste en integrar vigas de acero con ladrillos.
“Nosotros tenemos confianza de que el gobierno federal no retrasará la liberación de los recursos y confiamos en que el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, a través del INPAC, haga justicia al pueblo juchiteco que anhela tener su Palacio Municipal, que es el símbolo de la unidad, de trabajo y de concordia”, dice el edil, Miguel Sánchez Altamirano.
Al costado norponiente del palacio, a uno metros al norte del parque central “Benito Juárez”, está el edificio bautizado como el Portal de los Símbolos Patrios en 1985, cuando la ciudad recibió la visita de la campana de Dolores, el original de la Constitución y la bandera mexicana. Antes se llamaba Portal de la Industria, que albergó por años un hotel, un restaurante y un billar, entre otros negocios.
Golpeado por el terremoto, el Portal permaneció, ante la molestia de las autoridades y de la población, abandonado. No fue sino hasta el año 2021, cuatro años después del terremoto, que le aplicaron tres millones de pesos para reforzar los muros y columnas. Ahora, confirma el titular del Inpac, Fernando Molina, se destinarán 10 millones de pesos para su reconstrucción en este año.