Por falta de apoyos, se desploma cultivo de sorgo; mil campesinos de Oaxaca han abandonado sus tierras
En dos años, las hectáreas sembradas de esta semilla en el Istmo bajaron de 30 mil a sólo 8 mil, mientras que los productores pasaron de ser mil 200 a sólo 200
Juchitán.— Sin ningún tipo de apoyo gubernamental, los productores de sorgo del Istmo se alistan con la compra a crédito de la semilla para empezar a sembrar a fines de este mes. “Vamos a sembrar muy pocas hectáreas por los altos costos en la producción”, confiesa Claudio Corres Shibayama, quien este año no cultivará.
Según las estimaciones de los sorgueros, de unas 30 mil hectáreas que todavía llegaron a sembrarse hace dos años, para esta temporada de 2022, quizá se cultiven apenas 8 mil hectáreas. “Antes, había apoyos gubernamentales para la compra de la semilla; ahora, lamentablemente, no hay ningún tipo de estímulos”, añade.
Ante el escenario adverso, sólo unos 200 productores de Tehuantepec, Niltepec e Ixtaltepec, obtuvieron facilidades para la compra de mil 200 bultos de 20 kilos, suficientes para sembrar mil 200 hectáreas. Cada bulto cuesta ahora mil 900 pesos, hace un año costaba mil 700. Sin embargo, la mayoría de los sorgueros no arriesgarán sus fondos.
Los campesinos que tradicionalmente cultivaban esa semilla para abastecer a las empresas de alimentos balanceados para el ganado bovino, porcino y aves de corral, están sembrando sus esperanzas en una buena temporada de lluvias para que en sus parcelas retoñe el pasto nativo que posteriormente venderán en pacas.
“De nuestro grupo llamado Sorgueros de Oaxaca, antes éramos mil 200, hace dos años el número bajó a 700 y de esos 700, sólo sembrarán menos de 200”, señala Corres Shibayama, quien expone que entre semillas, fertilizante, insecticida, rastra, siembra y otros gastos, sembrar una hectárea de sorgo en estos momentos implica invertir casi 8 mil pesos.
El precio del bulto de 50 kilos del fertilizante, por ejemplo, cuesta ahora mil pesos, antes estaba a 300. La guerra entre Rusia y Ucrania provocó el alza de esos precios, señalan los campesinos, quienes observan, además, cómo el litro de insecticida para combatir las plagas como el pulgón amarillo pasó de 600 a mil pesos.
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Antes de 2018, los gobiernos federal y estatal apoyaban con un porcentaje al campesino para la compra de un seguro agrícola en caso de pérdidas por plagas, sequía o exceso de humedad. Desde entonces, a los múltiples gastos ahora hay que añadirle la compra del seguro y no todos tienen la solvencia financiera para hacerlo.
Corres Shibayama cree que el gobierno debería apoyar con la producción y comercialización del sorgo porque forma parte de la cadena productiva para la alimentación del pueblo mexicano. Con menos producción de sorgo, es probable que los ganaderos y productores de cerdo y aves de corral importen el alimento balanceado desde la Unión Americana.
Pero esta situación adversa para el campo no sólo impacta a los sorgueros, sino también a los productores de maíz, ya que los precios para la renta de los tractores y sus implementos para la siembra y la cosecha se están incrementando constantemente, porque hay un encarecimiento en el mercado mundial del acero.
“¿Sabe cuánto cuesta una rastra por hectárea?”, pregunta el propio sorguero. “Cuesta ahora 800 pesos y el año pasado costaba 500”, responde.
“¿Tiene idea cómo se ha incrementado el precio de diésel en los últimos años?”, interroga y nuevamente contesta: “Era el combustible más económico en el pasado reciente, ahora ronda por los 24 pesos el litro y en muchos casos está por encima del litro de gasolina”.
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