Conoce el barro negro de Coyotepec, Oaxaca, tradición zapoteca de 2 mil 500 años de antiguedad

Hasta el 16 de abril próximo estará la Expo Feria Semana Santa 2023, de 9:00 a 22:00 horas en dos mercados y el parque municipal de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca

Conoce el barro negro de Coyotepec, Oaxaca, tradición zapoteca de 2 mil 500 años de antiguedad
Más de Oaxaca 07/04/2023 12:54 EL UNIVERSAL Oaxaca Actualizada 12:56

Oaxaca de Juárez.- Hace más de 2 mil 500 años los zapotecas de San Bartolo Coyotepec, a 25 minutos en auto de la ciudad de Oaxaca, ya elaboraban piezas de barro negro utilitarias y de ornamento, como lo demuestran los vestigios de esa época en este lugar y que datan de la época de la tumba 7 de Monte Albán

Hoy los artesanos zapotecos muestran orgullosos sus habilidades y maestría en la elaboración de hermosas piezas que se exponen en la Expo Feria Semana Santa 2023, que se realiza del 3 al 16 de abril en dos mercados y el parque municipal desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche.

A Zenaida Simón López se le humedecen los ojos y su mirada se pierde en el infinito del recuerdo al platicar de sus abuelos y padres, con quienes a los 6 o 7 años empezó a viajar a pie y en burro para ir a vender cántaros a Ejutla, Miahuatlán, Ocotlán, San Miguel Minas, Tlacolula y Zaachila.

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Dedicada desde hace 54 años al barro negro, platica vívidamente cómo cruzaba el caudaloso río Atoyac y el agua le llegaba al pecho, para ir a vender sus cántaros a Zaachila.

Zenaida dice que “mi mamá es de madera fuerte, tiene 87 años y cuando yo era niña íbamos a Zaachila. Hasta el pecho me llegaba el agua del río. Me pasaban en burro, mi papá se quitaba el pantalón y se mojaba los calzones. Llevábamos el burro lleno de cántaros. Mi papá me dijo que aprendiera yo a hacer los cántaros porque así iba yo a viajar, porque él quería que fuera yo viajera”.

Trabajadora desde niña, Zenaida no pierde el buen humor al platicar, pero se humedecen sus ojos al hablar de sus antepasados. “Mi bisabuela y abuelita viajaban a Ejutla por un camino entre el cerro. Mis tatarabuelos también, mis tíos, todos se iban 10 o 15 días a vender en los mercados los cántaros para regar y para sacar el agua del pozo. Se iban cargados con tres, cuatro o cinco burros y traían las cosas para comer. Aquí no se compraba nada en el pueblo, no había tiendas. Así fue antiguamente, yo cierro mis ojos y veo a mis abuelos con sus burros y sus cántaros”.

Explica cómo se hacía el intercambio de mercancías en las principales plazas de Oaxaca: “feriar le decían. Llegábamos a las 9 de la mañana a vender y la una ya cambiábamos un juguete, una jarrita por tomate, por chile para los gastos de la cocina. Se comparaba azúcar, panela para el atole. Yo molía el maíz en el metate y hacíamos atole. Comprábamos tasajo seco para comer con salsa y frijoles”.

Relata que el barro negro se empezó a trabajar con cántaros de color gris plata para el agua “se iba entre el pozo y sonaba pum, y no se rompía. Es un horneado especial para que resista el agua. Se cose calentando lento enfocando el calor. Lleva más de 16 horas con la leña para que salga el cocido antiguo. Yo hago piezas para el agua, para la sopa. Yo soy la única que tiene platos, vasos, jarras lisas para el agua”.

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Los artesanos se recuperan de dos años de pandemia

La artesana Verónica Pedro, quien trabaja piezas brillantes, pequeñas, joyería y de ornato, señala que esta feria se realiza cada año para reactivar la economía y las ventas de las familias luego de dos años de pandemia que hicieron estragos en la economía de San Bartolo, donde más de 700 familias se dedican al barro negro.

Verónica trabaja desde hace 25 años como artesana, es heredera de una tradición familiar de más de 50 años, es tesorera del Comité de Artesanos de la Comunidad y desde hace más de 20 años trabajan en la realización de ferias y exposiciones especialmente en las temporadas vacacionales.

Tenemos que aprovechar las ventas de Semana Santa, de la Guelaguetza en el mes de julio y en diciembre, “en San Bartolo Coyotepec el 90% de las familias son de artesanos”, dice.

En sus piezas se aprecia una gran creatividad en los detalles de las figuras de todo tipo, que incluyen flores, animales, pájaros, corazones. En algunas piezas exquisitas pueden tardarse semanas.

Trabajan antes de los periodos vacacionales para tener piezas que mostrar en la Expo Feria y buscan otras alternativas de venta, lo que más necesitan, dice, es difusión para que lleguen los visitantes a San Bartolo.

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“Mi abuela paterna fue la que me enseñó a trabajar cuando tenía 12 años y entre feria y feria íbamos con ella y nos enseñó a todos sus nietos. Es la herencia que ella nos dejó”, explicó.

Actualmente han recibido apoyo del Instituto para el Fomento y la Protección de las Artesanías (IFPA), quienes han realizado el padrón de artesanos para promoverlos en ferias o en el envío de piezas para su venta en otros estados o para la compra “no te regatean ni nada”.

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