Luego de dejarse retratar, camina hacia la salida. “Buenas tardes, maestro”, le saludo. Él frunce el ceño y responde: “ay, mira, no me digas maestro”. Acto seguido, tomamos camino a un café. “No se puede fumar”, le indican en el establecimiento. Un capuchino y las ganas de un cigarro acompañan el relato.

Su primer trabajo en prensa fue en un periódico donde duró tres años. Poco a poco, la fotografía se convirtió en su proyecto de vida. “Es lo mejor que me ha pasado”, sentencia.
En su camino por los medios, recuerda que fotógrafos y fotógrafas de diversos medios se juntaban para platicar sobre sus trabajos. Aunque muchos se formaron en la carrera de Comunicación, él fue autodidacta. “Aprendí a mentadas de madre”, espeta sin sonreír. “Eso me obligó a prepararme y a no quedarme rezagado, a esforzarme más para aprender”.

Empezó como “comodín”, cubriendo todas las secciones, pero por ser joven, los jefes lo mandaban a cubrir sociales.
Le pregunto si tiene una foto favorita o especial: “No tengo una foto favorita, es un diarismo. La foto que hoy era buena, mañana es historia y ya estás pensando en que la de mañana sea mejor”, comenta.
Da un sorbo a su café y recuerda el día en que lo mandaron a cubrir la campaña del exgobernador Heladio Ramírez López en Miahuatlán.
“Había un caso ahí de que habían matado a una líder, saliendo de su oficina en el municipio. Yo fui dos o tres días después y el evento se había suspendido porque la gente estaba molesta. ¿Qué hago?, que me voy a la plaza y tomé fotos de una señora que estaba vendiendo. Regreso y le digo al director que no hubo evento y le doy las dos fotos que tomé”, rememora.
Al día siguiente una de sus imágenes fue la foto de portada, acompañada de un texto en apoyo al candidato. De la foto sólo quedan los archivos de la hemeroteca y el recuerdo, pues los medios se quedaban los derechos y archivos de las imágenes, mientras que los fotógrafos ponían su propio equipo.
Félix Reyes trabaja como fotógrafo en el Congreso del estado, desde donde observa el entusiasmo de las nuevas generaciones. Con los brazos cruzados, dice: “El problema que se tiene es que no hay educación visual, la foto no tiene contenido porque el que lo está haciendo no tiene conciencia de ello, sólo buscan quién la sube primero”.
Fiel a los procesos tradicionales de la foto, pues asegura que apuesta por la calidad, cada fin de semana sale a pueblear y caminar con cámara en mano.
“Llevo película, nunca llevo digital. Buscando no descubrir el hilo negro, sino ir a registrar algo que en medio de las prisas y los pretextos dejamos de hacer. Yo sigo retratando con película, hago paisaje y si veo un accidente o un hecho periodístico, me paro y tomo la foto, aunque llegando a mi casa tenga que revelar y escanear”.
Ha trabajado en casi todos los medios estatales y en tres nacionales. Documentó movimientos sociales, como el paso del EPR, el movimiento de 2006 y conflictos agrarios, entre otros.
En su casa improvisó un cuarto de revelado que se activa por las noches, cuando nadie de su familia puede interrumpir su labor. “En el blanco y negro está la pureza de la imagen, la esencia de la fotografía”, afirma.

Aconseja a quienes estudian fotografía que ejerciten su mirada y su pasión. “No se trata de que imiten, que sean ellos mismos, que sientan eso”, relata.
Reyes Matías ha expuesto su trabajo en el Centro Fotográfico y en el Centro de las Artes de San Agustín. Sin embargo, confiesa que no le interesa ser recordado por sus exposiciones, sino por su trabajo.
“Yo hice historia en su momento y mi historia está plasmada en los periódicos… lo mío es registrar lo que se vive en el estado, como fotógrafos tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, hoy podrá ser una noticia, pero mañana es un documento histórico”, sentencia.
En el día a día, aconseja también a sus compañeros de trabajo sobre cómo mejorar sus técnicas; así ha ganado muchos amigos, pero insiste en que ninguno de ellos es su alumno, sólo personas con las que comparte vida, fotografía y conocimientos. “Quiero que me recuerden y no que me la recuerden”, dice en broma.
