Luis Ángel, un joven de la Sierra Sur de Oaxaca que busca salvar la lengua chontal de la extinción

Luis Ángel Leodegario, un estudiante de medicina de 24 años, se dio cuenta de que la lengua y la identidad chontal estaban en riesgo de desaparecer, por lo que emprendió un camino destinado a intentar que esta lengua se arraigue en las nuevas generaciones.

Luis Ángel, un joven de la Sierra Sur de Oaxaca que busca salvar la lengua chontal de la extinción
Fotos: Mario Arturo Martínez
Más de Oaxaca 06/07/2021 19:13 Fernando Miranda Oaxaca Actualizada 19:13

Oaxaca de Juárez.– “Ellos, los ancianos, me dijeron que cuando llegó la Secretaría de Educación Pública les prohibía hablar en chontal, les exigían el español y cuando alguien lo usaba, los castigaban, con la finalidad de que dejaran su lengua.  Actualmente, las personas piensan que el chontal no tiene valor y por eso ya no se lo enseñan a los niños”.

Así es como Luis Ángel Leodegario, un joven de 24 años y estudiante de medicina, explica lo que sucede en su comunidad, San Matías Petacaltepec, enclavada entre las montañas de la Sierra Sur, a unas ocho horas de la ciudad de Oaxaca, y donde apenas unas 45 personas de la tercera edad mantienen viva esta lengua.

La primera vez que Luis Ángel se dio cuenta de que la lengua y la identidad chontal estaban en riesgo de desaparecer fue, curiosamente, cuando decidió mudarse a la capital del estado, para continuar con sus estudios y convertirse en médico. Frente a la mezcla de las distintas culturas, el joven se percató de que nadie hablaba la lengua de sus abuelos, como si el chontal no existiera.

Con esa inquietud en mente, Luis Ángel emprendió un camino destinado a intentar que el chontal se arraigue en las nuevas generaciones, pues cree que son los niños quienes podrían salvar a esta lengua que agoniza, dado que ni los adultos, como sus padres, y mucho menos los jóvenes de su edad, la hablan y sólo algunos la entienden.

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“El chontal ya no se oye en ese rincón, en las veredas o donde lavan, muy raramente lo vas a oír, sólo cuando los abuelitos no quieren que los niños entiendan lo que van a decir”, cuenta. 

Luis Ángel se acercó a las personas de la tercera edad para invitarlos a que les hablaran a los más jóvenes en su lengua y así cultivarla desde casa, pero se topó con poco interés, sobre todo de los hombres.

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Tras ello, se le ocurrió  que mediante la comida podría comenzar a invitar a los pobladores a revalorizar su identidad, así que luego de conocer a la cocinera tradicional Celia Florián decidió emprender, en 2018, el Primer Encuentro de Cocineras Chontales, que se realizó en su San Matías Petacaltepec y en el que participaron la mayoría de las mujeres de su comunidad.

El siguiente paso fue conformar un grupo de niños y comenzar un taller de canto y lengua, en el que a través de materiales y ejercicios cotidianos pudieran recuperar las frases más comunes del chontal, siempre teniendo como base principal la oralidad. Era 2019.

Al principio, cuenta, el taller comenzó con apenas cuatro niños, pues los adultos desconfiaban del interés de Luis Ángel por rescatar el chontal y no entendían cómo la lengua que se les prohibió repetir era algo que necesitaba salvación.

“Las personas pensaban que a mí me mandaba el gobierno o me pagaban. Había muchos niños que querían ir y no los dejaban, pero con el paso del tiempo fue llegando el mensaje de que es importante la lengua y me fui ganando la confianza de los padres, los niños y más personas”, recuerda Luis.

Actualmente, en el taller participan 18 niños y con ellos  investiga cosas simples, como las partes de la milpa, animales, colores, los saludos y presentaciones o los pueblos que forman parte de la nación chontal.

Con esas palabras, él y los niños han creado diversos productos, como infografías, una lotería, e incluso, han traducido cuentos, materiales con los que al llegar la pandemia formaron el “Morral del Saber en Emergencia”.

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Sin embargo, Luis Ángel se dio cuenta de que, al ser la oralidad la forma más accesible de reproducir la lengua, el canto era una buena forma de continuar.

“Fue creciendo hasta que llegó un momento en el que pensé que cantar es una forma en la que más niños se interesan. Así inició el taller de canto. Actualmente hay 18 niños y con ellos hemos elaborado ejercicios como paisajes lingüísticos”.  

Los paisajes lingüísticos, explica, consisten en pintar las paredes con mensajes cotidianos en chontal, como “Mi mamá hace totopo”, “Aquí se hace pan", “Casa de molino”, etcétera. Mensajes que los niños del taller tienen la obligación de explicar cómo se pronuncian y qué significan. Como parte de esa actividad, detalla Luis Ángel, pintaron cinco paredes y crearon tres letreros. 

El joven cuenta que la decisión de trabajar con niños la tomó porque a los jóvenes de su generación ya les cuesta mucho aprender la lengua y hay quienes ni siquiera lo consideran como algo relevante. “Muy pocos chicos de mi edad lo entienden, casi nadie. Lo primero que hacen es reírse si les hablas en chontal, por eso tomé la decisión de trabajar con niños, porque comprenden más y son más abiertos para amar la lengua”. 

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Aunque Luis Ángel no está todo el tiempo con los pequeños, pues debe dejar su comunidad por temporadas porque acude a la universidad en la ciudad de Oaxaca, explica que los niños están muy comprometidos y han aprovechado este tiempo de la pandemia en el que joven permaneció en su comunidad para avanzar.

“Siempre les doy  una tarea para seguir practicando y ensayando, ya hay una responsabilidad de las mamás, que les piden a los niños que repasen. Dejo algo y me doy cuenta que sí aprendieron. Hay formalidad y compromiso”.

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Por el trabajo que ha realizado por mantener viva su lengua, desde hace dos años a Luis Ángel lo  invitaron a formar parte del Padrón de Interpretes y promotores del Estado de Oaxaca, que apoya a personas que no hablan español y para que tengan acceso a la justicia, pues cuando él comenzó con su trabajo no había nadie que se dedicara al chontal. 

Más que la lengua 

Como parte del camino que el joven ha recorrido en estos años, y luego de entender que la lengua sólo es uno de los elementos que conforman la identidad, Luis Ángel también comenzó a trabajar por recuperar la vestimenta chontal, mediante trabajo de investigación y recuperando la tradición oral, pues señala que actualmente ha desaparecido la forma de vestir de su comunidad.

Explica que desde hace muchas décadas las mujeres visten de blusa de cadenilla, con enagua, prendas que son similares a las que usan los pueblos zapotecos del Istmo de Tehuantepec, de donde se han influenciado, por lo que poco a poco fueron desapareciendo los enredos, las blusas de manta dorada y con listones, los ceñidores y otras prendas denominadas tchapanecos.

“Tenemos que recuperar la forma de vestir propia, hacerlo como realmente somos los chontales, no copiándolo de los otros pueblos como de los zapotecos, con quienes convivimos muy cerca, sino mantenerlo”, advierte.

Este trabajo no ha sido sencillo, pues el joven dice que actualmente en la comunidad ya no se conserva ni un sólo ejemplo de la vestimenta tradicional, así que él se dio a la tarea de recuperar fotografías antiguas de las familias y hablar con los abuelos, para documentar cómo se vestían.

“No hay ninguno, sólo tenemos uno en fotografía, pero creemos en la memoria de nuestras abuelas y abuelos. Hemos documentado en video sus testimonios. No tenemos la tela ideal, pero queremos rescatar el modelo”.

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Con esa idea Luis Ángel le entregó a dos señoras de la tercera edad la tela necesaria, con la cual, a mano y aguja, recrearon las blusas tradicionales, como las que a ellas les heredaron; mientras que en la búsqueda encontraron una pieza conservada por otra familia.

Además, como parte de su labor social, el joven se ha dado tiempo de hacer colectas de calzado y juguetes por tres años consecutivos y mediante Fondeadora consiguió fondos para las familias afectadas por el sismo de junio de 2020, que golpeó principalmente a la Sierra Sur. Con el dinero que juntó, logró comprar cemento, láminas y armex para reforzar las casas de adobe en distintas comunidades.

Otra de sus actividades ha sido dotar de ocho instrumentos a una naciente banda de música que está por arrancar a finales de agosto y que está conformada principalmente por niñas en una comunidad donde antes no se les permitía acceder a la música. Así como una biblioteca que nació en 2019; cuenta con 2 mil libros y también se usa como  un espacio para fomentar la lectura y la lengua. 

“La cultura es todo, la vestimenta, la música, las tradiciones. Cómo se pide la mano de una mujer, cómo se celebran las bodas o agradecemos a la madre tierra. Como se han ido perdiendo ciertos rituales, hay muchas cosas que se están perdiendo, por eso yo estoy contribuyendo a que mi lengua no muera, a que la identidad siga vigente”, dice decidido. 

Pese a ello, Luis Ángel sabe que todos estos esfuerzos podrían llegar  tarde para salvar al chontal y que su muerte es inminente; sin embargo, está convencido de que aún hay algo por hacer. 

“El chontal se va a morir, pero tengo la esperanza de que estamos a tiempo para hacer algo más, tal vez al menos preservar la oralidad de forma digital. No podemos quejarnos de que nuestra lengua está en riesgo, cuando nosotros mismos no la hablamos”, finaliza.

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