No sólo el socavón de Puebla: La comunidad de Oaxaca que fue devorada por fallas geológicas

El socavón de Puebla no ha sido la única abertura del subsuelo en México. En 2011, en las montañas de Oaxaca, 330 familias de Santa Cruz Mitlatongo fueron desplazadas por hundimientos que devoraron su comunidad

No sólo el socavón de Puebla: La comunidad de Oaxaca que fue devorada por fallas geológicas
Foto: Edwin Hernández
Más de Oaxaca 17/06/2021 16:22 Redacción Oaxaca Actualizada 16:25

Diez años antes del socavón de Puebla, la comunidad de Santa Cruz Mitlatongo, Oaxaca, fue devorada por fallas geológicas que causaron hundimientos durante cuatro años y crearon tres lagunas, obligando el éxodo de 330 familias por daños en sus propiedades.

El 29 de mayo de 2021, el hundimiento ocurrido en el estado de Puebla ha mantenido su crecimiento en una zona llana y urbanizada, dedicada al cultivo, que acumula más de 126 metros de su eje mayor y 110 metros de su eje menor.

¿Qué causó los hundimientos de Mitlatongo?

Mitlatongo se encuentra en el municipio de Asunción Nochixtlán, en una zona montañosa a 2 mil 80 metros sobre el nivel del mar y a 132 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.

Aquella comunidad que en 2011 fue devorada por las entrañas de la tierra, pues durante cientos de años los habitantes de esta localidad  de la región Mixteca vivieron sobre una falla geológica, a la que conocieron como la “Atlántida oaxaqueña”.

El paso del tiempo y las lluvias provocaron el deslave de un cerro y se llevaron la tierra, dejando profundas cicatrices: sus calles presentaban enormes grietas y los muros de contención en su mayoría cedieron.

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El movimiento de la tierra empezó a notarse en julio de 2011. Tras meses de hundimientos y grietas, en octubre de ese año la falla geológica hundió por completo a esta comunidad, donde por cientos de años estuvo asentada y la naturaleza se abrió paso en forma de lagunas.

El hundimiento en la mixteca de Oaxaca dañó caminos y hogares, que puso en riesgo a la población y obligó su desplazamiento a una distancia mayor de un kilómetro de su poblado. 

Sin la ayuda del gobierno, las familias afectadas fueron desplazadas a tres albergues instalados por pobladores de la región. 

En la actualidad esta comunidad es totalmente inhabitable, es casi un pueblo fantasma. Decenas de hogares quedaron inundados por el total de las tres lagunas que se formaron.

Leyendas de Oaxaca. El Rey de Mitlatongo que pervive entre ruinas

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Foto: Especial

El Rey Le, según habitantes de Nochixtlán, era un valiente y audaz guerrero, pero, entre risas, también lo reconocen como alguien tramposo que hasta se “pasaba de listo”.

En la historia de este soberano encuentran una explicación al fenómeno natural que en septiembre de 2011 hizo que la tierra se abriera, que brotara agua del subsuelo e inundara todo su pueblo, lo que los obligó a abandonar el lugar que habitaban ancestralmente.

Narra la leyenda de Oaxaca, el Rey Le fue a Santiago Tilantongo a visitar a su gran amigo el Rey Ocoñaña para proponerle llevar el agua a sus pueblos desde la laguna de San Pedro Tidaá, con la autorización del rey de este pueblo. Los dos reyes cavaron por debajo de la tierra para conducir el agua hasta sus poblados, pero el Rey Le engañó a su amigo y llevó el agua directamente a Santiago Mitlatongo.

El cansancio y la desesperación por no llegar a Santiago Tilantongo hicieron que el Rey Ocoñaña saliera a la superficie para saber qué estaba ocurriendo, su sorpresa fue darse cuenta que su amigo lo había engañado.

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Algunos cuentan que el rey de San Pedro Tidaá, al enterarse, decidió no darle agua a ninguno de los dos reyes y  desvió el curso del río fuera de Santiago Mitlatongo; otros dicen que fue el Rey Ocoñaña quien desvió el cauce subterráneo como castigo, haciendo un nudo en la punta del cerro para detener la corriente.

Actualmente los habitantes de Mitlatongo, cada primer día del año caminan a lo alto del cerro donde se encuentra un centro ceremonial mixteco dedicado al Rey Le, donde le llevan   dádivas y le piden salud, trabajo y bienestar.

Con información de Juan Carlos Zavala, EL UNIVERSAL Puebla y EL UNIVERSAL Oaxaca

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