El mezcal es una de las bebidas más emblemáticas de México, tiene un ritual de consumo único que lo distingue de otros destilados. Más allá de su producción artesanal y su gran diversidad de agaves, uno de los elementos más característicos de la tradición mezcalera es el vaso de veladora.
Este curioso recipiente, inicialmente asociado con las velas utilizadas en los altares religiosos, ha pasado a convertirse en un símbolo de la cultura mezcalera. Pero, ¿de dónde proviene esta tradición? Y, más importante aún, ¿por qué se utiliza este vaso para disfrutar de esta bebida espirituosa?

Origen del vaso de veladora: ¿reutilización o robo?
Existen dos versiones sobre cómo nació esta práctica que ha conquistado al mundo mezcalero. La primera, la más controversial, sugiere que estos vasos eran robados directamente de templos religiosos. Oaxaca, con su profundo arraigo católico y gran cantidad de iglesias, era el escenario perfecto.
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Las veladoras encendidas frente a santos y vírgenes se consumían, y los fieles —o los más traviesos— tomaban el vaso de vidrio, lo lavaban y lo usaban como “caballito” para mezcal. De ahí surge también la frase “hasta no ver la cruz”, en alusión al relieve con forma de cruz que aparece en el fondo de estos recipientes.
La segunda teoría es más doméstica y menos provocadora: muchos hogares mexicanos compran veladoras al inicio del año —una por cada mes—, que luego de consumirse eran reutilizadas como vasos. Estos vasos de vidrio, resistentes y de boca ancha, resultaron perfectos para servir mezcal, y poco a poco, esta práctica se extendió a cantinas, palenques y hasta restaurantes de alta cocina.
Ambas versiones conviven en el imaginario popular, y aunque una parte del mito habla de pequeños hurtos sacrosantos y la otra de reciclaje doméstico, lo cierto es que el vaso de veladora se ha convertido en parte del ritual del buen mezcal.
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¿Por qué es ideal para el mezcal?
El vaso de veladora tiene una serie de características que lo hacen perfecto para disfrutar del mezcal. En primer lugar, su boca amplia permite apreciar los aromas del destilado mientras se disfruta de su sabor. Además, el grosor del vidrio evita que la bebida se caliente demasiado entre las manos, lo que es fundamental para mantener su temperatura ideal.
Una de las recomendaciones más populares entre los conocedores de mezcal es "tomarlo a besos". Es decir, dar varios tragos pequeños para saborear la bebida de manera más profunda. El vaso de veladora, con su diseño que favorece la inhalación de los aromas y la apreciación de los colores, es ideal para este tipo de degustación. Al igual que la jícara de bule, otro recipiente tradicional de Oaxaca, el vaso de veladora permite al mezcalero y al consumidor disfrutar plenamente de cada nota de sabor y de cada matiz del destilado.

Más allá del vaso: el mezcal y su crecimiento internacional
El mezcal es mucho más que una bebida alcohólica; es una industria que ha tenido un crecimiento notable en los últimos años. Según datos de la Secretaría de Economía de Oaxaca, más de 16 mil personas dependen directamente de la producción de mezcal, mientras que otras 48 mil se benefician indirectamente de esta industria, que ha crecido un 173% en los últimos años.
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Asimismo, la Denominación de Origen del Mezcal, otorgada en 1994, le ha dado a la bebida un “valor agregado”, llevándola a la categoría de destilado gourmet. Hoy en día, el mezcal no sólo se disfruta en las mezcalerías de Oaxaca, sino que también se encuentra en las cartas de los mejores restaurantes del mundo, donde se marida con platillos exóticos.
Sea cual sea el origen de esta tradición, ambas explicaciones están vinculadas a la religiosidad del estado y a su rica historia cultural.
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