“Para mí era como un punto de quiebre. ¿Qué pasa con el circo?, ¿con la gente a la que le suceden estas cosas o con los cuerpos que no están habituados a este tipo de prácticas?”, dice.
A cuatro años del accidente, Ruiz García presenta Quebranto, una puesta en escena que surge a partir de esas reflexiones y con la intención de romper con las convencionalidades asociadas al circo: el virtuosismo, la ejecución técnica, la espectacularidad y la carpa.
Foto: Cortesía
Relata que un año después del accidente conoció a Luis Blanco, con quien descubrió que tenía afinidad artística. El diálogo entre ambos, con intercambios esporádicos por internet, animó a Ricardo Ruiz a iniciar Esto No es Circo con Luis Blanco, quien se involucró en todo el proceso. Pronto, de ser un proyecto personal, se convirtió en uno colectivo.
“Precisamente para horadar estas convenciones que encontramos como el uso de la cuarta pared, el virtuosismo y la destreza física llevada al máximo, la iluminación siempre muy clara, donde no hay espacio para el error porque también de ello depende la vida, y que deba ser placentero o divertido, entretenido. Lo que queríamos era que fuera diferente, no lo opuesto totalmente, sino simplemente que fuera otra cosa”.
Ambos artistas buscan ofrecer otra perspectiva de cómo vivir una experiencia de circo, bo rrar la división impuesta entre las artes circenses y las escénicas, como si el circo no fuera un arte escénico en el que caben la danza y la música.
Luis Blanco detalla que Quebranto es una pieza multidisciplinaria que incluye circo, perfomance, apoyo audiovisual y vestuario, con la que busca crear momentos de contemplación mediante ciertas imágenes.
El circo no es un fin, sino un medio para manifestar todas estas inconformidades, inquietudes e intolerancias, dice.
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La puesta en escena no tiene una narrativa lineal, explora y experimenta a través del recurso aéreo, en este caso la cuerda, que se usa como hilo conductor de imágenes antológicas sobre un piso y escenario blancos, donde las cuerdas se deshilan y los vestuarios forman parte del elemento.
Quebranto también es un intento por desacelerar el ritmo habitual del circo. “Cuando vamos al circo los trucos son como muy rápidos, muy ágiles, para perder la atención del público. En este caso es: ‘no, vamos a tomarnos un respiro, una pausa para contemplar y mirar el paisaje’. Es una propuesta a mi modo de pintura, son pinturas que se van sucediendo”.
No es una ruptura con las artes circences, advierte. Su obra es circo porque hay entretenimiento, destreza física, virtuosismo, magia y placer, pero también muestra todo lo que pasa con lo grotesco, la violencia, lo desagradable, con emociones que también forma parte de la experiencia humana.
El artista Luis Blanco dice que, afortunadamente, ya empezó la reapertura de algunos espacios, teatros y foros con hasta 40% de su capacidad, tras más de un año de pandemia. Quieren aprovechar esta oportunidad para llevar Quebranto a la Ciudad de México y a otros estados del país.