“No vamos a pedir perdón por el trabajo que hacemos o el trabajo que las fuerzas del orden hacen”, añadió por su parte la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quien está en el ojo del huracán.
Al frente del departamento que ejerce la mano dura contra los inmigrantes, la funcionaria sigue al pie de la letra las pautas marcadas desde el Despacho Oval: la culpa es del Congreso, no de la administración.
Esa teoría, única defensa oficial por el momento, la repitió una y otra vez horas más tarde, cuando se enfrentó a los periodistas en la Casa Blanca. Reiteró que el gobierno sigue la ley y pasó toda la presión al Congreso, para que tome cartas en el asunto.
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No existe ninguna ley en EU que requiera separar a los niños de sus padres; ahora mismo es una decisión política tomada que se aplica a rajatabla, a pesar de que intenten venderlo como un callejón sin salida en el que la única opción es separar a menores de sus padres.
Progenitores que, con el cambio de interpretación legal y foco persecutorio, se han convertido en criminales por cruzar la frontera sin documentos. La ley obliga a meterlos en la cárcel, y el hecho de no poder encarcelar a menores impone la separación.
La excusa de culpar al Congreso esconde la voluntad real de la administración: usar la separación para frenar el flujo migratorio.
“Si construimos un muro, si aprobamos alguna ley, si cerramos los vacíos legales, no tendremos que enfrentarnos a estas decisiones terribles”, dijo ayer el fiscal general, Jeff Sessions, admitiendo implícitamente que se trata de una opción que se toma por orden de Trump y sus asesores antiinmigrantes.
“La imagen que quiero para este país es un sistema migratorio que proteja nuestras fronteras y sostenga los ideales humanitarios”, resumió Nielsen. Pero las imágenes que surgen de esta crisis son diferentes.
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La ola es tan abrumadora que está haciendo mella en los republicanos más conservadores, que hasta ahora estaban en el flanco más antiinmigrante. Ted Cruz, senador por Texas, anunció que iba a presentar una ley para mantener a las familias unidas.
Según una encuesta de Quinnipiac, sólo 27% de los estadounidenses apoyan la separación familiar en la frontera, en una encuesta en la que la desaprobación en la construcción del muro está en 58%.
Según la senadora demócrata Dianne Feinstein, la cifra de menores separados de sus padres por la “tolerancia cero” ascendió a 2 mil 342 entre el 5 de mayo y el 9 de junio. NBC reporta que los servicios sociales tienen bajo custodia a 11 mil 785 niños migrantes, una cifra que, al ritmo actual, superará los 20 mil antes de agosto.