Desde hace cinco años, esta familia se ha dedicado precisamente a eso, a la organización de la calenda, como parte fundamental de una festividad, tanto patronal como particular. Se trata, explican, de darle un giro a este concepto y acercar esta experiencia a los visitantes.

Foto: Mario Arturo Martínez. EL UNIVERSAL
Esta estrategia de ofrecer las calendas en paquetes, en especial uno diseñado para matrimonios llamado “Te Amo”, que incluye además de monos y marmotas, canastas floridas con esas letras, comenzó a popularizarse.
A ello se suma que la empresa familiar decidió refinar su trabajo artesanal en la elaboración de los monos a base de cartonería, cuidando cada de los rasgos de los rostros, innovando en los personajes y hasta ofreciendo personalizarlos.

Foto: Mario Arturo Martínez. EL UNIVERSAL
“La gente nos fue conociendo, y ya durante todo el año teníamos actividades. Nos fuimos extendiendo a todos los pueblos, por eso este año teníamos contratos firmados hasta el mes de diciembre. Por ahora poco a poco se han ido cancelando los eventos, y otros se han recorrido, pero en muchos casos se han tenido que regresar los anticipos”, relata.

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Padre e hijo saben que lo que están viviendo es similar a lo que pasa en todo el mundo, pero aseguran que quienes como ellos se dedican a las fiestas están prácticamente “aniquilados”, pues de tener de tres a cuatro contratos cada fin de semana, ahora buscan cómo resistir sin ingresos.
“No hay espacios, no hay eventos, no se tiene permitido en absoluto nada. Y uno tiene que ser respetuoso de lo que indican las autoridades de salud, por el bien de uno y de los demás”, explica Miguel de 52 años, quien durante la mayor parte de su vida se ha dedicado a la construcción.

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De acuerdo con el documento “Lineamientos para la reactivación de bodas, eventos sociales, congresos y convenciones”, la sana distancia, de al menos un metro y medio entre personas, es uno de los requisitos rectores de la reactivación de los eventos sociales, al igual que la instalación de filtros sanitarios y evitar a toda costa la aglomeración de personas, condiciones todas que son parte misma de la esencia de las calendas y su explosión de alegría por las calles.
Los artesanos, cuyas creaciones han llegado hasta Estados Unidos y Alemania gracias a paisanos, están conscientes de todo ello y de que aún no hay permiso de realizar ninguna calenda ni ningún tipo de concentración masiva.
Miguel Isanami agrega que por todo ello su espera va a extenderse aún más, pues las bodas son su principal fuente de ingreso y representan hasta 70% de los eventos para los que los buscan.

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“En la reactivación aún no entramos con calendas de bodas, por lo mismo que el turismo de fuera es el que principalmente se interesa y prefieren esperar para poder festejar en grande”, dice.
Mientras tanto, a las familias que viven de la fiesta sólo les queda resistir.