El Covid-19 no para el sueño de Temo de Gyves para el hospital de Juchitán

Antes de que el Hospital General “Macedonio Benítez Fuentes” fuera abatido por la fuerza de la tierra la noche del 7 de septiembre de 2017, Temo —como lo recuerdan con cariño— deseaba que en el mismo hospital se construyera o reparara el mobiliario

El Covid-19 no para el sueño de Temo de Gyves para el hospital de Juchitán
Fotos: Cortesía
Municipios 04/09/2020 10:04 Alberto López Actualizada 10:04

Juchitán de Zaragoza.— Alzaba la voz en las asambleas, cuestionaba decisiones inadecuadas, y siempre estaba preocupado por las necesidades del hospital que ayudó a fundar en Juchitán desde 1991, así recuerdan a Cuauhtémoc de Gyves de la Cruz: como un apasionado.

Sus compañeros de la sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTSA) cuentan que antes de que el Hospital General “Macedonio Benítez Fuentes” fuera abatido por la fuerza de la tierra la noche del 7 de septiembre de hace casi tres años, Temo —como lo recuerdan con cariño—  deseaba que en el mismo hospital se construyera o reparara el mobiliario, equipo de limpieza, aire acondicionado y el cableado eléctrico, entre otras cosas, para ahorrarle dinero y tiempo a las autoridades hospitalarias.

Cuando el entonces secretario de Salud del gobierno peñanetista, José Narro Robles, entregó el  Benítez Fuentes reconstruido a finales de noviembre del 2018, los ingenieros del nosocomio se percataron que faltaba algo… algo necesario.

De acuerdo con el informe de la Secretaría de Salud (Ssa) del gobierno federal, el hospital reconstruido contaba “con ocho consultorios de consulta externa, dos quirófanos, 60 camas censables y 40 no censables, una unidad de cuidados intensivos neonatales y para adultos, así como una de cuidados intermedios, área de obstetricia y urgencias”.

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Según el reporte de Salud, al hospital se le habilitó un área de imagenología con Rayos X, fluroscopía, ultrasonido, electrocardiografía, sala de mastografía y un tomógrafo de 80 cortes, servicios de laboratorio, anatomía patológica, cubículo de vacunas, salas de espera, trabajo social, curaciones y yesos; además de módulos de atención del adolescente, y violencia familiar.

Pero algo le seguía faltando al moderno edificio construido por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sobre una superficie de poco más de once mil metros cuadrados, y con una inversión de 520 millones de pesos. La respuesta viene de Audel Jiménez, jefe del Departamento de Mantenimiento de ese hospital: le faltaba el taller de reparaciones, el mismo con el que Cuauhtémoc de Gyves soñaba.

Desde entonces, y en una segunda ceremonia de entrega del hospital en abril de 2019, el técnico Cuauhtémoc de Gyves de la Cruz insistió en la necesidad de que el “Macedonio Benítez Fuentes” tuviera su taller de reparaciones.

Temo, quien fue electo por sus compañeros en 1996 como secretario de Organización de la subsección 02 de la sección 35 del SNTSA, encabezó la iniciativa para que el hospital contara con su propio taller de reparaciones de sillas, mesas, climas, ventiladores, y los sistemas eléctrico e hidráulico “para hacer economía y ahorrar”.

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Entre enero y febrero de este año, los 385 trabajadores del nosocomio, entre médicos, enfermeras y técnicos, protagonizaron un largo paro de labores que los llevó a protestar en marzo a la Ciudad de México, donde les ofrecieron que les darían medicinas, insumos y equipos de protección para enfrentar la pandemia por Covid-19.

A su regreso de esa protesta, en Juchitán Cuauhtémoc de Gyves recibió  al subdirector general de Administración y Finanzas  de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Martín Mathus Alonso, y juntos recorrieron la zona por donde podría instalarse el taller de reparaciones. El entusiasmo era colectivo. Como los SSO dijeron que no tenían los recursos, la Fundación Harp Helú ofreció la ayuda financiera para este proyecto.

Pero la pandemia le robó el sueño. La madrugada del 14 de abril, los familiares de Temo informaron que el apasionado sindicalista había fallecido.

Su hermano Leopoldo, expresidente municipal de Juchitán, expresó que tenía dificultades para respirar desde días antes, por lo que quizá se contagió del nuevo coronavirus en el hospital que él mismo ayudó a fundar y en el que luchaba por sus necesidades. Finalmente, el diagnóstico se confirmó.

Cuauhtémoc de Gyves fue la primera víctima mortal de Covid-19 en esta ciudad zapoteca, en la que desde esa fecha y hasta finales de agosto habían muerto 147 personas —de acuerdo con la Regiduría de Panteones del gobierno municipal—, entre médicos, enfermeras, profesores, periodistas, amas de casa, campesinos y petroleros. Cifra que contrasta con el registro oficial de los Servicios de Salud, que reportaba 52 fallecimientos al mismo corte.

Cuauhtémoc ya no vivió para darle seguimiento a su proyecto, que a juicio de sus compañeros como la dirigente sindical del hospital, Yolanda Sánchez Ulloa, y el jefe del Departamento de Mantenimiento, Audel Jiménez, no quedará inconcluso, porque hay un compromiso de la Fundación Harp Helú de financiar la construcción del taller.

Inicialmente, se sabía que la Fundación aportaría tres millones de pesos para; sin embargo, explica la lideresa sindical Sánchez Ulloa, por la pandemia se ha interrumpido la comunicación con los representantes de esa institución privada. “Espero que en la medida que haya condiciones, retomemos el sueño del compañero Cuauhtémoc”, dice resignada.

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