Juchitán de Zaragoza.— Aquel martes, Enrique López no era el maestro de primaria que disciplina a sus alumnos en la actividad física, ese día no estaba en una cancha deportiva dirigiendo los honores a la bandera, esa mañana andaba repartiendo cubrebocas y gel antibacterial a los transeúntes en una de las avenidas de Juchitán, vestido de payaso.
El maquillaje, la peluca y la ropa estrafalaria convierten casi todos los días a Enrique en Nitolín, su personaje para eventos infantiles que lo ha acompañado, desde hace 10 años, a ofrecer sonrisas y el pasado 2 de junio no fue la excepción.

Foto: Roselia Chaca
“No tenemos trabajos. [Por la contingencia sanitaria] perdimos de dos a tres eventos los fines de semana, en los que por cada uno ganábamos al menos 2 mil 500 pesos; sin embargo, ante esta crisis vemos que la gente no está disciplinándose y sale a la calle sin protección, por eso emprendimos esta campaña, además de que también recolectamos despensa en el “Juchitón” para luego repartirlo entre la gente más vulnerable y personas de la tercera edad”, explicó Marlene Gallego, más conocida como payasa Manichú, mientras recibe de algunos ciudadanos despensas con productos básicos.

Foto: Roselia Chaca
Marlene sonríe y hace gestos cómicos a todos los que ve caminar por la calle, a pesar de las desgracias que le han cimbrado la vida, desde aquel 7 de septiembre de 2017, cuando perdió su casa por el movimiento sísmico que lastimó gravemente a Juchitán; sin embargo, no deja de compartir alegría y buenas vibras a su alrededor.
Ella llegó a Juchitán hace 40 años desde Chiapas, sus raíces son zapotecas, por eso se instaló en esta ciudad. Un día, en la iglesia evangélica donde se congregaba requerían a una persona que atendiera a los niños, ella se ofreció, pero antes tuvo la idea de disfrazarse para tener la atención de los infantes.
Fue así como se acercó a este mundo del entretenimiento, hace 20 años. Asegura que no ha sido fácil, pero con el tiempo los objetivos en común permitieron que tanto Manichú como sus compañeros conformaran una hermandad.
En conjunto, han logrado profesionalizarse a través de talleres, capacitaciones y eventos globales, para ofrecer espectáculos de calidad y sano entretenimiento.

Foto: Roselia Chaca
Para no desatar mal entendidos, Juchiclown dejó en claro que todos los insumos que han adquirido para donar, así como la recolección de víveres, no tienen ningún fin lucrativo, ni detrás de estas acciones hay un partido político u organización empresarial, todo se realiza por iniciativa propia.
Durante dos días, ancianos, niños, niñas, adultos, comerciantes de todo tipo en Juchitán fueron los más participativos donando todo tipo de productos de la canasta básica a los integrantes de la hermandad de payasos, quienes decidieron invitarlos a salir un breve momento de sus sus encierros, sólo para poder brindar ayuda a los más vulnerables.