El 7 de agosto de 2018 murió a las 18:30 horas Tereso Nicolás, un hombre de 60 años, de oficio albañil, y por quien su familia vendió parte de su propiedad para atenderlo médicamente por padecer cáncer pulmonar y diabetes.
Nueve meses después su esposa, Susana García Méndez, aún llora su pérdida, pero se limpia sus lágrimas y sigue haciendo tortillas para sobrevivir.
Hasta hace nueve meses, aún poseía un terreno heredado por su suegro, pero ante la enfermedad de su pareja, más de la mitad de la propiedad fue vendida en menos de 50% de su valor. No tuvo opción, cuenta Susana, debido a que era la única forma en que podía conseguir dinero.
La necesidad la llevó a recurrir a un hospital privado, en el cual, por tres días de hospitalización de Tereso, tuvo que pagar más de 30 mil pesos.
“Se empezó a sentir mal [Tereso] y, como tenía el azúcar, le subió la presión mucho y ya de ahí ya no se levantó”, recuerda. Su esposo pidió salir del hospital y pasar sus últimos días en lo que aún quedaba de su hogar, hasta que el 7 de agosto falleció.
Susana todavía no se recupera de la pérdida de su esposo y de sus bienes. Platica que actualmente vive al día, debido a que por su venta de tortillas y tlayudas obtiene, en promedio, 200 pesos diarios; con este dinero paga sus gastos de comida, de sus cuatro nietos y reinvierte para su negocio.