Solidaridad, un respiro para comerciantes de la Central de Abasto que se levantan de las cenizas

La huarachería de Carmen fue pérdida total en incendio del mercado, pero la ayuda de artesanos de otros estados ha sido aliento para los afectados

Solidaridad, un respiro para comerciantes de la Central de Abasto que se levantan de las cenizas
Foto: Edwin Hernández
Municipios 08/06/2020 12:10 Christian Jiménez Oaxaca Actualizada 11:10

Para Carmen García Martínez la luz no se apaga. Ella es una de las comerciantes afectadas tras el incendio del pasado 27 de mayo, en el que perdió todo su patrimonio. Doña Carmen, como la conocen en la zona de tianguis de la Central de Abasto, lucha por mantenerse activa y no descobijar a las familias que dependen de la actividad y que, desde la década de los setentas, es su sostén económico: la elaboración de huaraches.

Al recordar el tiempo en el que inició su camino en el comercio establecido, recuerda que hace más de 30 años comenzó a trabajar en el mercado Benito Juárez. El oficio de la elaboración artesanal de huaraches la aprendió de su esposo, quien es originario de Villa Hidalgo Yalalag, en la Sierra Norte.

Carmen nació en San Dionisio Ocotepec, municipio del distrito de Tlacolula, y ella apenas era una estudiante cuando conoció al padre de sus tres hijos. "Me lo planteó bonito, le dije que yo estaba estudiando y que no sabía hacer nada... él me dijo, soy artesano y sé elaborar huaraches, yo los voy a hacer y tú los vas a vender, así vamos a tener nuestra casa", comenta.

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El inicio fue duro, precisa Carmen, vivió en la casa de la familia de su esposo, quien no tenía ni una cama propia, pero la fortuna sonrió a la pareja y con el tiempo vivieron tiempos de bonanza y prosperidad.

Ayudaba en el mercado del centro de Oaxaca a vender los huaraches, en el local de sus suegros. Y ahí también llegó a colaborar con otra comerciante a vender su mercancía, quien le traspasó su puesto. "La vida me ha dado golpes muy duros. Aunque tuvimos una temporada en la que teníamos hasta cuarenta trabajadores de diferentes comunidades como Yalalag, Muahuatlán y Ejutla; pusimos una curtiduría y subíamos como la espuma... pero los tiempos cambiaron", señala. 

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Foto: Edwin Hernández

Las dificultades económicas hicieron que la pareja, incluso, pasara tiempo en la cárcel. Al recuperar su libertad, empezaron a vender en el Mercado de Abastos; sin embargo, “también en  2006 quebramos, con el conflicto social...”, recuerda. Desde entonces, la familia ha luchado por recuperar su estabilidad. 

Ahora, ella tiene a tres colaboradores en su negocio, aunque por la emergencia sanitaria y para evitar riesgos tuvo que mandarlas a casa. Comenta que con el pasar de los días, conforme se han ido agravando las medidas contra la crisis sanitaria, las cosas comenzaron a ponerse más difíciles así que los invitó a trabajar al taller en su casa, donde “les dije que no les puedo pagar, pero comida no les falta", indica.

Pérdida total

Hace apenas cinco meses, Carmen terminó de pagar su vivienda, pero tras el incendio de hace unas semanas en la Central de Abasto, las pérdidas en su huarachería fueron totales.

En el momento del incendio, la familia se encontraba dando el último adiós al cuñado de Carmen, quien falleció de Covid-19, por lo que decidieron cerrar el negocio. 

Entre ocho y nueve de la noche, sus hijos le dieron la noticia, el incendio fue tan impresionante que ellos no daban crédito y entre lágrimas le relataron que el fuego llegó hasta la bodega, dejando en cenizas todo el patrimonio de la familia.

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Foto: Edwin Hernández

De acuerdo con los dictámenes de Protección Civil, alrededor de 100 locales resultaron afectados, casi todos registraron pérdidas totales, pues hasta las casetas se quemaron. Con el paso de los días, la familia de doña Carmen fue al puesto a rescatar algunos pares de huaraches y venderlos, para sacar un poco de dinero a los gastos del día

Aunque Carmen tiene el taller en su casa, por el cual ha seguido vendiendo, estima que la deuda que dejó el fuego se cuantifica en más de 150 mil pesos.

Solidaridad

Hace algunos días, Yoari López, creadora del proyecto Hilo de Nube, encabezó una rifa de sus prendas artesanales, en la que los donativos se otorgaron a comerciantes afectados en el siniestro, y Carmen fue una de las beneficiarias. La noticia del incendio tuvo tal alcance que permitió que otras iniciativas de diversas partes de México se sumaran a ayudar. 

Las redes sociales y la convocatoria propiciaron que seis comerciantes, entre ellos productores de canastas ubicados en el pasillo donde Carmen tenía su puesto, recibieran la ayuda voluntaria.

Sin precisar el monto del apoyo, Carmen reitera que en medio del aislamiento y la tragedia que dejó el incendio, la ayuda es un respiro para ella y las cuatro familias que dependen de su negocio.

Hasta hoy, las autoridades no han determinado la causa del siniestro, no obstante, el gobierno local anunció una inversión de 100 millones de pesos para restaurar el área que el fuego devoró.  Sin embargo, para Carmen, como para el centenar de comerciantes afectados, el confinamiento es un periodo incierto en el que no hay trabajo, ni ganancias, ni modo de recuperar lo que el fuego calcinó.

Aunque no precisó el monto del apoyo, Carmen reitera que en medio del aislamiento y la tragedia que dejó el incendio, la ayuda es un respiro para ella y las cuatro familias que dependen de su negocio.

Hasta hoy, las autoridades no han determinado la causa del siniestro y el gobierno local anunció una inversión de 100 millones de pesos para restaurar el área que el fuego devoró.  Sin embargo, para Carmen, así como para el centenar de comerciantes afectados, el confinamiento es un periodo incierto en el que no hay trabajo, ni ganancias: “ni modo de recuperar lo que el fuego calcinó”, sentenció.

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