Apoyada por Yesenia Núñez, una estudiante de Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico del Istmo (ITI), la instructora guía a las niñas y al niño, su hijo, en el manejo de los colores, sus combinaciones, el trazado de los dibujos en los lienzos, armado de los bastidores y el montaje de las telas, todo esto los ayuda a tener una mejor destreza.

“Quiero sembrar el inicio de un proyecto que crezca en el futuro, que de aquí salgan con otra visión del bordado y tejido. Que, además de tener una opción alternativa de ingresos, destaquen a nivel nacional e internacional con sus diseños, que pongan en alto el nombre de este pueblo y de las artesanas, que enardezcan este oficio”, argumenta Antonia.
También proyectan tener su propia marca de productos textiles, que los estudiantes logren ofertar sus trabajos en ferias y otros espacios comerciales. Por lo que la enseñanza no termina al abandonar la escuela, en sus casas siguen las instrucciones, a través de sus mamás o abuelas, también bordadoras, quienes se suman a la propuesta de Antonia.
Rosa Elvia y Rosalino son hermanos, se apenan ante las cámaras, pero confiesan estar contentos con el avance de su lienzo, el huipil que bordan todos los días desde hace tres semanas es un regalo que le harán a su abuela, que los observa a lo lejos y aplaude el futuro regalo.
Los demás participantes también confiesan que el resultado de este primer taller serán regalos para sus madres que les permitieron integrarse en sus ratos libres y cuando no van a la escuela formal.
Antes de la creación del proyecto Lidxi Guie’, Antonia Núñez y algunas de las madres de las niñas conformaron, después del sismo de 2017, una cooperativa de 15 bordadoras bajo el nombre de Guie’ Nabani (Flor Viva); son apoyadas por Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), como parte de la reactivación económica.
Desde entonces, entendieron que la organización puede abrirles puertas y puentes para mejorar su oficio, promoverlo y conservarlo desde la comunalidad, entendieron que para conservarlo se necesita inculcarlo a sus propios hijos e hijas, no dejarlo morir ni permitir que se los arrebaten los extranjeros y se comercialice de manera deshonesta, sin recibir crédito alguno ni compensación económica.