En confinamiento, nace escuela para que niños aprendan tradición zapoteca del bordado

Lugar que busca hacer consciencia en los menores sobre la importancia cultural que poseen como pueblo y hacerlos sentir orgullosos del talento que hay en Santa Rosa

En confinamiento, nace escuela para que niños aprendan tradición zapoteca del bordado
Foto: Roselia Chaca. EL UNIVERSAL
Municipios 18/07/2020 14:10 Actualizada 17:24

Juchitán de Zaragoza.- Debajo de una enramada de carrizo en la calle 5 de Mayo de la población de Santa Rosa de Lima, agencia de San Blas Atempa, funciona la escuela de bordado y tejidos para niños y niñas Lidxi Guie’ (La casa de las flores), desde hace más de un mes se reúnen 11 infantes, una vez por semana, para seguir manteniendo viva la tradición de este pueblo: el bordado tradicional de las mujeres zapotecas

Daidiri Morales, Reyna Morales y Renata Jiménez, de siete años; Rosalino Gallegos, de nueve años; Dulce Morales, de 13 años, y Rosa Gallegos, de 15 años, son las seleccionadas por la maestra Antonia Núñez para presentarse al taller de manera organizada ese día por las medidas preventivas por Covid-19 y no mantenerlos hacinados en el lugar.

Apoyada por Yesenia Núñez, una estudiante de Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico del Istmo (ITI), la instructora guía a las niñas y al niño, su hijo, en el manejo de los colores, sus combinaciones, el trazado de los dibujos en los lienzos, armado de los bastidores y el montaje de las telas, todo esto los ayuda a tener una mejor destreza.

Pero no sólo es bordar por bordar. Antonia, una artesana de 33 años y 15 de experiencia, busca hacer consciencia en los niños sobre la importancia cultural que poseen como pueblo y hacerlos sentir orgullosos del talento que hay en Santa Rosa, pues 90% de los habitantes se dedica a la fabricación artesanal de trajes regionales, el bordado es la actividad primaria.

“Quiero sembrar el inicio de un proyecto que crezca en el futuro, que de aquí salgan con otra visión del bordado y tejido. Que, además de tener una opción alternativa de ingresos, destaquen a nivel nacional e internacional con sus diseños, que pongan en alto el nombre de este pueblo y de las artesanas, que enardezcan este oficio”, argumenta Antonia.

Debido a la contingencia sanitaria, el proyecto avanza lentamente, actualmente los menores llevan sus propios bastidores de madera y sus materiales en hilos a la escuela, pero se tiene proyectado que en un mes, con el apoyo de la autoridad municipal de San Blas Atempa, la escuela tenga su registro, sus propios materiales, un espacio más adecuado y el aumento de los participantes.

También proyectan tener su propia marca de productos textiles, que los estudiantes logren ofertar sus trabajos en ferias y otros espacios comerciales. Por lo que la enseñanza no termina al abandonar la escuela, en sus casas siguen las instrucciones, a través de sus mamás o abuelas, también bordadoras, quienes se suman a la propuesta de Antonia.

“Como soy bordadora también, la ayudo en casa. Para que tuviera su propio bastidor corté uno viejo que tenía y lo adapté a ella, con eso trabaja en la escuela y en la casa. Es la primera vez que se crea una escuela de bordado y tejidos en el pueblo, por eso estamos muy contentas”, comenta Oralia Gutiérrez, madre de Reyna.

Rosa Elvia y Rosalino son hermanos, se apenan ante las cámaras, pero confiesan estar contentos con el avance de su lienzo, el huipil que bordan todos los días desde hace tres semanas es un regalo que le harán a su abuela, que los observa a lo lejos y aplaude el futuro regalo.

Los demás participantes también confiesan que el resultado de este primer taller serán regalos para sus madres que les permitieron integrarse en sus ratos libres y cuando no van a la escuela formal.

Antes de la creación del proyecto Lidxi Guie’, Antonia Núñez y algunas de las madres de las niñas conformaron, después del sismo de 2017, una cooperativa de 15 bordadoras bajo el nombre de Guie’ Nabani (Flor Viva); son apoyadas por Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), como parte de la reactivación económica.

Desde entonces, entendieron que la organización puede abrirles puertas y puentes para mejorar su oficio, promoverlo y conservarlo desde la comunalidad, entendieron que para conservarlo se necesita inculcarlo a sus propios hijos e hijas, no dejarlo morir ni permitir que se los arrebaten los extranjeros y se comercialice de manera deshonesta, sin recibir crédito alguno ni compensación económica.

Comentarios