Pese al hostigamiento policial, encaran a eólica

Acusan campesinos que las empresas del parque Bii Nissa dejaron daños graves en sus tierras y se niegan a resarcirlos económicamente

Foto: Especial
Municipios 20/06/2019 06:00 Alberto López Morales / Corresponsal Juchitán de Zaragoza, Oaxaca Actualizada 08:47

Desde la construcción del parque eólico Bii Nissa (Brisa del Mar), en 2018, propiedad de Eólica del Sur, a  Agustín López Esteva, uno de los arrendatarios de los suelos donde se instalaron los 132 aerogeneradores,   le dejaron una superficie de media hectárea que no podrá usar ni para  el  pastoreo ni para la  siembra de sorgo. 

De acuerdo con la cláusula del convenio firmado por la renta del espacio, ese pedazo de  tierra se considera con  daño permanente.  Sin embargo, los representantes de la empresa japonesa Mitsubishi, se niegan a pagarle lo acordado al campesino.

Lo anterior pese a que esta   granja eólica es  considerada como la más grande de América Latina, tuvo un costó 2 mil millones de dólares y producirá 396 megawatts de electricidad, equivalente para iluminar a casi 400 mil hogares del país.

Ante las negativas,  desde el pasado lunes 10 de junio,  Agustín y otros campesinos que rentan sus tierras a la empresa Eólica del Sur permanecen bloqueando con vehículos el paso  en dos de los accesos al parque. Se trata, dicen, de una forma de “protesta pacífica”, para reclamar la atención de los representantes de la compañía ante lo que llaman “pendientes de arreglo”.

Entre esos pendientes, denuncian los campesinos, también se encuentra la necesidad de rehabilitar las alcantarillas que atraviesan el parque eólico porque por “la mala ingeniería”, con las lluvias pasadas, los terrenos donde se siembran pastizales para el ganado se inundaron y aún continúan anegados.  La acumulación de esas aguas y su  permanencia por días, dicen,  saliniza las tierras y las deja inservibles. 

Jorge Abel Gómez Alonso es uno de los arrendatarios que sufrieron la inundación de sus terrenos que conforman  el polígono de 5 mil 300 hectáreas ubicado en Juchitán, donde está asentado el parque eólico,  que apenas inició operaciones en diciembre de 2018 y que se inauguró a fines de mayo pasado. Tanto él como Agustín, que  forman parte de los 182 propietarios de las tierras rentadas a la firma japonesa, expresan su molestia porque en lugar de recibir respuestas, la empresa los hostiga. “En estos días que llevamos de protestas en los accesos, nos mandan a la Policía Estatal. Nos sentíamos amenazados”, indican.

Francisco López Chente Sánchez, quien también  ha visto afectadas sus  tierras  por daños temporales y permanentes desde el inicio de la construcción del  Bii Nissa, denuncia que la construcción de las vialidades internas dejó afectaciones a los campesinos que la empresa se niega a cubrir. “Nosotros valoramos que la compañía nos rente nuestras tierras y nos pague, que deje beneficios para la comunidad, pero no podemos ignorar que hay pendientes que deben subsanar”, precisa.

También, víctimas de robos
Otro de esos pendientes, acusan campesinos, es que la  mayoría de los 25 parques que operan en el Istmo  cuentan con vigilancia las 24 horas del día, pero el Bii Nissa es la excepción. Aquí la vigilancia comienza a las siete de la mañana y concluye a las tres de la tarde. “Sin vigilancia, ¿qué pasa? Pues se roban el ganado  y los equipos que usamos como herramientas y excavadores”, responde Arturo Martínez Ruiz.

Tan sólo en el parque Bii Hioxho, que entró en operación en 2014, los propietarios de las tierras han reportado el robo de  10 cabezas de ganado y de equipo del campo, denuncia Francisco López Chente, quien recuerda  que la empresa se comprometió a contratar 50% de policías bancarios y el resto  de la vigilancia sería por recomendación de los dueños de la tierra. Hasta ahora ese compromiso sigue pendiente, señala.

Otra de las demandas  es que el bono de productividad anual  que les paga la empresa  sea en efectivo y no en especie. Eólica del Sur,  explica López Chente Sánchez, ya realizó el primer pago de este año por  11 mil 300 pesos a cada uno de los 182 propietarios, pero pagaron con vales para comprar rollos de alambre, picos, palas, cemento o varillas a una empresa que  les revende las herramientas  a un precio mayor, acusa.

Mientras tanto, los campesinos se mantienen en resistencia bajo el sol en los accesos del parque que  sigue trabajando. Dicen que no se van a mover  a pesar del hostigamiento de la Policía Estatal, que apenas en abril detuvo a 10 campesino  que protestaban en el parque eólico El Retiro, propiedad del Grupo México. 

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