De acuerdo con la cláusula del convenio firmado por la renta del espacio, ese pedazo de tierra se considera con daño permanente. Sin embargo, los representantes de la empresa japonesa Mitsubishi, se niegan a pagarle lo acordado al campesino.
Entre esos pendientes, denuncian los campesinos, también se encuentra la necesidad de rehabilitar las alcantarillas que atraviesan el parque eólico porque por “la mala ingeniería”, con las lluvias pasadas, los terrenos donde se siembran pastizales para el ganado se inundaron y aún continúan anegados. La acumulación de esas aguas y su permanencia por días, dicen, saliniza las tierras y las deja inservibles.
Jorge Abel Gómez Alonso es uno de los arrendatarios que sufrieron la inundación de sus terrenos que conforman el polígono de 5 mil 300 hectáreas ubicado en Juchitán, donde está asentado el parque eólico, que apenas inició operaciones en diciembre de 2018 y que se inauguró a fines de mayo pasado. Tanto él como Agustín, que forman parte de los 182 propietarios de las tierras rentadas a la firma japonesa, expresan su molestia porque en lugar de recibir respuestas, la empresa los hostiga. “En estos días que llevamos de protestas en los accesos, nos mandan a la Policía Estatal. Nos sentíamos amenazados”, indican.
Francisco López Chente Sánchez, quien también ha visto afectadas sus tierras por daños temporales y permanentes desde el inicio de la construcción del Bii Nissa, denuncia que la construcción de las vialidades internas dejó afectaciones a los campesinos que la empresa se niega a cubrir. “Nosotros valoramos que la compañía nos rente nuestras tierras y nos pague, que deje beneficios para la comunidad, pero no podemos ignorar que hay pendientes que deben subsanar”, precisa.
Tan sólo en el parque Bii Hioxho, que entró en operación en 2014, los propietarios de las tierras han reportado el robo de 10 cabezas de ganado y de equipo del campo, denuncia Francisco López Chente, quien recuerda que la empresa se comprometió a contratar 50% de policías bancarios y el resto de la vigilancia sería por recomendación de los dueños de la tierra. Hasta ahora ese compromiso sigue pendiente, señala.
Otra de las demandas es que el bono de productividad anual que les paga la empresa sea en efectivo y no en especie. Eólica del Sur, explica López Chente Sánchez, ya realizó el primer pago de este año por 11 mil 300 pesos a cada uno de los 182 propietarios, pero pagaron con vales para comprar rollos de alambre, picos, palas, cemento o varillas a una empresa que les revende las herramientas a un precio mayor, acusa.
Mientras tanto, los campesinos se mantienen en resistencia bajo el sol en los accesos del parque que sigue trabajando. Dicen que no se van a mover a pesar del hostigamiento de la Policía Estatal, que apenas en abril detuvo a 10 campesino que protestaban en el parque eólico El Retiro, propiedad del Grupo México.