Recibe damnificado de Oaxaca casa de fibra de coco
Empresa le otorga a Benito vivienda antisísmica y ecológica; participan Delher, MGI y un instituto de Estados Unidos
Benito Chiñas Ordaz, de vez en vez se acuesta en su hamaca debajo de unos almendros al borde de su propiedad, ubicada en la avenida Vicente Guerrero de Asunción Ixtaltepec, una calle con grandes manchones de lo que alguna vez fueron casas; en otras se sienta frente a su carpa de lona blanca mientras vende verduras y abarrotes.
La vida de este campesino zapoteca de 84 años era diferente: hace dos meses tenía una tiendita en la planta baja de su casa, que construyó con su esposa, pero el terremoto del 7 de septiembre lo dejó sin techo y sin ánimo de volver a levantar su patrimonio.
“Perdí todo: mi casa de dos pisos, mi tienda, lo que construí con mi esposa toda la vida. Qué puedo hacer a esta edad, soy un anciano de 84 años, enfermo y sin ánimos, nada. Dios me quitó todo y me dejó en el sol. Si no fuera por esta gente que me está regalando una casa, viviría en la calle hasta terminar mis días”, cuenta.
Benito Chiñas vivió cuatro días debajo de una lona después del sismo de 8.2 grados. La caridad llegó en forma de carpa blanca, donde habita desde entonc es, y hace un mes llegó la compañía Delher de la Ciudad de México, que elabora cocinas ecológicas, de gas y biogás, ofreciéndole una de sus casas antisísmicas y ecológicas, las famosas de fibra de coco o biocreto.
El hombre no dudó en aceptar y desde hace 15 días un grupo de ocho expertos y trabajadores comenzaron con la construcción de la vivienda de siete por siete metros cuadrados.
Además participan la empresa MGI, dedicada a construcciones prefabricadas; un instituto de EU, y Permacultura, enfocado a proyectos sustentables de vivienda y paisaje.
El proceso. Alfonso Salazar Aguirre, representante de Delher, explicó que la propuesta de casas de fibra de coco es utilizar la fibra de la fruta (mesocarpio fibroso) que se muele hasta dejarla fina, luego mezclarla con tierra barrosa, cal y una pequeña cantidad de cemento en una revolvedora. La composición se coloca con una cimbra de madera con un grosor de 32 centímetro hasta formar las paredes.
La base se realiza con la misma mezcla; además lleva un esqueleto de cimbra como estructura para cargar y también se le agrega varilla. Aunque la propuesta original es utilizar bambú, el techo es de lámina con recubrimiento resistente a oxidaciones y otro recubrimiento de unicel que ayuda a que no pase la radiación del sol.
Otra de las características es que con el tiempo estas construcciones absorben bióxido de carbono y se va petrificando la estructura, por lo que es amigable con la naturaleza.
“Delher, las otras empresas y organizaciones se suman a la reconstrucción con propuestas de viviendas alternativas, utilizando materiales que existen en la zona, como el caso del barro y la fibra de coco. Esta última se recolectó con las vendedoras de coco de agua en Juchitán e Ixtepec hasta tener la cantidad adecuada para la mezcla. Es económica, igual que las casas de súper adobe, y se gasta menos de 100 mil pesos”, dice Salazar.
En Ixtaltepec, don Benito es el único a quien se le construye esta casa; la empresa no tiene aún un número preciso de donaciones que hará en esta región del Istmo de Tehuantepec.