María Sabina, espíritu que nunca muere

A 33 años de partir, la sacerdotisa de los hongos es venerada en un recinto creado por su familia que atrae a cientos de turistas a Huautla

Bernardino García, bisnieto de María Sabina, relata que tras la muerte de la chamana, su padre guardó algunas de sus cosas, por lo que le propuso hacer el museo en esa casa, donde mucha gente fue a sanarse. Fotos: Alicia Pereda Martínez
Municipios 21/11/2018 09:00 Alicia Pereda Martínez Huautla de Jiménez, Oax.- Actualizada 09:00

El sonoro canto de las aves lo anuncia: la “mujer espíritu” está viva. A 33 años de su muerte, el legado de la curandera mazateca María Sabina se mantiene vigente en la comunidad del Fortín, donde un museo comunitario en su honor es, al mismo tiempo, espacio cultural y sagrario espiritual.

De sonrisa amplia y manos trabajadoras, Bernardino García, bisnieto de la sacerdotisa de los hongos alucinógenos, camina por el lugar, orgulloso explica cómo le ha dado forma a este sitio, donde lo que sobra es   misticismo.

—Al morir la abuelita, mi papá rescató algunas de sus cosas y las guardó. En  2013, yo le propuse hacer el museo; este es el lugar a donde vinieron cientos de personas a sanarse—, dice emocionado el también curandero.

La casa blanca

En la parte más alta del cerro del Fortín, entre la espesa vegetación de la sierra, la Casa Museo de María Sabina destaca. Con sus paredes blancas y piso de madera, es un  hogar con historia: en 1979 Margarita López Portillo, hermana del ex presidente José López Portillo, le regaló a la  curandera esta   vivienda prefabricada. Aquí,  Sabina pasó sus últimos cinco años de vida, siempre acompañada de sus “honguitos”.

—Al principio, la abuelita no quería vivir aquí, porque el viento pasaba y todo se movía, eso la asustaba— relata con una sonrisa Berna, como le gusta ser llamado.

A más de tres décadas de la muerte de la chamana, que partió del plano terrenal un 22 de noviembre, en este lugar se le recuerda entre los huipiles, rebosos, metates, petates, ollas  e imágenes religiosas que  fueron parte de su  vida diaria. No se exhiben zapatos porque, como dicen los que la conocieron, prefería  estar descalza.  

Además, se muestra una colección de fotografías. En todas, el  rostro sereno de la curandera hace juego con su vestimenta: un huipil  bordado, con listones rosas y azules, característico de la región.

—Aquí está Alex Lora, él conoció a la abuelita. Hace unos años vino al museo y nos hizo mucha promoción, toda la que no nos hace el municipio— explica Berna entre risas y apuntando con el dedo la fotografía del rockero.

Según datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Oaxaca es la entidad con más museos comunitarios en el país, 18, el de María Sabina no está incluido, se ha ido formando con donaciones e historias. 

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Uno de los mayores atractivos para acudir, no sólo al museo sino a la región, es la experiencia del ritual con los hongos alucinógenos o “niños santos”, que a la fecha realizan los familiares de la sacerdotisa mazateca y otros curanderos tradicionales.

En este sitio hay algunas pinturas y esculturas en exhibición, todas fueron donadas por artistas locales, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México e incluso, turistas que plasmaron, a través del arte, cómo María Sabina se les hizo presente a través de su “viaje sagrado”.

Los Niños Santos

—Los hongos no te curan, son sólo un instrumento, te abren el camino para que tú mismo sanes. Aquí, la abuelita te acompaña en el camino y tú comulgas con la naturaleza— explica Berna.

Entre los mazatecos de la Cañada, la medicina tradicional es fundamental, al ser un pueblo de creencias místico-religiosas, es frecuente que niños, jóvenes y sobre todo  ancianos recurran a los curanderos o chamanes para sanar sus males físicos y espirituales.

Hay varios métodos de sanación, según explica Berna, se puede recurrir a la lectura de vela, maíz o copal; también la “absorción” de las enfermedades; sin embargo, el camino más espiritual es el de los “niños santos”, también es el que más atrae a turistas nacionales y extranjeros. 

—A Huautla le dieron la denominación de Pueblo Mágico por todo lo que representa María Sabina, ella es quien nos puso en la mira del mundo (...) este es un don de Dios y no se cobra, si alguien quiere consumir los hongos es bien recibido— dice Berna, quien al igual que sus ancestros es un “hombre espíritu”.

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