Memoria: Rostros y oficios visten 100 paredes de Juchitán

Junto a una mesa de madera que sostiene dos peroles y tres palanganas rebosantes de arroz, frijoles, chiles rellenos y piezas de pollo empanizado, con el mandil en el pecho, Guadalupe Vásquez Felipe quedó inmortalizada en el mural de su vivienda ubicada en la colonia popular Colosio, al norte de esta ciudad zapoteca.

Al otro extremo, al sur de la ciudad, sobre la fachada de una vivienda dañada por el terremoto del 7-S se realza el rostro de José Sánchez Hernández, con sombrero de palma y un paliacate rojo en el cuello.  Da la apariencia de que vigila el paso de los transeúntes en el barrio de la Cuarta Sección, donde en vida fue popularmente conocido como Ché Neya.

Ambas imágenes, la de  Guadalupe y José, forman parte de un proyecto impulsado por   la Dirección de Arte Urbano del  ayuntamiento, que pretende pintar 100 murales de personajes y oficios en las fachadas de  viviendas  y de poblaciones que pertenecen a este municipio juchiteco, como La Ventosa, La Venta, Chicapa de Castro y Álvaro Obregón.

Guadalupe  tiene 53 años  y, desde  2010, se dedica a la venta de empanadas, arroz, frijoles, pollo empanizado y chiles rellenos para el desayuno de sus vecinos. Ella enviudó hace 10 años y se quedó a cargo de cuatro hijos, dos de los cuales cursan el bachillerato y la secundaria. Su imagen quedó inmortalizada como una cocinera zapoteca que lucha todos los días.

El popular Ché Neya falleció en marzo de 2013. En vida se desempeñó como comerciante, vendía otates y horcones para construir enramadas, también comerciaba maíz y mezcal. Su rostro quedó guardado para la memoria desde el año pasado, cuando los muralistas de la Dirección de Arte Urbano lo consideraron un personaje en la vida de la sociedad juchiteca.


Para Juchitán, 100 murales

Cien murales para Juchitán, explica el director de Arte Urbano del ayuntamiento, Jesús Vicente Lagunas, tiene como antecedente el trabajo que desde 2011 realizaron los colectivos Bini Laanu (Nuestra Gente) y Chiquitraca, integrado por jóvenes que crecieron en el graffiti y después alcanzaron el nivel de muralistas.

Con el inicio del actual gobierno,  que preside el morenista Emilio Montero Pérez, se creó por primera vez en la estructura del gobierno municipal la Dirección de Arte Urbano que, con cuatro muralistas Luis, David, Desiderio y Jesús, así como dos mujeres voluntarias, Esmeralda y Didxazá, tiene el reto de pintar 100 murales en el trienio que comenzó el año pasado.

“Hemos elaborado 45 murales diseminados en todas secciones, fraccionamiento y colonias populares”, refiere Jesús Vicente Lagunas. En los cuadros se pueden apreciar los personajes y oficios de la ciudad: hombres elaborando huaraches, mujeres bordadoras y cocineras; también hay niños jugando canicas y volando papalotes.

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De acuerdo con  Vicente Lagunas, los murales restantes se van a elaborar en las agencias de  Chicapa de Castro, Álvaro Obregón, La Ventosa y La Venta.

“La idea de los murales, además de que embellecen el entorno de las viviendas, siempre nos van a recordar que en Juchitán hay oficios productivos y personajes que dan y han dado lo mejor para la sociedad”, comenta.

Los integrantes de la Dirección de Arte Urbano, recuerda su titular, fueron quienes hicieron los murales que están dentro del recién reconstruido mercado 5 de Septiembre. En las paredes del inmueble se aprecian peces, camarones, iguanas, la milpa de maíz zapalote chico,  totopos y el traje bordado de las mujeres.

En  2011, los integrantes de los colectivos Bini Laanu y Chiquitraca comenzaron a elaborar dichos murales sin el apoyo de ninguna autoridad.

En ese año, recuerda  Vicente Lagunas, conocido como Gotha, alcanzaron a realizar 15 murales por la falta de recursos económicos. Lamentablemente, dice, la mayoría de esos trabajos se perdieron con el terremoto del 7-S.


Denuncian exclusión

Muralistas juchitecos, como David Orozco, conocido en el ambiente como Poetalatas, cuestionan  el esquema de trabajo de la Dirección de Arte Urbano del ayuntamiento juchiteco. 

“Han contratado a personas sin la trayectoria muralista. Yo tengo más de 20 años y me siento excluido. Creo que los recursos públicos deben incluir a todos”, refiere.

Poetalatas, con más de 200 murales pintados en diferentes puntos de la geografía nacional, revela que por ahora está concentrado en la elaboración de murales en la vecina comunidad zapoteca de Unión Hidalgo.

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 Trabaja murales con imágenes de personas de la tercera edad que realizan algún oficio, como las tejedoras de palma.

Ese proyecto, cuenta David Orozco, va a continuar con sus propios recursos porque los gobiernos municipales no involucran a todos los artistas: “Pese a todo, seguiremos trabajando por nuestra cuenta, nadie detendrá nuestro trabajo, aunque yo quisiera que se apoyara a todos los muralistas para que cuenten en sus obras la vida de nuestros personajes y sus oficios”, dice.

“Sentimos orgullo”

Inmortalizada su imagen como vendedora de alimentos,  Guadalupe Vásquez Felipe no oculta su alegría y orgullo: “Claro que me siento feliz. Mis hijos están contentos y mis vecinos quedaron sorprendidos cuando los muchachos terminaron de pintarme al lado de la mesa y los trastes que me acompañan desde hace años”, comenta.

Magdaleno García López, profesor jubilado y yerno de  José Sánchez Hernández, dice que toda la familia está orgullosa del mural dedicado a la memoria de Ché Neya. Sus 14 nietos se han tomado la fotografía al lado de la pintura donde José Sánchez parece que saluda a las personas que transitan por el barrio de la Cuarta Sección.

En diversos puntos de esta ciudad zapoteca, los rostros de los personajes con oficios disímbolos, como el  de Cándido Carrasco, pintor de imágenes típicas de Juchitán; el de la señora que hace verdaderas obras de arte con la palma; la niña con la iguana en la mano o la mujer que vende el pescado quedarán en la memoria colectiva para transmitir a las nuevas generaciones.