En el Istmo está prohibido enfermarse
Tras retiro de unidades móviles, más de 100 mil istmeños afectados
Desde la noche del 7 de septiembre está prohibido enfermarse en esta ciudad zapoteca. El terremoto terminó por destruir el Hospital Civil que meses antes agonizaba por falta de medicinas, insumos, personal especializado y mantenimiento.
En esa noche, los médicos y enfermeras arriesgaron la vida para salvar a 60 pacientes que eran atendidos en el Hospital Civil Macedonio Benítez Fuentes. Resultaron ilesos, pero el terremoto dañó de muerte el edificio de la institución. Desde entonces más de 100 mil istmeños tienen prohibido enfermarse, pues no tendrían lugar alguno al cual acudir por atención médica.
La agonía del hospital no inició con el sismo.
Desde 2016 los 356 trabajadores, entre médicos y enfermeras, suspendieron labores para exigir a las autoridades estatales la remodelación de los quirófanos y el suministro de medicinas e insumos.
“La naturaleza nos ganó y nos dio la razón. El terremoto mostró que no nos equivocamos al pedir que remodelaran las instalaciones. Hoy no tenemos nada, sólo este espacio provisional”, señala la doctora Yolanda Sánchez Ulloa, dirigente sindical del Hospital Civil.
Opciones temporales.
Para atender la emergencia tras el sismo, 40 médicos cubanos de la brigada internacional Henry Reeve, llegaron a finales de septiembre. Instalados en una cancha de futbol, en Ixtaltepec, dieron 13 mil consultas, realizaron 152 cirugías y 200 estudios de laboratorio, pero su colaboración culminó y y se retiraron a mediados de noviembre.
Sin edificio hospitalario y sin la ayuda cubana, las autoridades de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), para atender a los cientos de enfermos que requieren atención, habilitaron un hospital al aire libre en el anexo de un campo de futbol. Hasta ahí llegaron tres tráileres con quirófano, equipo que fue prestado por el gobierno de Hidalgo.
Pero apenas el 14 de este mes, dos de esos tráileres, conocidos como Atlantes de la Salud, regresaron a Hidalgo. Sólo uno de ellos se quedó, pero porque los trabajadores del hospital salieron a las calles a protestar porque las autoridades de los SSO empezaron a desmantelar la clínica improvisada. Por eso se quedó.
En el amplia área donde aún funciona el hospital, hay dos enormes casas de campaña que tienen capacidad para la hospitalización de 10 pacientes cada una. También hay una ambulancia para consulta externa, dos áreas de cocina y baños móviles.
Como refuerzo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) envió un tráiler con quirófano, pero el vehículo no puede entrar en operación, pues a penas se le está dando mantenimiento. Además, el pasado jueves 23 dejó de dar servico el Laboratorio Móvil de Detección Molecular.
En dicho laboratorio se tomaban muestras para detectar casos de dengue, zika y chikungunya; en seis horas se tenían los resultados. Ahora, los pacientes que requieran la toma de esas muestras deberán esperar hasta dos meses para conocer los resultados de los análisis.
Todas las instalaciones están a la intemperie. “Nos llovió, todo se enlodó, después llegaron los nortes, el lodo seco se convirtió en polvo y ahora siguen los vientos fuertes”, explica la doctora Sánchez Ulloa.
Hospital, hasta diciembre.
Al mediodía del jueves, de una de las casas de campaña habilitada como área de hospitalización, salió la frágil figura de Dayani, quien día antes se convirtió en madre, pues tuvo su bebé, un varón, en el quirófano móvil.
“Nos atendieron bien. Ahora nos regresamos al pueblo, a San Miguel Chimalapa”, dice mientras su madre sostiene en sus brazos al recién nacido, arropado en una gruesa cobija para protegerlo del frío y el fuerte viento.
Luego de un paro de labores de dos días para exigir que se apresure la habilitación de la nave del Instituto de Cultura Zapoteca (Inculza) como hospital, el pasado viernes los 356 trabajadores de la salud regresaron a sus actividades.
“Nos dijeron que para el 20 de diciembre de este año ya estará listo el nuevo edificio habilitado como hospital provisional y, por el momento, seguiremos atendiendo a la población en este anexo del campo de futbol”, explica la doctora Sánchez Ulloa.