El Xandú zapoteca da un respiro a la economía de Juchitán, lastimada por la pandemia

Desde el confinamiento, la situación económica se ha complicado en esta ciudad que vive del comercio que rodea a las fiestas tradicionales

El Xandú zapoteca da un respiro a la economía de Juchitán, lastimada por la pandemia
Foto: Cortesía
Municipios 31/10/2020 10:42 Alberto López Actualizada 10:43

Juchitán.— El viento mece la enagua de Ana María, quien enfila sus pasos hacia la casa donde vivió su suegro, el experimentado carpintero Javier Girón Aquino. Lleva en sus manos sendos racimos de cempasúchil y cresta de gallo, y a sus alrededor, el “norte” impregna en el ambiente el olor del sahumerio que guía el regreso de las almas de los difuntos.

En Juchitán, se recibe a los muertos este 30 y 31 de octubre. Así lo dicta la tradición zapoteca, por lo que algunas familias arman altares de nueve escalones que ornamentan con flores de cempasúchil y cresta de gallo que se siembra en los campos de los pueblos vecinos, mientras que otras familias elaboran el biguié, un gran retablo de flores.

En octubre de 2017, la conmemoración anual del Xandú no se detuvo pese al terremoto. Entre escombros y patios libres donde antes estaba de pie una vivienda, las familias juchitecas colocaron sus altares y mesas cubiertas de flores y frutas. En este año, el Covid-19 tampoco impidió que los zapotecas honraran a sus difuntos.

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Foto: Roselia Chaca. EL UNIVERSAL

Desde el confinamiento ordenado por las autoridades a mediados de marzo, la situación económica se ha complicado en esta ciudad que vive del comercio que rodea a las fiestas tradicionales, mismas que se suspendieron por la pandemia y en medio de esas complicaciones, con siete meses de escasa actividad comercial, la celebración del Xandú significó un respiro.

Los hijos de Javier Girón Aquino, quien falleció el 15 de mayo de este año, víctima de una larga enfermedad, no compraron los tallos de plátanos que ornamentan la entrada de las viviendas donde se realiza el Xandú. Unos amigos que tienen platanares en sus ranchos regalaron las piezas con pencas del fruto verde, pero en el mercado el par de tallos se vendió en 800 pesos, mientras que un ramo de 12 piezas de cempasúchil se vendió entre 20 y 25 pesos.

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Foto: Roselia Chaca. EL UNIVERSAL

La familia Girón compró 350 pesos de la flor de muertos y dos docenas de cresta de gallo que pagaron en 200 pesos, más unos 600 pesos de panes de Difuntos. También invirtió unos 5 mil pesos para la hechura de 200 tamales de mole negro.

En promedio, en cada vivienda que se celebró el primer o segundo Todos Santos (Xandú Yaa o Xandú Guiropa), se gastó un promedio de 10 mil pesos por la compra de flores, panes, cocos, cañas, frutas, veladoras, mezcales y cervezas que ofrendaron a las almas de los difuntos y compartieron con los vecinos y familiares, compras que reactivan la economía.

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Foto: Roselia Chaca. EL UNIVERSAL

Pese a que en esta ciudad zapoteca la celebración del Xandú se realiza en casa, donde se recibe a los muertos, la autoridad municipal ordenó el cierre de los panteones para evitar la asistencia de las familias, que tradicionalmente y en forma masiva acude para la visita de las almas en la celebración del Domingo de Ramos, que este año se suspendió por el Covid-19.

David Girón Cabrera, uno de los hijos de Javier, dice que por la pandemia la familia tuvo el cuidado de no invitar a muchas personas al Xandú Yaa. “A los invitados les pedimos que se protegieran con el cubreboca. No podíamos ni podemos poner en riesgo la salud y la vida de las familias juchitecas”, asegura.

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