Lejos de sus respectivos países, los migrantes se sintieron hoy humillados en su condición humana. "¿No tiene corazón esas autoridades que nos ven como su fuéramos apestados?", preguntó una mujer de Venezuela, que con ocho meses de embarazo sigue caminando. "Vamos para el otro lado", comenta con esperanza en el futuro.

"Por razones humanitarias, les facilitamos el espacio del domo para que descansen y duerman, hoy estamos convocando a la población para que se solidarice con ellos y traigan algo de comida y café", dijo el agente municipal, Roque Altamirano, quien informó que se faciliten los baños municipales.
En cuanto llegaron, cerca de la 1:00 de la tarde, la mayoría de los migrantes tendieron sus sábanas, cartones y casas de campaña y descansaron. Es más grande el cansancio que el hambre, dijeron antes de beber abundante agua que les ofrecieron. Y ahí, en medio de fuertes vientos que azotan la zona, esperan el paso de las horas para salir mañana hacia Juchitán.
La caravana o Viacrucis del Migrante sigue resguardada por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), por elementos de la Guardia Nacional (GN) y por los miembros del Grupo Beta, que lleva una ambulancia donde todos los días, personal paramédico migratorio brinda las consulta a menores y mujeres embarazadas, principalmente.