Convierten remesas de EU en mole y totopos, el motor de la economía en Caxtlahuaca, en la Mixteca de Oaxaca
El estado de Oaxaca se encuentra entre los primeros 10 de la República mexicana que aumentó la recepción de remeses familiares durante 2021, el segundo año de la pandemia de Covid-19, según informó el Banco de México
Juxtlahuaca.- Desde hace más de 20 años Rocío Mora se dedica a moler maíz para elaborar totopos, unas tortillas doradas características de la Mixteca de Oaxaca. Como ella, los habitantes de Santa Rosa Caxtlahuaca se dedican a esta actividad. O al menos los que han resistido y no han migrado a Estados Unidos. El resto de los pobladores sobrevive gracias al dinero que sus familiares les mandan y que es el motor que mueve a esta comunidad.
Santa Rosa Caxtlahuaca es un pueblo perteneciente al municipio de Santiago Juxtlahuaca y que cuenta con mil 54 habitantes. Su mayor fuente de ingreso son las remesas, mientras que el resto de la población se dedica al comercio de totopos y mole, la venta y crianza de animales de granja, o en el sector de transporte, como taxistas; el resto trabaja en el campo.
“La remesa que viene de Estados Unidos es el principal sostenimiento del pueblo, muchas mujeres tienen su esposo, hijos o algún pariente allá y son quienes envían dinero y gracias a eso sobreviven las familias, sino, sería muy difícil para esta comunidad”, explica Gustavo Rojas, agente municipal quien ya cuenta con residencia legal en el país vecino y regresó hace unos días del “Norte”, sólo para cumplir con su cargo de autoridad.
El estado de Oaxaca se encuentra entre los primeros 10 de la República mexicana que aumentó la recepción de remeses familiares durante 2021, el segundo año de la pandemia de Covid-19, según informó el Banco de México el pasado primero de noviembre. En un comparativo entre los meses de enero a septiembre de 2020 y 2021, la recepción de divisas creció en 323 millones de dólares, al pasar de 1,406 a 1,729 en ese periodo.
De acuerdo con el Banco de México, de enero a septiembre de 2021, siete entidades federativas recibieron casi la mitad de las remesas en la República mexicana: Jalisco (10.2%), Michoacán (9.7%), Guanajuato (8.3%), Estado de México (6.1%), Ciudad de México (5.7%), Guerrero (5.0%) y Oaxaca (4.6%).
En el caso de Santa Rosa a Caxtlahuaca, aunque muchas personas, mujeres principalmente, no reciben directamente dinero desde EU y se dedican a la venta de totopos, son los migrantes quienes compran estas tortillas para llevárselos a su lugar de residencia. En las últimas vacaciones de 2021, por ejemplo, la venta de totopos incrementó debido al gran número de visitas de migrantes en sus comunidades. Según cifras del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM), en esta temporada retornaron a la entidad al menos 8 mil paisanos.
“Hay muchas personas que vienen del otro lado y ellos son quienes nos compran los totopos. En las fechas que tenemos mayores ventas es en la temporada de Todos Santos y Diciembre”, explica a EL UNIVERSAL Rocío Mora mientras coloca una tortilla en el comal y de fondo se escuchan avisos de ventas de estos productos en la radio local.
Foto: Juana García
Rocío aprendió hacer totopos hace 22 años. Su madre le enseñó cuando estaba en la telesecundaria; ahora, su madre está enferma de los pulmones por inhalar tanto humo, al menos eso le dijeron. Todos los días, Rocío se levanta antes de las 6:00 de la mañana, para moler tres maquilas de maíz. También hace mole para vender. Además, cría pollos y guajolotes.
La venta de totopos le ha permitido a Rocío mantener su negocio y ahorrar dinero para poder construir su casa, porque donde vive, es de su hermano.
Después de las remesas, la venta de totopos y el mole, son las principales actividades que realizan las familias para vivir día a día. La venta se hace desde los domicilios de las mujeres totoperas y en el mercado local de Santiago Juxtlahuaca.
Gustavo Rojas, el agente municipal, reconoce que las remesas son la base para sostener la economía de las familias en Santa Rosa. Y lo sabe de primera mano, pues apenas hace unos días Gustavo regresó para ocupar el cargo como la principal autoridad, labor que desempeñará durante un año.
En su caso, comenzó a migrar a Estados Unidos desde 1983, cuando tenía 16 años. Con el tiempo se llevó a su esposa y a sus tres hijos para el “otro lado”, porque asegura que allá hay más oportunidades. A la fecha, Gustavo es residente estadounidense y habla tres idiomas: español, inglés y mixteco.
“Algunos tenemos la oportunidad de regresar al pueblo porque tenemos papeles, pero otros no. Muchos construyeron sus casas, pero están abandonadas. La migración se ha puesto mucho más difícil en la frontera”, dice el agente municipal.
Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en Oaxaca salieron 35 mil 936 personas para vivir en otro país, de los cuales 93 de cada 100 se fueron a Estados Unidos. A nivel nacional se registraron 802 mil 807, de ellos 77 de cada 100 se fueron a dicho país.
Pandemia no detuvo apoyo de migrantes
Foto: Juana García
A diferencia de lo que padecieron otras comunidades de Oaxaca que viven del dinero que llega de EU y cuya economía se paralizó durante los primeros meses de la pandemia, debido a que los migrantes trabajan en restaurantes, hoteles y fábricas, empresas que detuvieron operaciones, en Santa Rosa la recepción de remesas no se detuvo, pues los hijos de este pueblo se emplean principalmente en actividades agrícolas, que por ser esenciales no se frenaron.
Los lugareños aseguran que en Santa Rosa, ubicada a 15 minutos de la cabecera municipal de Santiago Juxtlahuaca, no se ha detenido su economía en el tiempo que lleva la pandemia del coronavirus.
Explican que gracias a las actividades agrícolas que los migrantes realizan en Estados Unidos, las personas no han dejado de recibir envíos de dinero, a diferencia, por ejemplo, de Santo Reyes Tepejillo, otra comunidad de la Mixteca, cuyos habitantes se vieron afectados por las bajas remesas.
“Los migrantes mandan dinero para que les envíen totopos, pan, mole, tasajo y hasta chocolate. En fechas festivos, las casas de envío se llenan de empaques, y así es como el dinero fluye por esta zona”, asegura uno de los vecinos.
La gratitud de los pobladores con la comunidad que radica en EU y que sostiene la economía local es tan grande que durante la fiesta patronal de Santa Rosa, en el mes de agosto, los pobladores ofrecen una misa en agradecimiento al apoyo de los migrantes.
“Los migrantes han apoyado en la construcción del palacio y otras obras en beneficio de la comunidad; ellos envían dinero y los que está acá lo hacen. Es así como nos ayudamos, para sobresalir”, finaliza el agente municipal.