En el Istmo de Oaxaca, vuelven niños a aulas de plástico, así son las clases tras terremoto y pandemia

Alumnos de la primaria Miguel Hidalgo de Chicapa de Castro prefieren el calor de su escuela que continuar con las deficiencias y limitantes de la educación en línea

En el Istmo de Oaxaca, vuelven niños a aulas de plástico, así son las clases tras terremoto y pandemia
Fotos: Roselia Chaca
Municipios 12/11/2021 11:31 Roselia Chaca Actualizada 11:34

Chicapa de Castro, Oax.— Las seis aulas provisionales de plástico de esta escuela se calientan después del mediodía, lo que hace difícil la enseñanza a los pocos niños que asisten a clases presenciales, pero los maestros y padres de familia de la primaria Miguel Hidalgo de Chicapa de Castro prefieren el calor a seguir con la deficiente educación en línea.

Por más de un año, los siete maestros hicieron todo lo que pudieron para cumplir con las clases vía Zoom y WhatsApp con sus 132 alumnos, pero la mala señal de internet en esta agencia de Juchitán dificultó esta encomienda.

Aunque buscaron subsanar la situación con la implementación de estrategias que no pusieran en riesgo a ellos ni a los alumnos, como las clases individuales en casa de los niños con problemas, el avance académico fue limitado.

escuelas_sol_2.jpg

“Fue un año muy difícil para todos, porque uno de los principales obstáculos para alcanzar el 100% de los contenidos fue la conectividad, y en la población la señal de internet es muy mala.

“Por ejemplo,  de mis 27 alumnos, 10 de ellos no se pudieron conectar. Tuve que ingeniármelas para regularizarlos en mi casa o en casa de cada uno; fue además cansado y desgastante. Ante esa situación crítica, decidimos regresar, aunque sea en las aulas provisionales”, explica la maestra de cuarto grado, Virginia Ramírez Ramos.

Lee: En Oaxaca, existe una generación de niños que no conoce los salones de clases

Otro de los problemas que observaron durante un año fue que muchos de los padres y madres de familia no contaban con los conocimientos necesarios para orientar y guiar a los niños desde casa siguiendo las instrucciones de los maestros.

escuelas_sol_7.jpg

Además, el  grupo que más dificultades enfrentó durante las clases en línea, según los profesores de la institución, fue el de primer grado; ya que al no recibir clases presenciales en el nivel preescolar, los problemas sicomotrices se acrecentaron al llegar a la primaria.

“Llevamos dos meses de clases presenciales de dos horas durante dos días a la semana, y puedo decir que lo más difícil de resolver son los problemas motrices que arrastran los niños de este nivel, porque les dificulta trabajar con algo tan simple como  las tijeras, actividad que desarrollan en preescolar y no lo tuvieron; así que esa situación  se tiene  que atender de manera presencial, no hay de otra”, manifiesta la maestra de primer grado, Doraceli Sánchez.

Estos problemas detectados por los maestros orillaron a retomar las clases híbridas, dos días en aulas, dos días en línea  y un día impartiendo asesorías en línea y presenciales. Para las clases físicas, regresaron bajo un estricto protocolo de seguridad con el aval de los padres de familia y las autoridades de la agencia.

“Los niños sólo están dos horas en las aulas, todo el tiempo con cubrebocas. Todos traen su gel antibacterial, no hay recreo y al entrar se les rocía un sanitizante. 

“Al final de las clases, cada padre recoge a su hijo y se lo lleva directo a su casa. No permitimos que los niños se muevan en grupos porque se corre el riesgo que se desvíen del camino a sus casas y se lleguen a contagiar en algún punto, así que la responsabilidad de movilizarlos de manera segura recae en los padres”, comenta el director Ahuitzotl Jiménez Pérez.

Las aulas de plástico fueron construidas hace cuatro años por el gobierno estatal, como respuesta provisional a la destrucción de la escuela, tras el terremoto ocurrido del 7 de septiembre del 2017.

escuelas_sol_5.jpg

Sus desperfectos ya son notorios: comienzan a desprenderse parte de los soportes del techo y los profesores temen que no resista los fuertes vientos.

“Las aulas nos las dieron mientras esperábamos la reconstrucción de los seis salones que se cayeron con el terremoto. Se supone que no sería más de un año, pero llevamos cuatro años y siguen sin entregarnos las nuevas aulas. 

“Estos módulos prefabricados comenzaron a presentar fallas desde los primeros meses, en el primer año. Con los primeros vientos se levantó  uno de los salones, así de golpe lo levantó una ráfaga. Los niños se asustaron y los maestros lo sujetamos nuevamente con clavos. No van a aguantar mucho más, pero no tenemos de otra en este regreso a clases, regresamos a lo que teníamos antes”, resalta.

Por ello, autoridades y maestros exigen al Instituto Oaxaqueño Constructor de Infraestructura Física Educativa ( Iocifed) que termine la reconstrucción de las seis aulas que ya tienen 70% de avance, pero cuyos trabajos están suspendidos por la falta de recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

La situación de la institución  se agravó después de que la Constructora Salcedo, a  la que se le habían asignado los trabajos, los defraudara con el dinero que les asignó el Fonden, ya que sólo construyó 30% de los edificios y desapareció. 

escuelas_sol_2_0.jpg

Después, la obra fue retomada por la empresa  Robles y Gopar, que  se comprometió a entregar la escuela en 95 días, pero tampoco cumplió, argumentando que Iocifed no le pagó.

De acuerdo con el informe entregado por Adolfo Maldonado, titular de Iocifed, al Congreso del Estado, en el Istmo de Tehuantepec, hay un avance de 98% en la reconstrucción de 282 escuelas dañadas por los sismos, sin especificar cuántos estudiantes continúan abandonados en aulas provisionales como la primaria Miguel Hidalgo, que se adapta a la nueva normalidad con los mismos rezagos de antes de la crisis sanitaria.

Comentarios