Así como ella, los restauranteros establecidos como Arturo Lara, dueño del restaurante Ve el mar, en Bahía Santa Cruz, agradecen el poco turismo que se ha dejado caer en estas vacaciones, que les recuerdan los días “santos” del catolicismo.
“Esperábamos más, la verdad, pero la gente aún tiene miedo de salir, pero los pocos que tenemos, un 36%, confían en el destino, que ocupa los últimos lugares entre los destinos de playa del país por tener el menor número de contagios, eso es bueno para todos”, dice.
Lo anterior porque se tenía fe en que, aunque los visitantes internacionales de Canadá y Estados Unidos no vendrían, se podría salvar la temporada con los visitantes nacionales, pero faltó mucho para que se concretara esa esperanza.
Aún así, fueron las familias quienes salvaron la economía de muchos otros comerciantes, pues llegaron en sus propios vehículos. Matilde, por ejemplo, la vendedora de La Entrega, cuenta que le sorprendió no ver ningún autobús en todo el camino que lleva a la playa. Los pocos bañistas llegaron en sus propias camionetas.
“Antes las filas eran enormes, desde la carretera ya no había espacio para los autobuses, había mucho turista, la playa estaba a reventar, yo no me daba abasto. Todo se acababa. Hoy, en cambio, no hay un solo autobús, apenas y vendemos, no decimos que no tenemos ventas, pero no como antes”, comenta doña Matilde.
Ricardo Pacheco, regidor de Turismo del ayuntamiento de Huatulco, señala que en esta Semana Santa la ocupación hotelera estaba entre un 36%, pero aún esperaban que en los últimos días aumentará a 45%, lo que pudiera dar un respiro a la lastimada economía.