Músicos de Juchitán empeñan sus instrumentos y resisten un año lleno de silencio por Covid-19
Entre el terremoto de 2017 y la pandemia, "los músicos sobreviven con penurias”, afirma el secretario de la delegación sindical que agrupa a unos 200 filarmónicos de Juchitán, quienes han protestado a través de bloqueos para exigir apoyos del gobierno.
Juchitán de Zaragoza.— Al cumplirse un año desde que el Covid-19 silenció los instrumentos de unos 200 músicos filarmónicos juchitecos por la prohibición de festejar, ahora sobreviven con rifas y ventas de alimentos y artesanías ante la ausencia de celebraciones. “Por la suspensión de las fiestas, perdimos muchos contratos”, relata el dirigente Arquímides López.
Desesperados por la falta de ingresos y con la economía hecha añicos, al igual que otros sectores productivos de la ciudad zapoteca de Juchitán, los músicos han realizado distintos bloqueos desde la semana pasada en la carretera Panamericana, a la altura del entronque en la ciudad de Tehuantepec, para exigir el apoyo del gobierno oaxaqueño para sortear sus dificultades económicas.
“Tenemos un año sin tocadas; hay grupos musicales que habían adquirido equipos nuevos, luces, bocinas, micrófonos y ahora andan empeñando todo y sin la esperanza de que algún día los recuperen. Otros grupos, de plano no han terminado de pagar sus equipos y están endeudados”, dice el músico Ignacio, quien con dolor se desprendió de su saxofón. “Lo vendí”, confiesa.
Contradictoriamente, el Covid-19 borda todos los días una aureola de tristeza alrededor de un círculo festivo que, hasta antes de la emergencia sanitaria, era una de las actividades principales en la derrama económica en Juchitán. “Todos saben que las fiestas en Juchitán son el principal motor del dinamismo económico”, detalla.
No le falta razón. Alrededor de fiestas como bodas, XV años, bautizos, cumpleaños y las Velas juchitecas, hay eslabones vivos del comercio: ganan los coheteros, las peinadoras, los transportistas, las bordadoras, los negocios de prendas de vestir, los orfebres, los dueños de tiendas de regalos y de plásticos, se llenan los hoteles, los restaurantes y crece el comercio en los mercados.
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“Tristemente hoy el Covid-19 apagó la música y ya llevamos un año así. ¿Cómo hemos sobrevivido? Pues si alguien nos regala una plancha, una licuadora, pues organizamos una rifa. Ha habido personas que nos regalan huipiles bordados y ahí vamos con la rifa. Algunos compañeros han aprendido a elaborar hamacas y a venderlas”, comenta Estervina Morgan.
Además, cuentan que entre todos los filarmónicos acuerdan qué familia preparará los alimentos para vender de forma recurrente y con ello seguir manteniéndose.
“Hemos hecho casi de todo para sobrevivir; otras personas solidariamente nos dan huevos, azúcar, harina de maíz y ahí la llevamos. Han sido meses muy críticos para todos los músicos”, dice Armando, quien agrega que hicieron un maratón musical para recolectar despensas.
Armando es uno de esos filarmónicos que con mucha pena y demasiada tristeza se desprendió de su instrumento musical.
Acudió a una casa de empeño donde le prestaron una cantidad de dinero, pero ahora no está en condiciones de reunirlos y da por perdida la trompeta que con tanto sacrificio compró poco después del terremoto de 2017.
“Entre el terremoto y el Covid-19, los músicos sobreviven con penurias”, dice Arquímides López, secretario de Organización de la delegación sindical de los músicos que agrupa a unos 200 filarmónicos.
Lo anterior porque tras el sismo de septiembre de 2017, todas las velas se suspendieron y la ciudad quedó envuelta en el silencio y el luto. Ahora, el Covid-19 apagó la alegría musical.
Apenas este jueves, alrededor de 300 auténticos integrantes de grupos musicales activaron una vez más un bloqueo en demanda de respuesta de apoyo ante la crisis. Los filarmónicos esperan que los funcionarios del gobierno oaxaqueño cumplan con el compromiso de otorgarles una ayuda económica para que puedan seguir soportando este largo silencio que llevan las fiestas juchitecas.
El panorama no es alentador, pues el edil Emilio Montero reconoce que se ha dificultado apoyar con “mayor énfasis” a todos los sectores productivos, en este caso a los músicos.