La policía recuerda el día en que recibió una llamada de emergencia. Al llegar al lugar, la Unidad de Género encontró a una mujer y a su hijo golpeados brutalmente por su pareja. El hijo intervino para defender a su madre y resultó con fuertes lesiones en un ojo.

Casandra Bautista los trasladó con un médico para recibir atención, luego llevó a la mujer a la fiscalía y finalmente al DIF municipal, como una medida de protección. Además, la comandante hizo las gestiones económicas para que la víctima y su hijo pudieran regresar a la Ciudad de México, de donde es originaria.
Laritza Avendaño Sarabia, directora de la Instancia Municipal de la Mujer, explica que la estrategia la implementaron por la alta incidencia de violencia de género en las más de 80 agencias del municipio y porque, al ser cabecera distrital, atienden casos de otras poblaciones.
El mapeo se construyó en coordinación con la Dirección de Información y Estadística, encargada, entre otras cosas, de sistematizar la información de las llamadas al 911.
Con el paso de los días, encontraron un retraso para atender los casos, porque entre que se hacía el llamado al 911 que opera en la ciudad de Oaxaca y en lo que se informaba a la corporación de Seguridad Pública, se perdía un tiempo valioso. Por eso, también decidieron impulsar un número local para tener una reacción inmediata.

Con esa información, se logró crear un mapa en el que están identificadas las zonas con mayor violencia de género e, incluso, los hogares en los que viven hombres violentadores. Así, la Unidad de Género realiza patrullajes constantes con el fin de contener la violencia y, si es posible, erradicarla.
Casandra Bautista explica que algunas mujeres se niegan a denunciar o si lo hacen, al poco tiempo vuelven con sus parejas. Por eso, dice, hacen recorridos por sus casas y encienden las torretas de las patrullas, para que los violentadores sepan que están ahí y que las mujeres no están solas. El mapa también les permite llegar más rápido a una llamada de auxilio.
“Lo que hicimos es ir ubicando, a través de estos llamados, un potencial de violencia si la mujer no denuncia. Es probable que vuelva a suceder, entonces la patrulla sabe que ahí tiene que darle prioridad, no podemos obligar a la mujer a que denuncie, tratamos de orientarla, pero si no lo desea, no se lo puede obligar. Entonces, la patrulla sabe que cuando le llamen directamente tiene que acudir porque es una señal de que la violencia aumenta.
“Consideramos que lo hemos contenido, porque no podemos decir que lo hemos erradicado. Eso sería increíble, pero la verdad y la realidad es que no podemos mencionar que no hay estos tipos de violencia de género”, reconoce Avendaño.
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