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A nuestra oficina no ha llegado ninguna solicitud para organizar la consulta, estamos pendientes, pero al conocer el proyecto, la semana pasada le hicimos llegar a la SENER y a la CFE, que eviten pronunciarse sobre el tema con los pobladores. De igual forma se lo hemos pedido a la empresa danesa, porque al ser un proyecto energético, la consulta debe realizarse a petición de la comunidad, cuando considere que sus recursos naturales estén en riesgo.
De acuerdo con un folleto difundido en la población, la empresa propone un pago anual por hectárea de 540 pesos, durante los primeros cuatro años por reserva y desmonte de todo tipo de vegetación, y posteriormente, una vez que arranque el proceso de generación eléctrica de 500 megawats con la operación de miles de paneles solares distribuidos sobre las tres mil hectáreas, la compañía de Dinamarca, pagará 23 mil pesos por hectárea al año.
Quizá podría parecer una suma atractiva, pero ¿dónde van a sembrar los campesinos?, ¿dónde van a alimentar sus ganados? ¿dónde van alimentarse los pájaros?, comenta José Antonio Amado Osorio, quien dice que el proyecto pretende un terreno limpio, sin árboles de mango, chicozapotes o de guanábana, sin pastizales, sin vacas, sin cultivos de maíz, de frijol o de calabaza. Quieren un terreno libre de obstáculos y que después la misma empresa cercará.
En una breve revisión sobre los puntos donde se han instalado las 23 centrales fotovoltaicas que actualmente tiene México, incluyendo el que está construyendo el gobierno federal en Puerto Peñasco, Sonora, están asentadas en áreas que no tienen vocación agrícola ni ganadera, distantes de los asentamientos humanos y no afectan ningún tipo de producción. La planta que se propone establecer en San Pedro Comitancillo, arrasaría con tres mil hectáreas de tierras productivas.